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Los Orígenes Del Pensamiento Griego (Denise Najmanovich)


Enviado por   •  16 de Marzo de 2014  •  2.116 Palabras (9 Páginas)  •  374 Visitas

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Los Orígenes del Pensamiento Griego

Apunte del texto: Los orígenes del pensamiento griego. Jean-Pierre Vernant. EUDEBA. Buenos Aires. (Existe en la actualidad otra edición de editorial Paidós)

La aparición de la polis constituye, en la historia del pensamiento griego, un acontecimiento decisivo. Desde su advenimiento, alrededor de los siglos VIII y VII, la vida social y las relaciones entre los hombres adquieren una forma nueva.

El sistema de la polis implica, ante todo, una extraordinaria preeminencia de la palabra sobre todos los instrumentos de poder. La palabra no ya como termino ritual (el decir incuestionable del rey o el sacerdote ), sino el debate contradictorio, la discusión, la argumentación..

Entre la política y el logos hay, así, una relación estrecha, una trabazón recíproca. El arte político es, en lo esencial, un ejercicio del lenguaje; y el logos en su origen adquiere conciencia de sí mismo, de sus reglas, de su eficacia, a través de la función política. Históricamente, son la retórica y la sofística las que, mediante el análisis que llevan a cabo de las formas del discurso como instrumento de victoria en las luchas de asamblea y del tribunal, abren el camino a las investigaciones de Aristóteles y definen, al lado de una técnica de la persuasión, las reglas de la demostración; sientan una lógica de lo verdadero, propia del saber teórico (Geometría), frente a lo verosímil o probable de la discusión pública.

El movimiento de democratización y divulgación tendrá consecuencias decisivas en el plano intelectual. Al convertirse en elementos de una cultura común, los conocimientos y los valores son llevados a la plaza pública y sometidos a crítica y controversia. No se los conserva ya, como garantías de poder, en el secreto de las tradiciones familiares; su publicación dará lugar a exégesis, a interpretaciones diversas, a contraposiciones, a debates apasionados. En adelante, la discusión, la argumentación, la polémica, pasan a ser las reglas del juego intelectual, así como las del juego político.

La palabra constituía, dentro del cuadro de la ciudad, el instrumento de la vida política; la escritura suministrará, en el plano propiamente intelectual, el medio de una cultura común y permitirá una divulgación completa de los conocimientos anteriormente reservados o prohibidos. (Anaximandro sería uno de los primeros en escribir un libro ).

Se comprende así el alcance de una reivindicación que surgió con la ciudad: la redacción de las leyes. Al escribirlas no se hace más que asegurarles permanencia y fijeza. La ley se encarna en un plano propiamente humano, regla común para todos, norma racional, sometida a discusión y modificable, pero que expresa un orden concebido como sagrado. (Cuidado, el proceso de divulgación no es instantáneo ni homogéneo en el mundo griego, en particular Esparta ofrece muchos claros ejemplos de procedimientos secretos. )

Esta transformación de un saber secreto de tipo esotérico en un cuerpo de verdades divulgadas públicamente, tiene su paralelo en otro sector de la vida social. Los antiguos sacerdocios pertenecían en propiedad a ciertas familias, cuando se constituye la polis, ésta los confisca en su provecho y hace de ellos cultos oficiales de la ciudad. Todos los antiguos símbolos sagrados, celosamente custodiados como talismanes de poder, emigran desde los palacios y las casas de los sacerdotes a los templos, residencia pública. En este espacio impersonal, los antiguos ídolos pierden junto a su carácter secreto, su virtud como símbolos eficaces, se convierten en imágenes. (Nuevamente hay que tener cuidado, junto a los templos abiertos, aparecerán santuarios secretos, ritos iniciáticos, oráculos privados, las sectas no resignan fácilmente el poder, aparecerá el Lobby).

Aún muchas ciudades cifran su salvación a la posesión de divinidades secretas. Pero el culto a las divinidades olímpicas no puede responder más que en parte a esa función, se refiere a un mundo divino demasiado general y también demasiado lejano.

Se establece - entonces- un orden de lo sagrado separado de lo profano, en el que se sitúa la administración de la ciudad. La laicización de todo un plano de la vida política tiene como contrapartida una religión oficial que ha establecido sus distancias en relación con los asuntos humanos. ( El racionalismo político que preside las instituciones de la ciudad se opone, sin duda, a los antiguos procedimientos religiosos de gobierno ( Rey-Dios ) , pero sin excluirlos, no obstante, radicalmente.).

Las investigaciones de los primeros Sabios iban a continuar las preocupaciones de las sectas hasta el punto de confundirse a veces con ellas. Las enseñanzas de la Sabiduría, como las revelaciones de los misterios, pretenden transformar al hombre desde adentro, elevarlo a una condición superior. Recíprocamente cuando el Sabios se dirigen a la ciudad, es siempre para transmitirle una verdad que viene de lo alto y que, aún divulgada, no deja de pertenecer otro mundo ajeno a la vida ordinaria. La primera sabiduría se constituye así en una suerte de contradicción, en la cual se expresa su naturaleza paradójica: entrega al público un saber que ella proclama al mismo tiempo inaccesible a la mayoría.

La filosofía se encuentra al nacer en una posición ambigua: por su marcha y por su inspiración está emparentada a la vez con las iniciaciones de los misterios y las controversias del ágora; flota entre el espíritu secreto, propio de las sectas y la publicidad del debate contradictorio que caracteriza a la actividad política.

El filosofo, en Grecia, oscilará entre dos actitudes, una veces afirmará ser el único capacitado para dirigir el estado y otras se retirará del mundo para replegarse en una sabiduría de elite, reservada a unos pocos discípulos.

Para comprender el fenómeno griego, falta destacar otro rasgo fundamental de la polis: la igualdad de los ciudadanos.

Los que componen la ciudad, por diferentes que sean en razón de su origen, de su categoría, de su función, aparecen en cierto modo similares. Esta similitud funda la unidad de la polis. Todos cuantos participen del estado serán definidos como Homoioi, semejantes, y más adelante, en forma más abstracta como Isoi, iguales. Se concibe a los ciudadanos como unidades intercambiables dentro de un sistema cuyo equilibrio es la ley y cuya norma la igualdad.

En el siglo VII se desencadena una crisis económica y política, que revistió en su origen una forma de efervescencia religiosa al mismo tiempo que social, pero que en las condiciones propias de la ciudad, llevó al nacimiento de una reflexión

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