La naturalización de lo social
Enviado por Ghassan Hababeh • 10 de Septiembre de 2021 • Apuntes • 1.698 Palabras (7 Páginas) • 143 Visitas
“No es natural” (Josep-Vincent Marqués)
Primer capitulo del libro "Para una sociologia de la vida
cotidiana".
“No es natural” (Josep-Vincent Marqués)
Algunas formas de vida distintas de las vigentes tienen gracia,
indudablemente. Para mejor y para peor, las cosas podrían ser de
otra manera, y la vida cotidiana de cada uno y de cada una, así
como la de los “cadaunitos” sería bastante diferente. La persona
lectora no obtendrá de este libro recetas para cambiar la vida ni -
sin que vayamos a hilar demasiado fino sobre la cuestión- grandes
incitaciones a cambiarla, pero sí algunas consideraciones sobre el
hecho de que las cosas no son necesariamente, naturalmente, como
son ahora y aquí. Saberlo le resultará útil para contestar a algunos
entusiastas del orden y del desorden establecidos, que a menudo
dicen que “es bueno y natural esto y aquello”, y poder decirles
educadamente “veamos si es bueno o no, porque natural no es”.
Consideremos un día en la vida del señor Timoneda. Don Josep
Timoneda i Martínez se ha levantado temprano, ha tomado su
utilitario para ir a trabajar a la fábrica, oficina o tienda, ha vuelto a
casa a comer un arroz cocinado por su señora, y más tarde ha
vuelto de nuevo a casa, después de un pequeño altercado con otro
conductor a consecuencia de haberse distraído pensando en si le
ascienden o no de sueldo y categoría. Ya en casa, ha preguntado a
los críos, bostezando, por la escuela, ha visto un telefilme sobre la
delincuencia juvenil en California, se ha ido a dormir y, con ciertas
expectativas de actividad sexual, ha esperado a que su mujer
terminara de tender la ropa. Finalmente, se ha dormido pensando
que el domingo irá con toda la familia al apartamento. Lo último
que recuerda es a su mujer diciéndole que habrá que hablar
seriamente con el hijo mayor porque ha hecho no se sabe qué cosa.
Este es el inventario banal de un día normal de un personaje
normal. La vida, dicen. Pero ¡atención! Si este es un día normal, es
porque estamos en una sociedad capitalista con predominio
masculino, urbana, en una etapa que llaman sociedad de consumo
y, dependiente culturalmente de unos medios de comunicación de
masas subordinados al imperialismo. El personaje normal si la
sociedad fuera otra, no tendría que ser necesariamente un varón,
cabeza de familia, asalariado, con una mujer que cocina y cuida de
la ropa, y con un televisor que pasa telefilmes norteamericanos.
Hablando de José Timoneda Martínez, consideremos ahora cómo
incluso su nombre está condicionado por una red de relaciones
sociales. Oficialmente no se llama Josep Timoneda i Martínez sino
José Timoneda y Martínez, vuelve la cabeza cuando lo llaman
Pepe, se cabrea en silencio cuando es el jefe de personal quien le
llama Timoneda sin el señor delante, y enérgica y explícitamente
cuando es un subordinado suyo quien lo hace; insiste, o no, en
hacerse llamar Pepe por una mujer según el aspecto que ella tenga,
y se siente bastante orgulloso de ser cabeza de familia, porque así
los niños han de nombrarlo según su cargo doméstico de “papá”.
Hay mucho más, sin embargo, en su nombre mismo. No diré
simplemente que si hubiese nacido en África quizá se llamaría
Bambayuyu, que es un nombre muy sonoro y de un exotismo
justificable por la diferencia de lengua. No. Si salimos de nuestro
ámbito, que no naturalmente habría de componerse su nombre del
nombre de un santo de la Iglesia católica, de un primer apellido.
Que trasmitirá a sus hijos y que le vincula al padre de su padre, y
un segundo que no transmitirá y que le vincula al padre de su
madre. Es solamente una forma. Podría llamarse Josep hijo de Joan
Timoneda o hijo de Empar Martínez, Timoneda Josep o tomar el
nombre de su origen y resultar Josep Timoneda de Borriana, o
haber podido elegir, al llegar a ser mayor, el nombre o cuál de los
dos apellidos prefería llevar adelante.
Podría ser de otra manera, pero ésta es la que le ha correspondido,
ya que vive aquí. Son costumbres. ¡Atención, sin embargo! Hay
quien dice que “son costumbres” como si, reconocido el carácter
no natural de las maneras de vivir, éstas fueran resultado de un
puro azar, cuando en realidad nos reenvían una y otra vez los datos
fundamentales de la sociedad. El nombre del señor Timoneda nos
da pistas sobre la influencia de la Iglesia católica y sobre el hecho
de que los padres pintan más que los hijos, y el padre más que la
madre. Eso en el nombre solamente. Los actos cotidianos del señor
Timoneda nos proporcionan muchas más pistas.
El señor Timoneda podría haber pasado el día de muchas otras
maneras. Nada en su biología se lo impide. Podría haber trabajado
en su casa, si es que se puede hablar de casa al mismo tiempo a
propósito de un espacio de 90 m. en un sexto piso y a propósito de
un edificio que fue la casa de sus antepasados y sigue siendo taller.
La mujer del señor Timoneda podía haber estado haciendo parte de
la faena del taller y el hijo mayor también mientras aprende el
oficio del padre. El más pequeño de los críos podía haber pasado el
día en la calle o en casa de otros vecinos, sin noticia ni deseo de
escuela alguna.
O bien, el señor Timoneda podía haber pasado el día cocinando
para la comunidad, por ser el día que le tocaba el trabajo de la casa,
mientras los demás trabajaban en el campo, en la granja o en los
talleres, grandes o pequeños, todos proporcionalmente a sus
fuerzas y habilidades; y hacia el atardecer reunirse todos para
reírse ante una televisión más divertida o para discutir
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