Manifiesto Comunista
Enviado por moyac • 13 de Febrero de 2012 • 1.708 Palabras (7 Páginas) • 992 Visitas
RESUMEN DEL MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA
Karl Marx y Friedrich Engels (1848)
Resumido por Francisco Ramos
Existe temor por parte de los grupos de poder hacia el comunismo. De esto puede inferirse lo siguiente:
1) Este (el comunismo) se ha alzado como potencia ideológico-política
2) Es momento de que se plantee con claridad el programa de acción comunista.
BURGUESES Y PROLETARlOS
La historia de la sociedad humana actual equivale a la historia de la lucha entre las clases oprimidas contra las
opresoras. Todos los demás estamentos de la sociedad se insertan en este proceso. En la sociedad burguesa
moderna este proceso se acentúa, haciéndose explícita la división entre dos clases antagónicas: la burguesía y
el proletariado.
La burguesía ha pasado por un proceso de desarrollo desde el seno de la sociedad feudal. Fuertemente
impulsada por los progresos en la industria y las posibilidades de expansión del comercio, ha pasado de ser
una clase oprimida a asumir el control político de la economía, y a hacer del Estado la junta de administración
de sus intereses.
El papel de la burguesía ha sido revolucionario. Ha derribado las instituciones feudales y sus justificaciones
ideológicas, reemplazándolas por el neto interés económico y afán de lucro. Ha revelado la potencia del trabajo
humano, y la capacidad de la especie para extraer la riqueza de la tierra, sin animismos de por medio. Ha
llevado la civilización a todo el planeta, exportando sus productos materiales y espirituales, y centralizando el
manejo de la economía. Ha creado fuerzas productivas inimaginadas por las pasadas generaciones.
La burguesía superó las contradicciones del régimen feudal de producción (reemplazando el agrarismo por el
libre mercado), pero no puede superar las contradicciones del sistema que ha construido. Las fuerzas
productivas han rebasado al modo de producción, y las crisis comerciales, la producción excedente, la excesiva
carga de la civilización, las intenta resolver con más derroche y expansionismo. Sólo logra alargar la agonía del
sistema. Resistiéndose a morir, toca al proletariado concretar el paso a una nueva etapa de la sociedad.
Por su parte, el proletariado se halla en el capitalismo como una mercancía más, tasada a gusto por el
burgués. El maquinismo de la producción lo sitúan como un engranaje del sistema. Como su papel es mínimo,
su salario es insatisfactorio y su empleo carente de proyección personal. Su actividad es planificada
minuciosamente por los gerentes de las empresas, su capacidad de aporte es explotada al máximo, en
beneficio ajeno. Las diferencias entre los elementos del proletariado se borran, e incluso la competencia entre
capitalistas hace que muchos de ellos pasen a formar parte de la clase obrera.
En este contexto indignante, se desarrolla la clase obrera. En un primer momento, su lucha contra la burguesía
es desplanificada y meramente espontánea. Pero la disciplina de los mismos procesos de trabajo y la
nivelación de sus pésimas condiciones materiales eleva su conciencia, y los llama a unificar su lucha en tomo a
reivindicaciones laborales. Esta organización se ve favorecida por el propio entrenamiento de la burguesía, que
lo necesita como fuerza de choque en sus enfrentamientos mutuos, y en su lucha contra los remanentes de la
nobleza feudal. Este entrenamiento los prepara para la lucha decisiva.
El papel revolucionario del proletariado para la actualidad es indiscutible. Se presenta como la única clase
capaz de trastocar su propia situación social, edificando a la vez todo un nuevo orden social para la
humanidad. La causa de ello es que la total ausencia de posesión sobre los bienes y los medios para
producirlos, hace que el proletario sea consciente de que, para superar su miseria, debe derrocar por la
violencia a la burguesía, y hacer añicos a toda la sociedad oficial.
Entre tanto, la burguesía muestra, frente a esta realidad, una completa incapacidad dirigencial: no puede
siquiera sostener a la propia clase que explota. Alimenta el odio de la clase proletaria al someterla a una
pauperización extrema. No reconoce ni siquiera la interdependencia entre capital y trabajo, y su accionar se
vuelve incompatible con el desarrollo social. Con ello, cava su propia fosa y su ruina inevitable como clase
dominante.
PROLETARIOS Y COMUNISTAS
Los miembros del Partido Comunista no tienen intereses especiales, distintos a los del proletariado. Sólo son la
vanguardia de esta clase, la que orienta a las masas obreras a la consecución de sus intereses objetivos:
derrocar a la burguesía y tomar el poder del Estado, decretando la abolición de la propiedad privada, es decir,
la forma burguesa de apropiación de la riqueza material.
Sin embargo, se acusa al comunismo con una serie de argumentos carentes de validez fáctica:
1.- "El comunismo quiere destruir toda forma de propiedad". Sólo se quiere convertir la propiedad burguesa
(que es patrimonio de cada vez menos personas) en propiedad colectiva, quitándole a la riqueza social su
carácter de clase. Por lo tanto, se pretende reconocer que, en los hechos, la producción de los bienes es fruto
del esfuerzo de la sociedad entera.
2.- "El comunismo pretende abolir la libertad humana". Sólo se procederá a generar condiciones para ampliar la
misma a un estado que vaya más allá de la libertad de comercio.
3.- "El comunismo desea socavar las posibilidades de que las personas accedan a la posesión de la riqueza".
En realidad, es la burguesía quien ya ha procedido de esa manera, con la tendencia de los grandes capitalistas
a monopolizar la propiedad, y negarle a la inmensa mayoría esa posibilidad. Lo que se desea es acabar con la
apropiación de los frutos del trabajo ajeno.
4.- "El comunismo quiere bloquear la iniciativa individual y promover la holgazanería". Pero eso es justamente
lo que se
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