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Más Que Un Rayo De Sol


Enviado por   •  12 de Marzo de 2013  •  1.435 Palabras (6 Páginas)  •  445 Visitas

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CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN ALIMENTACIÓN Y DESARROLLO A.C.

FILOSOFÍA DEL CONOCIMIENTO

PROFESOR: DR. MIGUEL MANRÍQUEZ

“MÁS QUE UN RAYO DE SOL”

PRESENTA:

SANDRA VIRGINIA HIGUERA ACUÑA

“MÁS QUE UN RAYO DE SOL”

Hoy mi profesor de Filosofía me regresó un ensayo con algunas correcciones y, ya para irme, anotó apresuradamente algo y me dijo con un gesto insondable: “Es una pintura de Rafael Sanzio que te va a encantar”. Salí del salón de clases pensando qué relación podría tener un fresco con mi trabajo final de filosofía. Lo que más me intrigaba, era la expresión del docente. Tuve que relegar ese asunto porque tenía otras clases y actividades impostergables. Durante el resto del día, recordé el incidente pero estaba conduciendo, preparando la cena, un examen o buscando algún complemento para el disfraz que mi hija utilizaría en su festival navideño y tuve que quedarme con la duda.

Esa noche me venció el cansancio, pero a las dos de la madrugada, desperté pensando: “tengo que haber visto antes esa pintura, ¿porqué no la recuerdo?” No pude conciliar el sueño y busqué la imagen de “La Escuela de Atenas”. Cuando la ví, el curso entero de Filosofía pasó por mi mente. No podía creerlo. Ahora tenía sentido la expresión del docente. Allí estaban representados los filósofos, científicos y matemáticos más importantes de la época clásica. Predominaban las figuras de Apolo y Atenea, que para los griegos representaban la verdad y la justicia. Platón y Aristóteles se hallaban en el centro, sosteniendo uno su libro de diálogos Timeo y el otro la ética que dedicara a su hijo Nicomaco. Platón señalaba el cielo y Aristóteles la tierra.

Pensé: sí había visto esta pintura, pero no la había observado, porque para mí no significaba nada y ahora la comprendo. Es verdad aquello que dijo Heráclito de que “los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos”. Mi perspectiva cambió. En ese momento fuí invadida por la paz que da el letargo y sentí que entraba en una dimensión de color. Me ví a mi misma rodeada de esos seres extraordinarios. Yo podía oírlos, pero ellos no me percibían, y se preguntaban ¿Qué es la vida?, ¿De dónde venimos?, ¿Hacia dónde vamos? Seguí caminando, entonces ví a unos jóvenes muy seguros de sí, que al ser interrogados por un hombre mayor, poco a poco perdían el aplomo. Comprendí en ese momento que estaba frente a Sócrates.

Sócrates estaba inspirando, probablemente, en Alcibíades, Antístenes y Jenofonte una necesidad de explicar y resolver conjeturas a las que eran enfrentados una y otra vez, como si se tratara de una especie de círculo para hacerles caer en imprecisiones mediante un juego mental del cual obtenían un cimiento de comparación para permitir el análisis de una nueva hipótesis que a su vez podía confirmarse o rebatirse. En ése momento, vi a grandes pensadores en plena actividad y no sentí a la ciencia como algo lejano e inalcanzable. Ellos buscaban aprender de todo y esto lo relacionaban para obtener el conocimiento. Mi recorrido me llevó al centro de la escena donde estaba el discípulo de Sócrates que ayudó a preservar su obra: Platón.

Platón decía a Aristóteles que el conocimiento podía provenir de una opinión (doxa) o de la ciencia ( episteme), que un tipo de opinión procede de la conjetura (eikasia) y otro tipo de opinión de la creencia (pistis) , que la ciencia, a su vez, utilizaba el pensamiento discursivo fundamentalmente matemático (dianoia) o bien, en el mundo de las ideas (eidos), la ciencia también empleaba la dialéctica o la razón pura, principalmente la idea del bien. Mientras que la episteme estaba fincada en el mundo de la inteligencia , la doxa estaba basada en el mundo sensible de la percepción de la apariencia o los objetos. La única motivación de la ciencia pura era saber. No perseguía un fin material. Por eso Platón señalaba el cielo.

Aristóteles y Platón hablaron de Sócrates y de su concepto de eidos, de las dificultades de Platón para insertar su mundo de las ideas en el mundo real y de cómo Aristóteles fue perfilando términos como «sustancia», «esencia» y «forma» que le alejaron

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