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La distinción en los sentidos internos


Enviado por   •  8 de Julio de 2014  •  Ensayo  •  1.432 Palabras (6 Páginas)  •  222 Visitas

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La distinción en los sentidos internos

Autor Juan Fernando Sellés

Curso y Apuntes sobre la antropología filosófica

Al conocimiento sensible que permiten los sentidos externos sigue el de los sentidos internos, que captan, o bien los actos de nuestros sentidos (sensorio común), o bien retienen objetos conocidos por la sensibilidad externa (memoria), o bien forman otros nuevos (imaginación), o bien los valoran (cogitativa). Los sentidos internos son cuatro, también siguiendo la clasificación tradicional, y tienen su soporte orgánico en el cerebro. Distinción tomada también de los distintos actos y objetos por ellos conocidos. Son el sensorio común, también denominado conciencia sensible o percepción, la imaginación, la memoria sensible, y la que los medievales denominaban cogitativa (llamada estimativa en los animales). El sensorio común percibe los actos de los sentidos externos. Capta, siente, por ejemplo, que se está viendo, oyendo, etc. Una cosa es ver acto de la vista y otra sentir que se ve, asunto propio del sensorio común o percepción sensible. La imaginación forma imágenes, asocia esas formas, y forma otras nuevas sin intención de tiempo. La imagen de centauro, por ejemplo, responde a una asociación; la de dodecaedro es una forma nueva. La memoria sensible retiene objetos percibidos por los sentidos externos. Se puede recordar, por ejemplo, durante un invierno nevado los colores ocres de un paisaje otoñal; se puede recordar la melodía que forman los sonidos de nuestro CD favorito que no estamos oyendo ahora. Su intención es, pues, de pasado. La cogitativa, por su parte, valora lo percibido y retenido, y forma proyectos concretos de actuación en el futuro que permiten huir de lo nocivo o buscar lo conveniente. Así se forma, por ejemplo, la elección del menú tras leer la carta que se nos presenta en un restaurante: destacamos una posibilidad en particular sobre otras. Su intención es, por tanto, de futuro. Y como el futuro es ontológicamente más relevante en el hombre que el pasado, éste sentido es superior a la memoria. Una central similitud entre los sentidos internos animales y humanos radica en que los cuatro sentidos internos, a pesar de su jerarquía, están entrelazados y todos ellos cuentan con el mismo soporte orgánico: el cerebro. Por eso tanto los animales como el hombre perciben (sensorio común) que imaginan, que recuerdan asuntos concretos, que forman proyectos particulares de futuro. Todos imaginan (imaginación) percepciones, recuerdos y planes. Todos recuerdan (memoria) percepciones, imaginaciones y objetivos. Y todos valoran (cogitativa) percepciones, imaginaciones y recuerdos. De manera que esto parece indicar que en el fondo se trata de un único sentido, con un único soporte orgánico, pero que cuenta con niveles de conocimiento jerárquicamente distintos. En cuanto a las diferencias del hombre con los animales en los sentidos internos, éstas son mucho más marcadas en los superiores, que en el sensorio común. Nuestro sensorio común o percepción sensible siente en común los actos de los sentidos externos, y nota que la distinción jerárquica entre ellos es la mejor posible para conocer la realidad sensible, porque conocemos más con los más cognoscitivos que con los menos, asunto ausente en los animales que carecen de esa jerarquía. A distinción de los animales que presentan nuestra jerarquía, nosotros notamos más en común que ellos los distintos actos de los sentidos externos, es decir, notamos que en tales actos hay más homogeneidad que disparidad o heterogeneidad, lo cuál es síntoma de mayor armonía. En efecto, el tacto de las aves es muy burdo comparado con su vista. De modo que para el águila, por ejemplo, sentir que toca con sus garras es excesivamente distinto (por muy inferior) de sentir que ve con sus ojos. Tomemos ahora en consideración los otros tres sentidos internos, que son más altos que la percepción sensible. La imaginación nuestra tiene diversos niveles. El más básico y el que tenemos en común con los animales es la imaginación eidética. Es la que se da, por ejemplo, en los sueños, y está muy pegada a lo particular sensible antes percibido. Superior a ésta, y ya distinta de los animales, es la imaginación proporcional. Es la que nos permite formar esquemas de asuntos antes percibidos: caballo, hombre, etc. . Superior a ésta es la imaginación asociativa, porque es la que extiende

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