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La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y de la política social.


Enviado por   •  12 de Octubre de 2016  •  Resumen  •  1.727 Palabras (7 Páginas)  •  2.362 Visitas

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Reseña Max Weber

Título: La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y de la política social (1904).

En su texto, Weber comienza comentado cuál será el enfoque que tendrá su revista de ciencias sociales: conocer los hechos de la vida social, cómo se forman los juicios de aquellos problemas prácticos, y por ende, realizar una crítica a lo político-social, las legislaciones

. La ciencia que se aplicará en dicha revista será la que tenga por objeto las instituciones y los procesos de la cultura, partiendo desde una perspectiva práctica, empírica, que combine tanto el relativismo histórico como el evolucionismo ético (quitarles formalidad y ver cuáles son sus contenidos en un momento). Se tratarán problemas de carácter típico-sociales, aquellos que deben cuestionarse los criterios de valor, teniendo en cuenta la dimensión cultural y no únicamente “los intereses de clase”.

El interés de Weber radica en estudiar la acción social, por tanto, la acción que tiene un sentido respecto a otro o para el propio ejecutor de la acción. La sociología busca entender, a partir de la interpretación de los juicios de valor, su desarrollo causal y los efectos implicados. De este modo rechaza la idea de una ciencia que pueda resolver problemas universales, ya que el sentido del mundo es relativo y las cosmovisiones pueden variar y contraponerse unas a otras.

La ciencia debe poder brindarles a los individuos la posibilidad de conocer qué medios pueden utilizar para conseguir ciertos fines con sus acciones, jerarquizarlos y así observar cuáles son las consecuencias posibles. Tratar científicamente los juicios de valor permite al hombre comprender y revivir tanto sus juicios de valor como los ideales que se encuentran en su persona pudiendo juzgarlos críticamente. La posibilidad de que el individuo reflexione sobre lo que pueda costar su accionar, es decir, sopesar entre fines y consecuencias, es una de las funciones esenciales de la crítica técnica. La ponderación valorativa que realiza el individuo o el investigador, de acuerdo a su cosmovisión individual, debe ser puesta en cuestión por esta nueva ciencia.

Los juicios de valor implicados en las subjetividades individuales no deben ser excluidos de la ciencia, sino que deben ser tenidos en cuenta. El juicio de valor es una posición positiva o negativa del individuo frente a algo, son aquellos valores que caracterizan al como "debe ser" algo, no así refiriéndose a lo real, sino a un ideal. El juicio de hecho son las relaciones entre los fenómenos, se podría decir que son los criterios de evaluación basados en lo observable. Al diferenciarlos, pone en discusión el tema de la subjetividad y de la objetividad que va a ser fundamental en las ciencias sociales; la primera, corresponde a los valores, y la segunda a analizar la relación entre los fenómenos sociales.

La tarea científica implica delimitar el objeto de estudio, y el investigador lo hace de manera imparcial, y sobre todo, con unilateralidad, a través de la relación de valor. Unilateral porque ante una infinidad de posibilidades y áreas de vinculación ante un interés del investigador, éste decide tomar uno o unos pocos puntos de interés, limitando la investigación. Con relación a valor, porque la selección realizada es históricamente relevante.

Para la construcción de una ciencia social que estudie la acción social se requiere un criterio de objetividad, es decir, una determinada actitud que adopta el investigador ante la realidad social, que vale resaltar, es caótica (y deber ser ordenada). La ciencia estudia la cultura a partir de los valores personales, pero el científico no debe quedarse con valoraciones del tipo positivos/negativos, sino que debe darle objetividad, una forma de estudio de esos fenómenos. El conocimiento debe ser empíricamente adquirido y empíricamente verificable. Ésta objetividad se construye de manera particular por estar tratando con fenómenos sociales, que implican un tratamiento específico e individual. Lo que busca decir, es que al sucederse en un momento histórico determinado conllevan una individualidad histórica que los vuelve singulares y a ello es lo que se debe prestar atención. El rol del investigador no va a ser necesariamente estudiarlos en su totalidad, sino a partir de una afinidad electiva selecciona aquellos casos, procesos, normas, leyes, instituciones, etc, que puedan estar o no relacionados con su objeto de estudio. (Por ejemplo, unir el protestantismo al espíritu capitalista, para explicar éste último: en principio, no tienen conexión). El interés cognoscitivo del investigador que lo hace seleccionar un fenómeno particular está conectado con la significatividad cultural, es decir, la pertinencia que el investigador ve en ese fenómeno particular para la explicación y comprensión de su objeto de estudio –y aquí entran en juego los juicios de valor que el investigador lleva consigo. Al haber abandonado la pretensión de universalidad, el método estará orientado a realizar una imputación de un determinado fenómeno como causa de otro fenómeno. Esa forma metodológica de imputación causal es una de las cuestiones que garantizan la objetividad del conocimiento sociológico, ya que no sólo “delimita” de alguna forma el alcance del contenido “subjetivo” del investigador en la investigación, sino que además se trata de una forma lógica básica que nos permite comprender o explicar una

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