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Los Sofistas


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2011  •  1.043 Palabras (5 Páginas)  •  1.230 Visitas

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Sofistas: relativismo y escepticismo moral

Los sofistas afirmaban que también las normas morales eran convencionales. Eso significa que determinados valores morales: lo justo, lo bueno, lo valioso... no son absolutos e inmutables sino que son relativos, que cambian de un pueblo a otro, o incluso, de un grupo a otro dentro de una sociedad. Protágoras de Abdera, uno de los sofistas más conocidos, junto con Gorgias de Leontini, defendió el relativismo afirmando: “El hombre es la medida de todas las cosas”, es decir: valora las acciones, las circunstancias, etc. de acuerdo con sus necesidades y circunstancias personales. No podemos hablar de la verdad, ni siquiera sabemos si tal cosa existe porque nuestro entendimiento es limitado. Esto es justamente el escepticismo: la tesis que sostiene la incapacidad humana para llegar a una verdad absoluta. El principal representante del escepticismo sofista es Gorgias: “El ser no existe, si existiera, no podría ser conocido; y si pudiera ser conocido, no podría ser comunicado”, que traducido burdamente significa: No sabemos si la realidad existe, sólo podemos afirmar que existen apariencias o que nos parece que hay cosas; y aunque existiese eso que llamamos realidad, no podríamos conocerla porque nuestra capacidad intelectual es limitada; y aún cuando pudiésemos conocerla, no podríamos llegar a expresarlo mediante nuestro lenguaje porque es igualmente limitado: no podemos decir todo aquello que queremos: nos faltan palabras.

La moral existencialista como moral concreta

Sartre «No hay ninguna moral general, no hay signos en el mundo»; por lo tanto el intelectual no debe dar consejos y quien se los pide (en el famoso ejemplo de su alumno que dudaba entre el amor a su madre y el deber de la Resistencia) «ya sabía lo que iba a hacer, y eso es lo que hizo». Los individuos están desamparados en la pura contingencia Una ética sartriana se puede basar sólo en dos principios: «compromiso» y «desamparo»; ambos se implican y se necesitan mutuamente. En la medida en que “Dios no existe” y no hay nada garantizado (ni transcendencia. ni valores eternos, ni respeto humano)... «en consecuencia el hombre está abandonado [délaissé], porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. No encuentra ni siquiera excusas». Esa idea que tiene se concreta en una de las “citas citables” más famosas de Sartre: «Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre». La expresión es, como se ve, una paradoja: la idea de libertad parece incluir el concepto de “elección” y, en cambio, aquí, aparece como una “condena”. La idea heideggeriana del «estar-arrojado-al-mundo»

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