La historia del diente de león niña
Enviado por Roberto44441 • 20 de Mayo de 2014 • 1.357 Palabras (6 Páginas) • 225 Visitas
Dandelion Girl
La chica en la colina hizo pensar a Marcos en Edna St. Vincent Millay.Tal vez fue debido a la forma en que ella estaba allí de pie en el sol de la tarde, su pelodandelion al viento, tal vez fue por la forma en que su viejo vestido blanco searremolinaba alrededor de sus piernas largas y delgadas. En cualquier caso, tuvo la claraimpresión de que ella había salido de alguna manera fuera del pasado y del presente, y esextraño, porque, como resultaron las cosas, no era que había salido del pasado, si no delfuturo.Se detuvo a cierta distancia detrás de ella, respirando con dificultad por la escalada. Ellano lo había visto todavía, y se preguntó cómo podía hacerle notar su presencia sinasustarla. Mientras pensaba, sacó su pipa y la llenó y la encendió, ahuecando las manossobre la taza y resoplando hasta que el tabaco brilló intensamente. Cuando él la miró otravez, ella había dado la vuelta y lo miraba con curiosidad.Caminó lentamente hacia ella, consciente de la cercanía del cielo, disfrutando de lasensación del viento en la cara. “Deberia ir de excursión con más frecuencia”, se dijo. Élhabía estado vagando por el bosque cuando llegó a la colina, y ahora el bosque que habíadetrás y por debajo lejos de él, quemando con cuidado con los primeros fuegos pálidos dela caída, y más allá de los bosques estaba el pequeño lago con su complemento de muellede la cabina y la pesca . Cuando su esposa había sido inesperadamente convocado paraservir como jurado, había sido obligado a pasar solo las dos semanas que había salvado desus vacaciones de verano y se había llevado una existencia solitaria, la pesca en el muelledurante el día y la lectura de las noches frías de distancia antes de la gran chimenea en elsalón raftered, y después de dos días de la rutina había alcanzado a él, y él se habíaquitado en el bosque, sin propósito o dirección y, finalmente, había llegado a la colina ylo había subido y he visto a la niña .Sus ojos eran azules, que vio cuando se acercó a ella, tan azul como el cielo queenmarcaba su esbelta silueta. Su rostro era ovalado y joven y suave y dulce. Evocó undéjà vu tan conmovedora que tuvo que resistir el impulso de alcanzar y tocar a su viento besó la mejilla, y aunque su mano no dejó su lado, sintió que su hormigueo en los dedos.¿Por qué, tengo cuarenta y cuatro años, pensó con asombro, y ella es apenas algo más deveinte años. Lo que en nombre del cielo, se ha apoderado de mí? "¿Estás disfrutando de lavista?" -preguntó en voz alta."Oh, sí", dijo ella y se volvió y arrasó su brazo en un semicírculo entusiasta. "No essimplemente maravilloso!"Él siguió su mirada. "Sí", dijo, "que es". Por debajo de ellos el bosque comenzó de nuevo,luego se extendió a lo largo de las tierras bajas en colores cálidos de septiembre, queabarca una pequeña aldea a varios kilómetros de distancia, que finalmente llegaron antesde los puestos primeros de la frontera suburbana. A lo lejos, la neblina se suavizó lasilueta dentada de la ensenada de la ciudad, lo cual le otorga el aspecto de un castillomedieval en expansión, lo que hace menos de una realidad que un sueño. "¿Usted es de laciudad también?" , preguntó."En cierto modo soy", dijo. Ella le sonrió. "Yo soy de la Ciudad de Ensenada dedoscientos cuarenta años a partir de ahora".La sonrisa le dijo que no esperaba que él le cree, pero daba a entender que sería buenoque él jugaba. Él le devolvió la sonrisa. "Eso sería el año veinte hasta doscientos uno,¿no?" dijo. "Me imagino que el lugar ha crecido enormemente en ese momento.""Oh, se ha", dijo. "Es parte de una megalópolis ahora y se extiende todo el camino hasta allí." Se refirió a la franja de la selva a sus pies. "Dos Mil Cuarenta y la calle se ejecutadirectamente a través de ese bosque de arces de azúcar", continuó, "y ves que la posiciónde las langostas más de allí?""Sí," dijo, "yo los veo.""Ahí es donde la nueva plaza es. Su supermercado es tan grande que tiene la mitad de undía
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