La esencia de la realidad cotidiana

A pesar de haber múltiples focos de atención, o múltiples realidades, la realidad cotidiana es la realidad por excelencia, suprema. Esta realidad se presenta como un mundo intersubjetivo (yo se que compartimos dicha realidad que se organiza de la misma manera a pesar de las diversas perspectivas), para diferenciarse de otras nociones que yo pueda tener, y es compartida con los otros.

La realidad es autoevidente, por lo que busco verificarla todo el tiempo. Existen zonas límites de significado, que forman parte de la realidad, pero parece que se escaparan de ésta, no puedo explicarlas ni alcanzarlas, ya que me siento parte de otra realidad (como cuando estoy soñando). Pero por el solo hecho de decir esto, incluso cuando se la considera extraña, ya pasan a formar parte de la realidad cotidiana. Hay un sector de la realidad que forma parte de la rutina, y un sector problemático, de crisis, que rompe con esta rutina y te saca de contexto. Uno trata de abordar estas crisis desde lo cotidiano y lo coherente.

Dentro de la realidad cotidiana hay una interacción social. En la situación cara a cara, hay un intercambio de expresividad, en el que el aquí y ahora de diferentes personas comparten una misma situación. Se pone en juego la subjetividad de cada uno en su máxima expresividad, y uno es completamente real o accesible de manera prerreflexiva (directamente). Para poder conocerme a mí mismo necesito un tiempo de reflexión a través de la mirada del otro sobre mí.

La realidad cotidiana entonces está objetivada, no es objetiva, sino un consenso al que se llega en la interacción, ordenada a través del lenguaje. La expresividad humana es capaz de objetivarse y extenderse más allá del cara a cara. La objetivación es la producción de signos que se agrupan en sistemas que implican lo verbal y lo gestual, agrupados en el lenguaje. El lenguaje usado en la vida cotidiana me proporciona continuamente las objetivaciones indispensables y dispone el orden dentro del cual estas adquieren sentido y dentro del cual la vida cotidiana tiene significado para mí.

Característica del lenguaje: SEPARATIVIDAD (de lo verbal y lo gestual), que me permite: - acumular experiencias y transmitirlas de generación en generación (más allá del cara a cara) - sincronizar una conversación con intenciones subjetivas (a medida que hablo, pienso) - trascender las zonas límites de significado (poniéndolas en palabras) - construir signos abstractos - hacer un acopio social del conocimiento.

La institucionalización es la tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipo de actores (roles).

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