Los Misterios Mayores
Enviado por zuri2210 • 20 de Octubre de 2013 • 4.852 Palabras (20 Páginas) • 337 Visitas
LOS MISTERIOS MAYORES
SAMAEL AUN WEOR
CAPITULO 1
EL EDEM
El Edem es el mundo etérico. El Edem es el mismo sexo.
El mundo etérico es la morada de las fuerzas sexuales. El mundo etérico es el Edem. Nosotros salimos del Edem por las puertas del sexo; solo por esas puertas podemos entrar al Edem.
Al Edem no podemos entrar por puertas falsas, tenemos que entrar al Edem por la puerta por donde salimos.
El gobernador del Edem es el señor Jehová. El señor Jehová mora en el Edem. El señor Jehová mora en el mundo Etérico, porque el mundo Etérico es el Edem. El mundo Etérico es el Paraíso.
El éter es el quinto elemento de la naturaleza. El color azul que vemos en las lejanas montanas, es el éter del Edem. En los futuros tiempos el mundo Etérico se hará visible y tangible en el aire.
En los futuros tiempos los Dioses elementales del fuego y del aire, del agua y de la tierra se harán para
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nosotros visibles y tangibles en el aire. Todo sale del éter, todo vuelve al éter. El éter es el huerto del Edem.
CAPITULO 2
EL LÁBARO DEL TEMPLO
La materia prima de la Gran Obra, es el Semen Cristónico.
El semen es el agua pura de vida. El semen es, el agua de todo lo que existe, el semen es el agua del Génesis. Una planta sin agua, se seca y muere. El agua de las plantas es semen vegetal. El semen vegetal se transforma en hojas, flores y frutos. Las combinaciones de la sustancia infinita, son maravillosas. El mar es el semen del planeta Tierra. Todo sale del mar, todo vuelve al mar. Nosotros tenemos el mar en nuestras glándulas sexuales. En nuestras aguas seminales se encierra el misterio de la vida. Los continentes salieron del mar y volverán al mar. Nosotros salimos del semen espermático del primer instante. Los animales de toda especie llevan el secreto de su existencia, en las aguas seminales. Los hombres solo ven las groseras partículas de materia física que forman la corteza material de las aguas puras de la vida.
Nosotros conocemos en el Edem las aguas del mar de la vida.
En el Edem vemos esas aguas, del Génesis resplandeciendo de gloria. De esa materia prima de la Gran Obra ha salido todo lo creado. Las combinaciones de la sustancia infinita son maravillosas. En los recintos sagrados de los templos no falta jamás un vaso sagrado lleno de agua pura de vida. Ese es el Lábaro del Templo. El que bebe de esa agua de vida eterna, nunca jamás tendrá sed, y los ríos de agua pura manarán de su vientre.
Esas son las aguas de AMRITA. Ese es el Mulaprakriti de los orientales. Todo el Universo se reducirá a su semen cuando llegue la Gran Noche. El Universo salió del Agua y volverá al Agua.
El agua pura de vida, es el Lábaro del Templo. Las aguas del Génesis están gobernadas por los rayos de la Luna, y por los Dioses elementales de las aguas.
CAPITULO 3
LOS CISNES DEL PARAÍSO
El cisne Kala-Hamsa posado sobre una flor de loto, flota sobre las aguas puras de vida. Kala-Hamsa, significa: "YO SOY ÉL" "YO SOY ÉL" "YO SOY ÉL". En otras palabras podemos decir; "El Espíritu de Dios flota sobre la haz de las aguas".
La Divinidad alienta sobre el mar de la Eternidad. Dios está dentro de nosotros mismos, y dentro de nosotros mismos lo podemos encontrar. Yo soy Él, Yo soy Él. Yo soy Él.
Dios es Amor. El amor se halla inmanente y trascendente en cada gota del gran océano. A Dios solo lo podemos encontrar en el sexo y en el amor. El cisne representa el Amor. El Amor solo se alienta con amor. El cisne nació para amar.
Cuando uno de la pareja muere, el otro muere de tristeza
En el Edem los cisnes asisten a la mesa de los Ángeles. Ellos elaboran dentro de la inmaculada blancura de su buche manjares inefables que los Dioses beben en sus copas diamantinas. Las combinaciones de la sustancia infinita son maravillosas. El semen que llevamos en nuestras glándulas sexuales es la sustancia infinita del gran océano. Las múltiples combinaciones de esta sustancia infinita se convierten en continentes llenos de plantas, flores y frutos.
Las múltiples combinaciones de esta sustancia infinita dan origen a todo lo creado, aves y monstruos, hombres y bestias. Todo sale de las aguas seminales del Génesis. En esas aguas alienta el amor. Parsifal rompió su arco lleno de remordimiento después de haber matado al cisne cerca al castillo de Montsalvat,
El cisne de Leda nos recuerda los encantos del amor. El cisne del amor hace fecundas las aguas de la vida. El fuego del amor hace brotar la vida de entre el gran océano. El agua es el habitáculo del fuego. El fuego sexual dormita entre las aguas puras de vida. El fuego y el agua unidos en un trance de amor dieron origen a todo el Universo. Dentro de nuestras aguas seminales alienta el fuego del amor. El fuego del amor hace fecundas las aguas de la vida. El cisne simboliza el amor. El cisne solo se alimenta de amor. Cuando uno de la pareja muere, el otro sucumbe de tristeza.
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CAPITULO 4
EL ACTO SEXUAL EN EL EDEM
En el Edem solo reina la castidad. En el Edem la sexualidad es tan pura como la Luz de los Elohim. Sin embargo, en el Edem también existe el acto sexual. Plantas y flores, árboles, Dioses, aves y reptiles, animales y hombres, todo sale del sexo. Sin el sexo es imposible toda creación.
Las plantas tienen cuerpo, alma y espíritu como los hombres.
Las almas vegetales son los elementales de la naturaleza. Toda planta, todo árbol, toda hierba, tiene su individualidad particular.
Cada Planta es una individualidad de cuerpo, alma y espíritu.
Estos son los Ángeles inocentes del Edem. Estos son los elementos del Edem. Estos elementos se organizan en familias vegetales que los botánicos clasifican con nombres latinos.
La magia vegetal nos enseña a manipular los elementos de las plantas. Estas familias vegetales, tienen en el Edem sus templos y sus Dioses. Los Dioses del Edem son los Reyes Elementales de la naturaleza. Ninguna planta podría dar fruto sin el amor y sin el sexo. Los elementales de las plantas también saben amar. El lecho nupcial de estos seres inefables del Edem, esta formado por las raíces de las plantas y árboles. Los elementales de las plantas se unen sexualmente, pero saben retirarse a tiempo, para evitar la eyaculación seminal. Habiendo conexión sexual siempre pasa la semilla a la matriz, sin necesidad de eyacular el semen.
Así queda fecunda la hembra y la vitalidad interna fecundada hace brotar el fruto. Las combinaciones de la sustancia infinita son maravillosas. El éter de la vida sirve entonces de instrumento para la reproducción de las plantas.
El éter químico permite las transformaciones vegetales, se trasmutan,
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