MI YO HACIA MI VERDAD
Enviado por Svillanueva94 • 27 de Febrero de 2018 • Ensayo • 2.428 Palabras (10 Páginas) • 83 Visitas
MI YO HACIA MI VERDAD
Siempre se cree que uno es especial hasta que lee el libro de Oliver Sacks. En él descubres lo “normal” de tu vida, hablando desde un punto de vista aceptado en, y validado con, la sociedad y el rol que se puede tener. Estos curiosos casos de trastornos neurológicos y demás enfermedades extrañas dejan mucha reflexión en cuanto a qué puedo saber y de qué puedo estar seguro. Dado a que mi realidad es ajena a la de los demás, y la de estos bizarros casos, aún más a la mía.
Yo, dentro de mis facultades mentales y con pleno uso todos mis músculos, sin enfermedades o malformaciones en mis lóbulos parietales, frontales, temporales y demás, creo saber de qué soy, y no soy, capaz. Tengo un conocimiento previo, una historia que me ha traído hasta donde estoy y me formó de la manera que soy, o eso es lo que yo podría afirmar sobre mí.
Después de cursar la materia y leer a los distintos autores seleccionados, entiendo que nada puede ser afirmado o generalizado de la forma en la que lo hacía. Me sirvió para cuestionarme todo lo que sé: desde mis elecciones en la vida como mi carrera y pareja, hasta por qué actúan así los que me rodean, incluso yo mismo. Cómo soy a veces uno y a veces otro, por qué sé lo que sé y cómo saber si es la verdad.
He ahí otro concepto que ahora me parece más personal que un hecho establecido, sólido y al que se puede acceder, la verdad. Cualquiera puede afirmar que la posee, predicar con ella y convencer a los demás, así como puedes tener una realidad y verdad completamente distintas, como los múltiples personajes del libro de Sacks, y vivir con ella sin que sea aprobada por los demás, que no seas normal. Por lo que el concepto de “verdad”, personal y en principio validado por las emociones, sentidos y razonamiento de uno, también lleva en su definición la parte de “sociedad”, porque aquélla te etiqueta como loco o genio, tonto o brillante, útil o inservible; por más que uno crea que tiene la razón, que su verdad es la correcta, la sociedad te puede encerrar en un lugar porque no coincide con lo que ellos aceptan y validan.
Así como explica Sacks en la cuarta parte de su libro ‹‹El mundo de los sencillos››: algunos de los “retrasados” que trató, no lo eran del todo. Tenían capacidades diferentes y eran genios en ellas y tontos en lo demás. La familia de ‹‹El artista autista›› decidió dejarlo en el hospital y lo catalogaron como inservible porque no podía hablar, porque no era como ellos, no pensaban igual. Y, al final, el doctor descubrió que tenía otro talento genuino, otra forma de comunicarse diferente a la nuestra, que no lo hacía inservible, sino diferente.
Pero volvamos al tema central que compete este escrito, y es qué puedo saber. El artista autista podrá no saber cómo curar el cáncer o resolver ecuaciones diferenciales, es más, yendo a términos más sencillos dado el ejemplo, no sabe ni lo básico que yo sé, que es leer o escribir. Empero, yo jamás dibujaré como él y eso lo concibo y acepto como es. Porque ese es el punto del “qué puedo saber”, estar consciente de lo que uno es capaz, como ya he mencionado.
Una vez que ya se asimila y acepta las posibilidades que tenemos para elegir, dado a que no todos tenemos las mismas capacidades intelectuales, o económicas, etcétera, lo primero para “explorar” el mundo y aprender, generar conocimiento, es a través de los sentidos. Estoy de acuerdo con los filósofos que exponen y argumentan el empirismo, dado a que es nuestra base natural de descubrimiento, de poder sentir lo que nos rodea y llegar a una conclusión de ello. Como la señora del capítulo ‹‹Manos››, que tenía como concepto de sus manos una pasta inservible, hasta que no tuvo que explorar, que alimentarse, que usarlas para “sobrevivir”, no les hallaba ninguna función. Ella se estaba perdiendo la experiencia y todos los conocimientos que surgen a través de las manos, como esculpir, que descubrió era bastante buena para ello.
Este es un claro ejemplo de que lo que puedes saber surge de tus capacidades y de tus sentidos, primeramente. Otro sería el de la señora que perdió todo concepto de izquierda y tenía que girar sobre la derecha para ver lo demás; por más que uno le intente explicar algo tan sencillo como diferenciar un extremo del otro, ella no lo podrá entender jamás, y aunque trate de experimentarlo con esos giros, siempre deja la mitad de su bandeja llena, y luego la mitad de esa mitad, y así hasta el cansancio. Lo que uno puede saber está limitado a nuestro cuerpo y lo que es capaz de hacer.
Nuestro cuerpo. Después de leer a Sacks me parece aterrador pensar que podría uno no poseer su cuerpo, porque es algo que se da por hecho. Es algo que ni siquiera nos cuestionamos, un templo único, propio, que nos mantiene a salvo y que hará lo que queramos con un fin, es un medio de transporte hacia el conocimiento y la verdad. Terrible es lo que le pasa a la dama desencarnada o a los demás pacientes que desconocen su cuerpo, porque ya dejaron de tener lo único que, en verdad, podemos afirmar que tenemos –aceptando el supuesto de no estar esquizofrénicos e imaginarlo todo en una camilla de hospital–, han perdido la capacidad de descubrir distintas verdades, unas menos limitadas a su entorno, dado a que están concentrados tratando de primero reconstruirse ellos para después construir lo demás.
De igual manera la percepción afecta, no sólo el cuerpo y la capacidad intelectual, física y sensorial, cómo aprendemos el conocimiento. Puede ser que dos personas tengan la misma experiencia y sus conclusiones sean diferentes, que la hayan percibido y sentido diferentes. Esto se ve afectado por la personalidad, que no se aprecia visualmente como el cuerpo, y el pasado de cada quién, lo que ya tenemos “almacenado”, que nos data qué hacer y cómo actuar ante algo.
A esto se le pone el nombre de memoria. Sí, es necesaria para determinar qué puedo saber. Así como dije al principio del escrito, yo soy lo que soy y estoy apto para saber nuevas cosas únicamente por el pasado que me trajo aquí. Las experiencias adquiridas, sean buenas o malas, han ido “llenando mi vaso” de saberes para que yo pueda obrar de tal manera, para que pueda conocer lo que le sigue. Un buen ejemplo para lo anterior serían las materias de mi carrera: cuando quiero cursar alguna, lo primero que me pide es el requisito de una anterior, y a esa le antecede otra. Esto para facilitar mi aprendizaje al momento de llevar dicha materia, que esos conocimientos sean más verosímiles a mi verdad y los pueda razonar, interpretar y reproducir.
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