Las 4 Leyes Del Materialismo Dialectico
Enviado por Ant2011 • 1 de Febrero de 2012 • 9.826 Palabras (40 Páginas) • 2.227 Visitas
CAPÍTULO SEGUNDO LAS LEYES DE LA DIALÉCTICA PRIMERA LEY: EL CAMBIO
DIALÉCTICO
I. QUÉ SE ENTIENDE POR CAMBIO DIALÉCTICO
La primera ley de la dialéctica comienza por comprobar que “nada permanece donde está, nada sigue
siendo lo que es”. Decir dialéctica es decir movimiento, cambio. En consecuencia, cuando se habla de
situarse en el punto de vista de la dialéctica, esto quiere decir situarse en el punto de vista del
movimiento, del cambio: cuando querramos estudiar las cosas según la dialéctica, las estudiaremos en
sus movimientos, en su cambio.
He aquí una manzana. Tenemos dos medios de estudiar esta manzana: por una parte desde el punto de
vista metafísico, por la otra desde el punto de vista dialéctico.
En el primer caso daremos una descripción de este fruto, su forma, su color. Enumeraremos sus
propiedades, hablaremos de su gusto, etc. Después podremos comparar la manzana con una pera, ver sus
semejanzas, sus diferencias, y por último sacar la conclusión: una manzana es una manzana y una pera
es una pera. Así se estudiaban las cosas antiguamente, como lo atestiguan numerosos libros.
Si queremos estudiar la manzana situándonos desde el punto de vista dialéctico, nos situaremos desde el
punto de vista del movimiento; no del movimiento de la manzana cuando rueda y se desplaza, sino del
movimiento de su evolución. Entonces comprobaremos que la manzana madura no siempre ha sido
como es. Antes era una manzana verde. Previamente a su condición de flor era un botón; y así nos
remontaremos hasta el estado del manzano en la época primaveral. Por lo tanto, la manzana no ha sido
siempre una manzana, tiene una historia; y del mismo modo, no seguirá siendo lo que es. Si cae se
podrirá, se descompondrá, liberará sus semillas que, si todo va bien, darán un retoño y después un árbol.
Por consiguiente, la manzana no ha sido siempre lo que es y tampoco seguirá siendo lo que es.
He aquí lo que se llama estudiar las cosas desde el punto de vista del movimiento. Es el estudio desde el
punto de vista del pasado y del porvenir. Estudiando de este modo, sólo se ve la manzana como
transición entre lo que era, el pasado, y lo que será, el porvenir.
Para situar correctamente esta manera de ver las cosas, tomaremos otros dos ejemplos: la Tierra y la
sociedad.
Colocándonos desde el punto de vista metafísico, describiremos la forma de la Tierra en todos sus
detalles. Comprobaremos que en su superficie hay mares, tierras, montañas; estudiaremos la naturaleza
del suelo. Después podremos comparar la Tierra con los otros planetas o la luna y por último sacaremos
la conclusión: la Tierra es la Tierra.
En cambio, estudiando la historia de la Tierra desde el punto de vista dialéctico, veremos que no fue
siempre lo que es, que ha experimentado transformaciones y que, en consecuencia, la Tierra
experimentará nuevamente en el porvenir otras transformaciones. Por lo tanto, hoy debemos considerar
que el estado actual de la Tierra sólo es una transición entre los cambios pasados y los cambios, que
vendrán. Transición en 1a cual los cambios que se efectúan son imperceptibles, aunque se produzcan en
una escala mucho más grande que los que se efectúan en la maduración de la manzana.
Veamos ahora el ejemplo de la sociedad, que interesa particularmente a los marxistas.
Sigamos aplicando nuestros dos métodos: desde el punto de vista metafísico, se nos dirá que siempre ha
habido ricos y pobres. Se comprobará que hay grandes bancos, enormes fábricas. Se nos dará una
descripción detallada de la sociedad capitalista comparándola con las sociedades pasadas; (feudal,
esclavista) buscando las semejanzas o las diferencias, y se nos dirá: la sociedad capitalista es lo que es.
Desde el punto de vista dialéctico, sabremos que la sociedad capitalista no ha sido siempre lo que es. Si
comprobamos que en el pasado otras sociedades han existido durante cierto período, será para deducir
que la sociedad capitalista, como todas las sociedades, no es definitiva, no tiene base intangible, sino que
por el contrario sólo es para nosotros una realidad provisoria, una transición entre el pasado y el
porvenir.
A través de estos ejemplos vemos que considerar las cosas desde el punto de vista dialéctico, es
consíderar cada cosa como provisoria, como teniendo una historia en el pasado y debiendo tener una
historia en el porvenir, teniendo un comienzo y debiendo tener su fin...
II. “PARA LA DIALÉCTICA NO HAY NADA DEFINITIVO, ABSOLUTO, SAGRADO...”
Para la dialéctica no hay nada definitivo, absoluto, sagrado; muestra la caducidad de todas las cosas y en
todas las cosas, y para ella sólo existe el proceso ininterrumpido del devenir y de lo transitorio.41
He aquí una definición que subraya lo que acabamos de ver y lo que vamos a estudiar:
“Para la dialéctica no hay nada definitivo.” Esto quiere decir que para la dialéctica cada cosa tiene un
pasado y tendrá un porvenir; que, por consiguiente, no es así de una vez por todas y que lo que ella es
hoy, no es definitivo. (Ejemplos de la manzana, de la Tierra, de la sociedad.)
Para la dialéctica no hay ningún poder en el mundo ni más allá del mundo que pueda fijar las cosas en
un estado definitivo: así, pues, “nada es absoluto”. (Absoluto quiere decir: que no está sometido a
ninguna condición; por lo tanto, que es universal, eterno, perfecto.)
“Nada sagrado” no quiere decir que la dialéctica desprecie todo. ¡No! Una cosa sagrada es una cosa que
se considera como inmutable, que no se debe tocar ni discutir sino solamente venerar. La sociedad
capitalista es “sagrada”, por ejemplo. ¡Y bien! La dialéctica dice que nada escapa al movimiento, al
cambio, a las transformaciones de la Historia.
“Caducidad” procede de “caduco”, que significa: que cae; una cosa caduca es una cosa que envejece y
debe desaparecer. La dialéctica nos demuestra que lo que es caduco ya no tiene razón de ser, que todo
está destinado a desaparecer. Lo que es joven se vuelve viejo; lo que hoy está en vida muere mañana, y
para la dialéctica sólo existe “el proceso ininterrumpido del devenir y de lo transitorio”.
Por consiguiente, situarse desde el punto de vista dialéctico es considerar que nada es eterno, salvo el
cambio. Es considerar que ninguna cosa particular puede ser eterna, salvo el “devenir”.
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