La visión filosófica en el estudio.

“La visión filosófica en el estudio”

La filosofía en el estudio tiene ya antecedentes, pues la forma de enseñar ha sido cuestionada con el paso del tiempo por varios filósofos, que han logrado dar en el punto más frágil del umbral que sostiene el modo en el que la educación se practica en la época de cada uno, su opinión y forma de ver la educación ha sido tan fuerte que la logra modificar, creándose ramificaciones que apuestan en el desarrollo de un ámbito en especial para poder resaltar cierta característica de los jóvenes.

Aunque cada tipo de educación intenta ser la más completa y abarcar el mayor número de hábitos a desarrollar con planes bien estructurados, cada una tiene sus pros y sus contras.

Si sólo aprenden teoría al llegar a la práctica será una limitante que se verá de una forma abismal, si es por medio de práctica podrán saber cómo aplicar los conocimientos, aunque en la innovación podrán tener muchas barreras, de igual forma si se busca el aprender de una forma en la cual se desarrollen competencias, hay detalles muy marcados donde la competitividad misma te limita de una forma que tal vez no sea visible hasta que chocas con personas que fueron educadas con otro tipo de sistemas, lo cual te hace comprender que no se puede tener todo en un sólo sistema y por si fuera poco también tenemos el factor de los idiomas, por ejemplo, hay países donde se enfocan en el estudio de cierta cosa, que vendría de maravilla para la enseñanza en un país con otro idioma, ya que provocaría el aprender y compartir el conocimiento.

Justo como el filósofo John Dewey lo dejó ver con su visión en la educación, de hecho su misma visión filosófica, utiliza un complejo inglés que sólo pudo ser traducido dejándolo lo más parecido a lo que él quiso reflejar.

Teniendo una comprensión sobre la enseñanza, proponiendo y manteniendo metas o sólo divagando en el conocimiento que llena la cabeza de cada estudiante, adquiriendo las diversas formas de aprender, transformando el conocimiento día a día, moldeandonos como arcilla segundo a segundo, por aquellos artistas que llamamos maestros.

Que como hay buenos, hay malos, pero cada uno deja en el aula sus años de esfuerzo, su vida y sentimientos mientras nos tratan de transmitir sus conocimientos que con trabajo y sudor, han adquirido con el tiempo.

Cada alumno es distinto, con un pensamiento único y con una visión del mundo totalmente personal, que aunque puede parecerse a otras jamás será una copia completamente igual.

Dejamos de ser poco a poco los futuros trabajadores, aunque con un paso lento, los cambios aparecen de varias formas. Pueden ser espontáneos o planeados, que en ocasiones estos a pesar de tener tan buena planeación suceden de una forma que no esperamos. También están los que son progresivos,

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