MARXISMO,LENIMISMO/EUROCOMUNISMO
Enviado por TUTOPIX • 23 de Mayo de 2013 • 10.978 Palabras (44 Páginas) • 261 Visitas
La preocupación filosófica que inspira estos ensayos brota del material político-social de nuestro tiempo. Los temas que abarca («dictadura del proletariado», «leninismo», &c.) son temas de «moda». Y no podría ser de otra manera pues toda la filosofía materialista tiene que tener como objeto de reflexión este material estructurado categorialmente por debajo del cual se tallan las Ideas filosóficas. (Nótese que si esta tesis del materialismo filosófico es verdadera, no es válida tan sólo para éste, sino para toda filosofía. Toda filosofía se nutrirá de este material, aunque «intencionalmente» no se autoconciba de este modo –«no es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino su ser social el que determina su conciencia»–). Pero las modas más actuales parecen, paradójicamente, remitirnos siempre a los temas más viejos, y por ello es necesario enmarcarlas siempre en una perspectiva transtemporal que nos permita apreciarlas de una manera crítica. El recurso a los clásicos, en nuestro caso a los clásicos del marxismo-leninismo y al sistema de Hegel, no es simplemente un trámite obligado por el mero placer erudito, sino que surge de la convicción de que no es posible realizar una reflexión crítica (no ideológica) acerca de estos temas sin haber satisfecho esta labor, aunque las consecuencias de este trámite puedan dar lugar a la destrucción de los propios conceptos clásicos. Es puramente metafísico e ideológico todo intento de conceptuar la realidad como si los conceptos fueran meramente un reflejo de esa realidad. El «análisis concreto de la realidad concreta» sólo tiene un valor metafórico, pues los conceptos utilizados en el análisis son previos de alguna manera a esa realidad y la conforman.
Los temas que inspiran estos ensayos están ligados a la propia práctica política y elaboraciones teóricas del P.C.E. (aunque no se limiten a este partido y rebasen, incluso en sus orígenes, nuestro ámbito geográfico), que durante estos últimos años ha procedido, en primer lugar a desembarazarse de la expresión «dictadura del proletariado», y, en segundo lugar y a raíz de la celebración del IX Congreso del P.C.E. (19-23 de abril de 1978), a la eliminación del término «leninismo» en la denominación del partido. Se trata de dos términos, de dos expresiones, pero que nos remiten inmediatamente a conceptos que no permiten enjuiciar las cuestiones como puramente semánticas, como simples cambios de denominación. Sin embargo (esta es la tesis que mantendremos a lo largo de nuestros ensayos y que adelantamos en este momento) estos dos conceptos se comportan respecto a sus denominaciones de una manera diferente. Mientras la expresión «dictadura del proletariado» nos remite a un concepto que no quedaría afectado, al menos en su aspecto esencial, mediante un cambio de denominación (como trataremos de demostrar); sin embargo, la eliminación del término «leninismo» implica la cancelación inmediata del concepto, y por ello los temas involucrados en esta eliminación deben ser tratados con un cuidado especial por las consecuencias que puedan conllevar.
En el curso de nuestros análisis aparece en muchas ocasiones el libro del Secretario General del P.C.E., Santiago Carrillo, («Eurocomunismo» y Estado, Ed. Crítica, Barcelona 1977) como blanco de nuestras críticas. Al cabo de dos años pudiera parecer que esta crítica (algunas veces muy dura) al trabajo de Carrillo, aparece [27] con retraso. En cierto modo es así porque se ha querido mantener una reserva, aconsejada por la prudencia política, en torno a estos temas. Pero reserva no quiere decir silencio, pues considerábamos que el principal valor de «Eurocomunismo» y Estado podría residir en actuar como una especie de revulsivo que pudiera dar lugar a una fértil polémica en el seno del Partido Comunista, de tal modo que los temas implicados fueran reanalizados, pulidos, redefinidos, &c. Pero «Eurocomunismo» y Estado en vez de dar lugar a esto se ha convertido, en el mejor de los casos, en el misal de los militantes del P.C.E. Por otra parte, los hechos acaecidos posteriormente y que culminaron con la precipitada eliminación del leninismo en la dominación del partido en el IX Congreso, con las consiguientes sanciones y expulsiones de militantes, ocurridas en toda España y que tan caras nos son en Asturias {1}, nos obligan necesariamente a decir la verdad (o al menos intentarlo), haciendo nuestro el lema gramsciano de que «en política de masas, decir la verdad es revolucionario». Y dado que hemos mentado a Gramsci parece pertinente para concluir esta introducción, recordar aquellas palabras suyas acerca de la verdad en política: «Es opinión muy extendida en algunos ambientes (y esta difusión es un signo de la estatura política y cultural de dichos ambientes) que en el arte político es esencial mentir, saber ocultar astutamente las propias opiniones, los verdaderos fines a que se tiende, saber hacer creer lo contrario de lo que se quiere realmente, &c.»... «Recuérdese la anécdota hebrea: ¿Adónde vas? –pregunta Isaac a Benjamín–. «A Cracovia» –responde Benjamín–. «¡Embustero! Dices que vas a Cracovia para que yo crea que vas a Lemberg. Pero sé muy bien que vas a Cracovia. ¿Qué necesidad tienes, pues de mentir?». En política se podrá hablar de reserva, no de mentira en el sentido mezquino que muchos piensan: en la política de masas decir la verdad es una necesidad política precisamente» {2}. Entre la prudente reserva política, y la necesidad de decir la verdad, se han ido gestando estos ensayos.
I. La «Dictadura del proletariado»
1. La polémica en torno a la dictadura del proletariado surgió en Francia a partir de la celebración del XX Congreso del Partido Comunista Francés (4-8 Febrero de 1976) en el transcurso del cual se adoptó, entre otros acuerdos, la eliminación de la expresión «dictadura del proletariado», por no corresponder ya su concepto a la táctica y estrategia del movimiento obrero de los países industriales más avanzados. El acuerdo de P.C.F. se sumaba de este modo a la táctica «eurocomunista» (como más tarde sería denominada) adoptada ya anteriormente por partidos comunistas hermanos, principalmente el italiano y el español {3}.
El acuerdo adoptado por el P.C.F. ha sido, por así decirlo, el detonante que ha dado lugar a una fértil polémica acerca de aspectos y problemas propios de la tradición marxista, pero que, por necesidades imperiosas de la política cotidiana, habían quedado, en parte, un tanto olvidados. El tema de la dictadura del proletariado se convirtió, a partir de entonces, en el núcleo de análisis y discusiones teóricas e ideológicas, que han rebasado prontamente el carácter de un debate interno del P.C.F., y han devenido en lugar común
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