La vida y la muerte

La vida y la muerte

El tiempo no pasa, es un lugar aislado, es una dimensión diferente, un plano donde la nada lo es todo. La vida ve con sus ojos llenos de amor a la muerte que está tan lejos pero a la vez tan cerca, la muerte y la vida no pueden tocarse ni encontrarse, pero la vida insiste en mirarle desde el abismo de la nada que los separa es como si en cualquier momento pudiera tocarla, pero no es así hay ahí una pared que los separa y le recuerda que es prohibido que debe mantener el equilibrio, sus poderes son opuestos y la unión de ambos es un peligro. Sin embargo la muerte ama la vida, a él le gusta abrazar la vida y a ella que la acaricie la inmortalidad, porque un simple tacto ingenuo, cariñoso y frío (Porque la muerte no es más que un saco aparentemente humano lleno de frialdad) no destruirá el equilibrio; o eso creen ellos. Cada vez que se abrazan la realidad se quiebra un poco, pero nadie lo ve, porque nadie supervisa a la vida y a la muerte, porque son seres que saben que no importa que siempre tendrán que cargar con la maldición que fueron elegidos a cargar.

La vida sabe que debe estar ahí viendo el curso de cada ser, la muerte sabe que debe estar ahí cuando sea hora de guiar a las almas, la felicidad no es algo que ambos conozcan pero saben que los momentos que pasan juntos es algo que se puede acercar a ese sentimiento. La vida es feliz, torpe, como un niño que todo le causa felicidad, como un potente rayo de sol que brilla en la oscuridad por otro lado La muerte gusta de nada, todo le sabe insípido especialmente su trabajo (Es que odia escuchar los lloriqueos de las almas cuando lo ven.) Son contrapartes que han caído en las lagunas de un amor prohibido. Vida siempre ha sido romántico, mucho más romántico que la muerte y constantemente escribe cartas y poemas para él, la muerte, su amor prohibido.

Los opuestos de la existencia, se aman y ambos saben que no está bien, pueden ir de la mano pero nunca enamorarse porque el equilibrio se rompería; pero ahí están ellos dos, enamorados y abrazados, rompiendo cada momento un poco más la realidad, porque la vida olvida esparcir sus plegarias para el nacimiento de nuevos pequeños seres y la muerte olvida pasar por el mundo cazando almas para su colección. Y es ahí donde el equilibrio se pierde y todo se destruye.

La vida quiere probar los labios de su amado, pero es tabú y es el único tabú que la muerte no está dispuesto a romper porque besar a la muerte es morir, y aun así vida insiste en querer probar los labios de su amado. Sin embargo, en contra de todo pronóstico, muerte aceptó con una única condición:

‹Tú seguirás siendo la vida ›

Porque sin la vida no podía haber muerte, pero siempre podría nacer una nueva muerte a partir de la vida. Por primera vez desde que la muerte había ‘nacido’ una lagrima se le había escapado, porque era el adiós. Cuando los labios de ambos amantes se separaron, un retumbar desconocido se oyó en esa nada y en lugar de perecer la vida, la muerte sonrió a su amante por primera vez y sus negros ojos cambiaron de color a un brillante azul que murió poco a poco hasta que su ‘vida’ fue consumida a cambio de la de su amante.

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