La ilustración por Kant

Nos encontramos ante un breve ensayo elaborado en 1784 por el famoso filósofo  prusiano Immanuel Kant. El autor trata de dar su pensamiento sobre  el fenómeno cultural conocido como “La ilustración”. Dicho fenómeno de forma genérica sostiene que la razón humana puede combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía pudiendo lograr un mundo mejor. Kant va a tratar dos cuestiones fundamentales. Una primera cuestión sería  la necesidad de una ilustración religiosa, y una segunda sería la excelencia del monarca ilustrado que no sólo permite la libertad en el ámbito religioso sino que también lo permite en materia de legislación.

Comienza diciendo que la ilustración está relacionada con la libertad, la palabra ilustración significa que el hombre es capaz de tomar sus propias decisiones en lugar que otros hombres la tomen por él, por eso para Kant es indispensable la libertad de expresión y la elaboración de opiniones propias por parte del hombre sin dejarse influir. Kant cree que la falta de libertad de los hombres no se debe a que no dispongan de inteligencia, puesto que para él todos tienen la capacidad de poder razonar, sino que se debe a la pereza y a la falta de valentía.

En este sentido, el primer requisito que debe tener la lustración es la salida del hombre de su minoría de edad, en otras palabras, eliminar del hombre su incapacidad de elaborar un pensamiento propio sin guiarse de otro. Según el autor la primera causa de esta minoría se debe a la falta de valentía y decisión, por eso pone en latín la frase “Sapere aude”, cuyo significado es atrévete a pensar por ti mismo. Punto en el cual estoy totalmente de acuerdo con Kant, es muy fácil no pensar y que otros piensen por ti, demasiado cómodo ser siempre un menor de edad y no poner en marcha nuestra capacidad racional del saber y del actuar. Está claro que dejar que otros piensen por nosotros conlleva a que estos tutores tengan la capacidad de atontarnos, creando  así a sujetos incapaces de caminar por si solos, es decir, personas fáciles de manejar. Por tanto, como dice Kant, solo el sujeto es culpable de que se produzca esto.

Kant dice que la tutoría intelectual se ejerce principalmente en el ámbito político y religioso, siendo este último en el que centra su interés. Las razones de esto están claras, lo que quizás no esté claro es el porqué de las mismas, y es esto lo que voy a tratar de explicar a continuación. Considera la minoría de edad en materia religiosa como las más humillante y más perjudicial, debido a que la religión no ilustrada, es decir las religiones positivas, ejercen su poder eliminando de las personas aquello que es más genuino el comportamiento responsable no guiado por el miedo. Las religiones positivas prescriben una serie de ritos externos, en los cuales el individuo no manifiesta su intencional compromiso religioso, sino el mero cumplimiento externo, muchas veces guiado por el miedo y no por el cumplimiento del deber. Las otras razones que Kant considera son la falta de interés por otros temas, como las artes y las ciencias, en la dirección del pensamiento, esto se es debido por la falta de competencia de los tutores en estos temas y porque no son temas que a ellos le convengan, ya que con ellos no  manipula bien al sujeto como sucede con la religión que se funda en el miedo del individuo.

De este modo, según el autor,  es necesario una ilustración religiosa, la cual sólo es posible a través de una religión racional, despreciando cualquier tipo de religión revelada o positiva. Dice que la ilustración religiosa es una ilustración moral, mediante la cual llegamos a que el individuo respete una serie de normas apoyado únicamente en el cumplimiento del deber, y mediante esta conducta voluntaria y bien intencionada consigue el individúo cumplir la voluntad divina. Así en la ilustración religiosa moral y religión se identifican, ya que lo que la religión racional trata de defender es el cumplimiento por el simple hecho del deber de las normas morales.

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