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La vida de Sócrates y de su pensamiento


Enviado por   •  23 de Febrero de 2014  •  Trabajo  •  1.904 Palabras (8 Páginas)  •  342 Visitas

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SÓCRATES

Existe una expresión muy común que vale citar para iniciar nuestro diálogo acerca de Sócrates: “Grecia, cuna de la cultura occidental.” Qué podemos decir, qué se nos viene a la mente. Seguramente usted ha realizado varias suposiciones; le invito a relacionar la palabra “cuna” con “fuente”. Ahora, retrocedamos no sólo hasta el año cero sino hasta quinientos años antes de Cristo. En ese tiempo, Grecia fue apreciada por su gran desarrollo cultural. En esas hermosas tierras, narra la historia, se vio nacer la geometría, la medicina, la política, la filosofía, y más. Alguien ser preguntará si los griegos eran tan especiales e inteligentes para dar a luz estos conocimientos o ¿antes no hubieron hombres que descubrieran todo ello? La respuesta para ambas inquietudes es ni eran tan inteligentes ni fueron los únicos. Lo que sucedió es que en esa gran Grecia, ocurrió algo muy peculiar, que es justamente la base del todo lo que hoy es nuestra cultura: el libro. Es decir, los griegos escribieron, sistematizaron, ordenaron el conocimiento que sabían, incluso aprendido de otras culturas y, definitivamente, aportaron nuevas ideas.

Esas obras se estudian hasta hoy. Citemos algunas: “EL ORGANON”, encierra la primera formulación de principios lógicos, fue escrita por Aristóteles, y gracias a aquella, él es conocido como padre de la lógica; “AFORISMOS”, su autor es Hipócrates, padre de la medicina, y, versa sobre algunos principios de la práctica médica. En ese gran mundo de libros, encontramos los de Platón; nos interesan sus obras porque entre sus páginas encontramos el nombre de un gran personaje: Sócrates.

Conversemos, primeramente, algo más acerca de Platón. Su verdadero nombre fue Aristocles; le llamaron Platón porque era un hombre de aspecto fuerte, su espalda tenía una robustez tan pronunciada que, sus omoplatos, cuentan, dieron lugar al sobre nombre de Platón. Este filósofo fue discípulo de Sócrates. Las obras de Platón son muchas; las primeras, contienen mucho del pensamiento socrático; el resto del repertorio bibliográfico muestra el pensamiento del mismo Platón. Es cierto que Platón no fue el único en escribir acerca de Sócrates. Jenofonte, otro discípulo, redactó el título MEMORABLES; Aristófanes, un comediante de la época, escribió, incluso, una comedia: LAS NUBES, ridiculizando a Sócrates.

La obra platónica tiene un estilo narrativo y literario tal que, nos aproxima, con mucha claridad y belleza, hacia muchos acontecimientos históricos y a las ideas de los hombres de esa época. Se suele llamar a los libros de Platón, Diálogos, y, se debe a que ése es justamente el estilo bajo el que escribe. Si usted abre algún diálogo, tendrá la impresión de leer un guión teatral; la obra se desarrolla en medio de personajes que dialogan, que discuten, narran, y así, en medio de todo ello, se evidencia la propuesta y el pensamiento filosófico.

Para nuestro estudio de Sócrates, escogeremos la obra platónica titulada: “La Apología de Sócrates”. “Apología” significa defensa. Platón, bajo el estilo que señalamos en el párrafo anterior, narra cómo Sócrates se defendió en el juicio que perdió y, por el cual, fue condenado a morir, bebiendo el jugo que emana al moler la cicuta.

En el Fedón, también escrito por Platón, hay narraciones de la muerte de Sócrates. Leamos la siguiente cita: “Sócrates empleó las horas que le quedaban de vida en discurrir con sus amigos tebanos, Cebes y Simias, acerca de la inmortalidad del alma. Cuando hubo bebido la cicuta y yacía ya moribundo, sus últimas palabras fueron: Critón, le debemos un gallo a Esculapio; págaselo pues, no lo descuides. Cuando el veneno le llegó al corazón, hizo un movimiento convulsivo y expiró, y Critón al advertirlo, le cerró la boca y los ojos. Tal fue, oh Ejécrates, el fin que tuvo nuestro amigo, hombre del que podemos asegurar que fue el mejor de todos los de su tiempo que hemos conocido, y además el más sabio y el más justo.”

Saltan en nuestro interior unas interrogantes: ¿Cómo un hombre admirado, llamado justo, maestro de gente tan ilustre como Platón, fue condenado a morir? ¿Qué hizo o qué no hizo? Y seguramente, usted también se responde: No es novedad. Muchos historiadores y estudiosos han hecho comparaciones entre Jesús de Nazaret y Sócrates. De hecho, no es desatinado relacionarlos; Sócrates, al igual que Jesús, estuvo muy interesado en el tema moral y, sin lugar a dudas, causó mucho malestar a otros con su pensamiento. Otra similitud entre ambos es que, todo lo que sabemos de Sócrates es gracias a sus discípulos, él nunca escribió sus reflexiones. Entonces, ¿tan grande puede ser la molestia de unos para hacerle un juicio a otro y condenarle a muerte? Puede ser, de hecho pasa hasta en nuestra actualidad.

Para entender más acerca de la vida de Sócrates y de su pensamiento, recordemos que él fue un hombre siempre comprometido con la vida pública; sirvió en el ejército en calidad de hoplita, en una época en la que, a pesar de que ya los griegos habían vencido a los persas, las guerras no faltaban. Sócrates también tuvo participación política, fue parte de la Junta del Senado; cuentan que en medio de ese cargo él rehusó acceder a que los ocho generales, que debían ser procesados por su negligencia en las Arguinusas, fuesen juzgados; Sócrates se dio cuenta que tal juicio era ilegal y ya estaba calculado para dar la sentencia más dura. Y hay más. En el gobierno de Los Treinta, Sócrates no obedeció ser parte del arresto de León de Salamina, a quien los oligarcas trataban de condenar a muerte para poder confiscar sus propiedades. Seguramente Sócrates hubiese pagado con su vida tal desobediencia,

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