Música, Voluntad Y Estética
Enviado por josarrufat • 13 de Marzo de 2013 • 5.754 Palabras (24 Páginas) • 350 Visitas
Resumen
El Nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1871-1872) se presenta como la obra donde Nietzsche logra consolidar el carácter con el que pasara a enfrentar los grandes problemas de la filosofía. Tiempo más tarde, ya casi al final de su vida, exactamente en 1886 añadiría a éste escrito problemático, como gustaba definirlo, un parágrafo que denominará: Ensayo de autocrítica. En las breves páginas de este apartado establece una serie de consideraciones acerca de la actitud que había sostenido en su etapa juvenil, y especialmente sobre este manuscrito que cierra, según palabras sus propias palabras, su etapa de defensor de la resignación, del romanticismo y del cristianismo.
Palabras clave: Música, Voluntad, Estética y Tragedia.
Abstract
The Birth of Tragedy in the Spirit of Music represents Nietzsche’s characteristic approach to the major problems of philosophy. In 1886, toward the end of his life, Nietzsche would add a section entitled “Essay on self-criticism” to his problematic work, as he used to call The Birth of Tragedy. This paper explores Nietzsche’s early philosophical attitude regarding the latter work in particular, which according to him, brings to an end his stage of defender of resignation, of romanticism, and christianism.
Keywords: Music, Will, Aesthetics, Tragedy.
Este análisis lo he centrado fundamentalmente en el Nacimiento de la tragedia[1], y tiene como objetivo metodológico el de aislar y separar las ideas que había mantenido hasta 1872 de las tesis que pasaría a sostener en Humano, demasiado humano. Un libro para espíritus libres[2] (1878).
En Nietzsche la relación entre tragedia y música le sirve para explicar las razones que lo llevan a afirmar que la decadencia de la filosofía se origina principalmente con los escritos de Platón. Proceso que según la descripción expuesta en el Nacimiento de la tragedia, localiza paralelamente en Sócrates y Eurípides. Aunque sabemos que también había atribuido parte de ese declive a los mitos épicos de Homero y Hesíodo.
Esta obra fue escrita como un manifiesto de denuncia en contra de lo que peyorativamente Nietzsche acuño como: esteticismo socrático. Esta conceptualización le permite justificar el rechazo que manifiesta hacia los maestros del racionalismo y especialmente a su incapacidad para comprender el páthos de la música y de la tragedia. No es ésta, como sabemos, la única debilidad que les reprocha pero en lo que a estas páginas concierne la incomprensión de esta relación aparece como uno de los temas más significativos.
Nietzsche adversa y cuestiona el modo como Platón, y especialmente su maestro Sócrates, censura la música sensorial en sus diferentes diálogos o escritos. Al asignarle a esta una actividad esencialmente ética cognoscitiva, o peor, como la medicina mas efectiva para calmar las pasiones del cuerpo y las fiebres de la imaginación. Es conveniente introducir un breve inciso para recordar que Platón distingue entre dos tipos de música; una lo que pudiéramos llamar música como condición de toda posibilidad y por tanto de género superior y otra de carácter empírico equiparable a la música coral e instrumental. En medio de las contrariedades que puede suponer la relación entre una forma metafísica, es decir, una música pura o abstracta (la música de las esferas celestes), y otra empírica o mas bien instrumental que llega hasta nosotros por medio de nuestros oídos. Nietzsche satiriza en esta obra la reprobación vertida por Platón sobre todo tipo de música que estimule al cuerpo y en especial aquella que es acompañada por instrumentos musicales sensuales y por coros saturnales.
Es correcto reconocer que en esta etapa de marcada influencia schopenhaueriana se muestra abiertamente partidario de la música pura y, por tanto, aunque sea paradójico, parece establecer entonces una cierta sintonía con la idea platónica de la música como arke; como principio musical que además domina la estética musical presente en El mundo como voluntad y representación. Tampoco debemos olvidar, aunque esto tenga un carácter anecdótico, que esta primera obra Schopenhauer había sido dedicada curiosamente a la memoria de J. J. Rousseau y muy especialmente a la comprensión del pensador ginebrino de la música como melodía.
En otros términos se puede afirmar que lo Nietzsche rechaza con toda rotundidad en esta etapa de su vida es el esfuerzo que Sócrates y Platón han realizado para rescatar a la música de su carácter lúdico y convertirla en una disciplina, matema principal o canon ideal que permita regular y controlar la psique humana. Desprecia pues con todas sus fuerzas el empeño que estos habían puesto en asignarle a la música un significado pedagógico incluso superior al que habían otorgado a la Geometría, la Lógica y la Gimnasia. Él se opone a la tarea que ellos pretenden imputarle a la Mousike, especialmente la música instrumental al atribuirle un poder especial, un efecto psicagógico capaz de modelar la physis humana y de introducir un punto de equilibrio en ese juego eterno de fuerzas desplegado entre lo instintivo y lo cultural. Así Platón (República, 399e) señala: Examinaremos con Damon cual ritmo conviene al servilismo, a la arrogancia o insolencia y a otros vicios, y cuales ritmos convienen a las cualidades contrarias.
Platón comienza entonces a estudiar uno a uno a los efectos que los instrumentos y los diferentes modos melódicos pueden ejercer sobre la mente humana descartando aquellos que pudieran generar pasiones incontrolables y aceptando solo aquellos que conducen a fortalecer una rigurosa disciplina marcial. No debe sorprendernos pues que uno de los primeros decretos que dicta Platón en la Republica se encuentre dirigido en contra de los fabricantes de flautas y por ende también a sus a los tañidores por considerar que esta música estimulaba estados de tristeza o en su defecto eufóricos que facilitaban la corrupción de las costumbres y el surgimiento por tanto del relajo moral, la desobediencia y el desenfreno sexual.
La censura de Platón tiene presente en todo momento que la flauta había sido el instrumento preferido por los dioses de la embriaguez, el desenfreno y la seducción. Esto es por los seguidores de Baco y Dionisio. El examen sobre la música y la Asunción moral de la misma se halla presente en buena parte de los diálogos de Platón. No obstante, se puede destacar su especial preponderancia en: Republica, Leyes, Ion, Timeo, Fedro, Protágoras y Gorgias[3]. Esto sin olvidar, o pasar por alto, aquellos pasajes del Fedón y Apología de Sócrates
...