Maquiavelo

EL GOBERNANTE IDEAL PARA LA ACTUALIDAD

Según lo expuesto por Maquiavelo un buen Gobernante debe ser:

Un hombre estratega, autoritario, astuto y temerario, quien busca bajo su autoridad; el bienestar del pueblo que gobierna, obteniendo a cambio: la obediencia, el respeto, y el respaldo de todos los gobernados.

Para Maquiavelo, según no lo manifiesta en su obra “El PRINCIPE”, un gobernante tiene como objetivo fundamental – saber mandar para así conservar su mandato – y por eso se dice que debe poseer condiciones especiales no solo para llegar al poder sino para mantenerse en el, y para ello; quien gobierna debe:

Tener la capacidad de mostrar ante el pueblo su propio dominio, para así hacerse respetar.

- Buscar un interés colectivo, combatiendo con las leyes establecidas y a través de la fuerza (con las armas) para construir mas no para destruir.

- Cumplir siempre las promesas que hace, para no fallarle a su pueblo.

- Comportarse y actuar sin odio ni desprecio.

- Ser temido, ya que al no poder ser temido y amado a la vez, como lo manifiesta Maquiavelo, prefiere abandonar el amor.

- Tener la capacidad de manipular situaciones, para conseguir sus propios fines, afirmando que solo valen los resultados.

Opinión Personal:

De acuerdo a lo que logre resaltar de Maquiavelo y a lo que bajo mi perspectiva opinaría sobre un Gobernante ideal, pienso que éste debería ser un hombre de principios, regido bajo las leyes establecidas y por las buenas y rectas que de su gobierno se llegaran a crear, velando por su acatamiento y cumplimiento dentro de su propio Estado.

Un Gobernante ideal, debe como lo manifestaba Maquiavelo; ser un hombre autoritario que de la misma forma que persuade a su pueblo para encaminarlo bajo sus mandatos; cumpla con lo que a estos les promete.

Debe ser un Gobernante limpio en cuanto a su conciencia, que busque el bienestar de todo su Estado y que se rija moralmente sin desconocer sus principios fundamentales frente a sus gobernados.

Concluyo entonces diciendo que un buen Gobernador debe ser pulcro y tener criterio propio para dirigir a su Estado, sin dejarse corromper ni dejarse guiar por un camino errado que solo conlleve a la destrucción, al irrespeto y la desobediencia de todos sus gobernados.

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