La verdadera vida: Un mensaje a los jóvenes -Alain Badiou

La verdadera vida: Un mensaje a los jóvenes

-Alain Badiou

* SER JOVEN HOY EN DÍA: SENTIDO Y SIN SENTIDO

Se ha creado una crisis, una salida del mundo jerarquizado de la tradición, una salida que no propuso una simbolización no jerárquica sino únicamente una violenta sumisión. En esta crisis histórica de simbolización es donde se encuentra la juventud contemporánea tan desorientada. Y esta crisis actúa bajo una fachada neutral de libertad, la cuestión aquí es entrar a un futuro simbolizable a través del vínculo y correspondencia entre construcción y su negación, una simbolización igualitaria. Estamos ante una juventud contemporánea que dispone de una mayor libertad sin esa parte de una iniciación a la vida adulta, una juventud que es alabada ya que es un contexto de jovenismo en donde hay que aferrarse a la juventud y permanecer joven, una menor diferenciación interna, un abismo de clase menos visible en conclusión ser joven en la actualidad es una oportunidad.

Aparentemente todo es color de rosa, pero no resulta tan sencillo todo esto trae como consecuencia un arma de doble filo ya que ese rito de iniciación entre el ser joven y ser adulto se va desvaneciendo se crea una infantilización entre ser uno u otro, una juventud errante, donde no solo se desvanece tal rito, sino que también esa barrera de adultos conteniendo una juventud alabada pero temida y se abre otro abismo al interior de una juventud aparentemente unificada. Lo que propone el autor en cierta parte del escrito es una alianza de lo mejor de dos mundos, los jóvenes y los viejos, aquellos errantes y aquellos no valorados contra los adultos actuales que están en cause de caminos ya trazados.

En todo esto se encuentra el sentido y el sin sentido de la juventud hoy en día, en esta arma de doble filo de lo que representa ser joven en tal contexto, contexto donde existe una falsa vida que esta reducida por todos los medios a la pura y simple satisfacción de las pulsiones inmediatas. La meta de este filosofo es corromper a la juventud para que los jóvenes no entren a tales caminos de ambición, poder, dinero y falsa vida sino a algo superior a todo eso.

Badoui nos habla de “la verdadera vida”, a esta corrupción y conciliación que se menciona al principio, una correspondencia entre la fuerza de construcción y su negación que si bien actúan como enemigas de tal juventud por separado juntas pueden ser algo mejor. Estas fuerzas son en primer lugar la pasión por la vida inmediata desprovista de algún significado y por ende incapaz de durar como una vida verdadera, una juventud que pasa por el poder mortal de lo inmediato y en segundo lugar una pasión por el éxito, por el ser rico, poderoso y con una buena posición, el proyecto del régimen bien construido. Bajo estas dos orientaciones de existencia se rigen los jóvenes, bajo la popular frase de solo se vive una vez o de aquel plan de vida que hacías en secundaria y preparatoria, la pasión de quemar la vida o construirla.

“Puede decirse que está lo que podemos construir, pero también está lo que nos hace ir más lejos; está lo que nos da estabilidad, pero también está nuestra capacidad de viajar, de exiliarnos. Están ambas cosas a la vez. La estabilidad puede desterrarse a partir de una errancia que ya no sea nihilista, sino orientada, una brújula para encontrar la verdadera vida, un símbolo inédito.” La juventud siempre tiene que intentar algo, proponer otra orientación ya que dispone de una mayor margen de maniobra para abrazar como para construir su existencia y más que nada estar atenta a esos signos que apuntan a que podría pasar algo distinto de lo que es.

2- A PROPÓSITO DEL DEVENIR CONTEMPORANÉO DE OS CHICOS

Ya se planteo el que le puede decir un filósofo a la juventud, pero hay un motivo verdaderamente esencial de la diferencia de los sexos. Existe una relación padre e hijo en donde el segundo se maneja en su construcción dialéctica como tal esta relación está presente en este contexto de jovenismo en donde hay una invisibilidad de la vejez y el padre es colocado gradualmente en esta invisibilidad social. Esta construcción dialéctica puede ser entendida en tres términos que se encuentran en los grupos de recepción del hijo y en como este mira al padre. El primero habla del lugar donde se construye la agresividad, el segundo es donde se fomenta la sumisión a la ley y el ultimo donde tiene lugar la iniciación. Esta proposición se basa en la obra de Freud, pero el autor concluye que está descompuesto, por lo que ya no hay una proposición clara en cuanto a la identificación del hijo.

 Esto es lo que podría llamarse el carácter aleatorio de la identidad del hijo en el mundo contemporáneo donde el mayor imperativo social es vigilar que toda individualidad verdadera de pende de la circulación de objetos. La adolescencia es el momento del condicionamiento orgánico al servicio de la competencia comercial, es el momento de la iniciación sin iniciación traza para los hijos tres posibilidades, lo que el autor llama la perspectiva del cuerpo pervertido, la del cuerpo sacrificado y la del cuerpo merecedor.

Los tres tipos de cuerpo; es el espacio de lo que el autor llama el hijo des iniciado, el hijo a quien no se le ofrece una iniciación en el sentido de la transmisión, del relevo, del devenir. Pero aquello que puede mantenernos alejados del cuerpo pervertido, o cuerpo sin idea, es el amor, quizá reinventado, como decía Rimbaud. Pues el amor, experiencia mental viva del Dos, es lo único que puede sustraer el cuerpo del hijo de la soledad pornográfica del cuerpo pervertido. Para terminar con el cuerpo sacrificado, hay que mirar hacia la vida política, una vida política que esté en posibilidades de proponer, en oposición a la ley de la representación comercial y de la inercia suicida adolescente, una figura firme y aceptable de la disciplina desinteresada. Frente al cuerpo merecedor, que utiliza el saber, el conocimiento, para colocarse mejor en la carrera, el recurso del sujeto reside en la gratuidad de la invención intelectual verdadera, en la dicha gratuita de la ciencia y el arte, en la insubordinación de la idea ante el universo monetario de la técnica.

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