La ilusión de la igualdad.

La ilusión de la igualdad.

En primera instancia, por más crudo que suene, no creo que exista en práctica este concepto, ejemplo, ante la ley: “todos somos iguales ante la ley…” pero váyase el caso donde esto no se cumple, de manera exacerbada o inexistente –creo que está de más colocar ejemplos de hoy en día, ya que se pueden observar en las noticias de día a día-.

Pero, ¿Qué hay del ámbito social? Todos tenemos los mismos derechos, y con ello, sin pisotear los derechos de los demás, podemos vivir en armonía. Sin embargo, esto tampoco sucede, mas no es porque estemos maleducados (en algunos casos podría ser por eso), sino que es mero instinto de dominancia con el que nace el ser humano. A lo que a mí me gusta llamar “el pecado original” pues todos lo poseemos, como si fuera un tipo de maldición que al final nos termina beneficiando a base costos, ya sean grandes esfuerzos, mañas, o pisoteando a los demás.

Vivimos en una época inestable, donde cada vez hay más y más competencia, todo se resalta con más frecuencia (gracias a las redes sociales y telecomunicaciones) el querer estar uno sobre otro. Donde los estudiantes se les enseña a competir por un puesto de trabajo, y los demás, que no tuvieron un instinto de dominancia más prepotente dejarán de existir. Así como sucedió en la época del racionalismo: si no eras capas de razonar ideales, simplemente no existías.

Ahora, mi preocupación, ¿Será este un nuevo “racionalismo”? Si sí, será muchísimo más agresivo que su predecesor, ya que éste no se reducirá a la capacidad de racionar, sino a la mano de obra.

Este “pecado original” con el que hemos sido bendecidos es el que, si lo sabes desarrollar, nos hará capaces de prosperar sobre los demás, ya que probaremos que no somos uno más del montón. Y, para aquellos que están atascados en el montón, que lo descubriría como un limbo lleno de almas ansiosas, otras indignadas, pero la mayoría, cegadas y tranquilizadas por una venda que les dirá que aquellos que fueron vencedores son iguales a ellos. Pero pasa también, que hay gente en el montón que no debería estar allí, gente, o en este caso, víctimas que tuvieron el aptitud dominante de sobresalir, mas desgraciadamente no se les dio la oportunidad, o se les fue aprehendida.

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