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Mujercitas -obra Teatral


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  3.702 Palabras (15 Páginas)  •  3.425 Visitas

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Mujercitas

Louisa May Alcott

Ilustraciones de Enrique Flores

Introducción

Mujercitas (LittLe women) relata el crecimiento espiritual y psicológico de cuatro niñas que se hacen mayores ante la adversidad familiar. Con el trasfondo de la Guerra Civil de Estados Unidos (1861-1865), la obra recoge experiencias de la infancia de la autora, Louisa May Alcott, y de su familia, en la que se inspira para escribir el libro, donde defiende un modelo educativo abierto al diálogo y se opone a las guías de conducta para señoritas que se publicaban en la época.

La Norteamérica en que nació Louisa May era conservadora y machista. Pero con la Guerra Civil muchas mujeres demostraron que podían luchar por sus ideales de justicia tanto como los hombres. La Guerra Civil o Guerra de Secesión (1861- 1865) entre los estados del Norte y del Sur enfrentó al esclavismo y conservadurismo aristocrático de la región sureña con el ideal abolicionista del norte, ligado a una economía industrial más dinámica y emprendedora, que luego de su victoria en la conflagración convertirá a los Estados Unidos de Norteamérica en una moderna potencia económica mundial.

La familia de Louisa May estaba en contra de la esclavitud y participó del fervor por el cambio y el progreso social, que no se limitaban solo al terreno económico sino también al moral. El padre de la autora fue un humanista convencido, defensor de los derechos de la mujer y de las mejoras sociales. Este ideal reformista marca la educación de Louisa y de sus hermanas, quienes (al igual que las «mujercitas» de la novela) no pretenden una vida cómoda gracias al enlace con un hombre rico sino desarrollar su propio talento y abrirse camino en la vida gracias al trabajo honrado y al esfuerzo personal.

Autora Louisa May Alcott (1832-1888) fue la segunda hija de cuatro hermanas que nacieron en un hogar marcado por la revolucionaria educación de los padres, ambos espíritus reformistas, defensores de los derechos de los niños y de las mujeres, de los emigrantes y de los desfavorecidos. Como su heroína, y alter egojo, Louisa May fue una joven rebelde y soñadora; y desde su infancia leyó autores clásicos y desarrolló su talento literario escribiendo relatos, piezas dramáticas y diversos textos que encauzaron su vocación y la relacionaron con autores que la influyeron positivamente, como sus contemporáneos los norteamericanos Ralph

Emerson o David Thoreau.

Adolescente aún, Louisa May comenzó a trabajar esporádicamente como maestra, costurera, institutriz y escritora; y publicó su primer libro de relatos, Flower Fables (1855), que dedicó a Ellen Emerson, hija del poeta Ralph Waldo Emerson. Cuando estalló la Guerra Civil o Guerra de Secesión, en 1861, la joven Louisa May, que defendía la abolición de la esclavitud, y en cuyos cuentos y piezas teatrales publicados había mostrado sus ideales humanistas, se enroló como enfermera voluntaria en el Hospital de la Unión de Georgetown, D. C., hasta que unas fiebres infecciosas la apartaron de esta tarea, retornándola a la creación literaria.

En 1865, sin tener una buena acogida ni de la crítica ni de los lectores, publicó su primera novela, moods («Disposiciones de ánimo»), y comenzó a trabajar en la revista merry’s museum, cuyo Editor la animaría a concebir una historia para chicas; esta historia derivará en la novela mujercitas, convertida de inmediato en un éxito de ventas y a la que básicamente debe Louisa May su trascendencia literaria. La obra tiene el mérito de enfrentarse a las guías de conducta para señoritas, tan de moda en la época, proponiendo una revolución en la conducta femenina y presentando a protagonistas poco idealizadas, heroínas cercanas a la gente común, con quienes comparten pequeños dramas y objetivos de superación individual y familiar. Por su frescura, su tono irreverente y la vívida caracterización de los personajes, la novela fue disfrutada por los lectores de su tiempo y lo es aún, incluso cuando, a veces, su ritmo pueda parecernos lento, y sus cuadros, demasiado románticos.

El sorprendente éxito de mujercitas permitió a Louisa May Alcott profesionalizarse como escritora y motivó que, al año siguiente de su publicación, apareciera la segunda parte, en español aquellas mujercitas; y, a continuación, el surgimiento de una saga dedicada al público juvenil: jo’s Boys, 1886 (Los muchachos de jo, 1933); anold-Fashioned Girl, 1870 (corazón de oro, 1953, también publicada como una chica a la antigua, 1957); Little men, 1871 (Hombrecitos, 1943); aunt jo’s scrap Bag, 1871 (cuentos de la tía jo, 1953); eigh cousins, or the aunt-hill, 1874 (Los primitos, 1952); rose in Bloom. a sequel to Eight cousins, 1876 (La juventud de los ocho primos, 1966), entre otros títulos que explotan la misma veta de mujercitas, sin que logren su frescura y belleza de obra directa, casi testimonial, escrita desde la cercanía de la autora al punto de vista de sus Personajes protagonistas, las cuatro hermanas Meg, Jo, Beth y Amy. Louisa May Alcott estaba tan ligada a las ideas de su padre y defendió con tanto ímpetu el derecho a la emancipación femenina, su derecho a ser libre como mujer y a decidir sobre sus actos, que no se casó. Reemplazó a su madre en el cuidado del hombre a

quien la escritora tanto debía y a quien admiraba profundamente, pasando los últimos años de su vida combinando su labor literaria con la tarea de enfermera de su progenitor; hasta su muerte que tuvo lugar tan solo dos días después del fallecimiento de su padre.

Argumento

LA Novela mujercitas relata la historia de la familia March a lo largo de un año, de Navidad a Navidad, a través de episodios donde las protagonistas se enfrentan a dilemas y conflictos que terminan solucionándose gracias a la entrega y la solidaridad entre las muchachas y a la buena educación que reciben de sus padres, especialmente de su madre, ya que el padre, el Dr. March, está ausente, puesto que partió a cumplir con su deber en la guerra, de la que regresa al hogar en los capítulos finales de la novela.

Durante todo ese año sin el padre, quien les escribe cartas y es admirado por las hijas, las chicas reciben lecciones de la propia vida y de la madre, cuya conducta ejemplar admiran, llegando a ser cada vez mejores como personas y a superar defectos como el egoísmo, la codicia, la pereza o la falta de espíritu de sacrificio. En

Contraposición a los manuales para señoritas, tan de moda en la época, la novela ofrece una guía de superación que no se basa en la obediencia sino en el desarrollo de la personalidad y el talento individual, en la solidaridad y la entrega al otro.

Desde las primeras

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