La felicidad no se produce por grandes golpes de fortuna, que ocurre raras veces

L.C.C. Ana Judith Pelayo Hernández

1er cuatrimestre.

“UN MOTIVO SECRETO”

La felicidad no se produce por grandes golpes de fortuna, que ocurre raras
veces, sino por pequeñas ventajas que ocurren todos los días. - B. Franklin.

 Alguna vez se han preguntado ¿Qué es la alegría? ¿Es lo mismo estar alegre a estar feliz? ¿De dónde viene la alegría? Esas mismas preguntas me las hice el viernes pasado, el miércoles cuando me desperté, el domingo de hace dos semana mientras comía… creo que son preguntas que me hago día con día. Después de tanto cuestionarme sigo sin encontrar la respuesta, lo que si descubrí fue “un motivo secreto”.

Pienso que así como yo hay miles, quizás millones de personas que se preguntan esto sin encontrar respuesta. Un día me di cuenta de que la respuesta está todos los días rodeándonos, ya sean: personas, animales, objetos, canciones o cualquier otra cosa o circunstancia. Sin embargo los seres humanos somos tan ciegos y egoístas que no nos damos la oportunidad de ser felices todos los días, de estar alegres. Creemos que la alegría proviene de un motivo, de alguien, de algo, sin darnos cuentan que es una decisión que podemos tomar día con día; y no lo hacemos por estar entretenidos preguntándonos o buscando repuestas donde no las hay.

Yo llegue a encontrar mi “motivo secreto de alegría”. Bueno, no lo encontré yo, me ayudaron a encontrarlo y no fue una ni dos personas, fueron varias las que me hicieron darme cuenta que la vida es muy corta para está buscando “motivos” para sonreír, para ser felices. La única respuesta que encontré fue a la pregunta: ¿Es lo mismo estar alegre y ser feliz? No, yo no lo considero igual. Para mí, estar alegre es una emoción en cambio ser feliz es un estilo de vida.

Ese estilo de vida es muy fácil de adoptar, basta con entender que: el despertar un día más, poder caminar, oler, sentir, observar, el simple hecho de estar vivos es “UN MOTIVO” de alegría, de felicidad. El detenernos un momento a observar el atardecer, el hacer reír a alguien o el regalar una sonrisa, el dar un abrazo, el decirle a alguien lo mucho o poco que se le quiere (o en su defecto, que se le odia) eso, es motivo suficiente para ser feliz. Debemos dejar de creer que la alegría viene de grande momentos y entender que se forma o mejor dicho, que la formamos de pequeñas circunstancias.

Alguien dijo un día: Le pregunte a un a cebra si era negra con rayas blancas o blanca con rayas negras- y la cebra me respondió -¿Tú eres feliz con momentos tristes o eres triste con momentos felices? –Desde entonces dejé de hacerle preguntas tontas a las cebras-.

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