Necrofilia

El amor a la muerte (necrofilia)

Se parte de la premisa de que el amor a la vida es la motivación esencial del ser humano, convirtiéndose entonces en el punto débil para hacerle mal a esa vida. Así, el amor a la muerte se da cuando se ha perdido el sentido a la vida. Entonces la necrofilia pasa a ser su alternativa, al fracaso de vivir la vida.

La diferencia: el progreso se origina en los individuos que son verdaderamente ellos mismos, mediante unas reglas de convivencia que los alimentan a ser mejores, tales como sé inteligente, sé responsable, se exitoso… pero cuando esas reglas o mandatos empiezan a no cumplirse, se van convirtiendo en dificultades, y fracasos, que lo llevan a la decadencia del amor a la vida.

El rasgo predominante que muestra el necrófilo en su decadencia, es el freno en su motivación para vivir.

Todo este comportamiento negativo se va anclando en su yo-individuo hasta hacerte perder su objetividad por las leyes de la vida existencial, su propia identidad, internamente se va desintegrando.

El hombre necrófilo se interesara solo por el desarrollo intelectual y deja a un lado su parte emocional carece de importancia su destino. El hombre necrófilo ¡, se niega a los placeres de la vida, como el gozo, la alegría, la emotividad, se vuelca al dinero y lo hace su razón de ser reinvirtiéndolo, desechándolo, poseyéndolo; su vida se reduce a un servilismo irracional.

Al analizar la sociedad actual con la estructura de las relaciones sociales podemos deducir que se vive en una sociedad insana, donde el motor que mueve la vida, es el dinero, el deseo de manipular, de poseer, y dejamos a un lado el ser humano con sus emociones, sus sentimientos, con el verdadero sentimiento de vivir, al conocer estas dos alternativas que son las respuestas a la necesidad de dar sentido a la existencia, es necesario ubicar el problema ético, entre el bien y el mal.

Es claro que el hombre biológico y sicológicamente nace, sobrevive y esta dedo a creer, pero son las condiciones sociales que lo rodean, las que lo hacen progresar o decaer en su ánimo de vivir.

Entonces se puede decir que el bien se construye en el proceso que favorecen a la vida; y el mal, en aquellos que lo desintegran y lo destruyen. La ética como disciplina es la que nos señala estos rasgos en el ser humano; y los valora como buenos o malos, y cada ser los asume según su condición; y la toma ò las rechaza.

El fracaso es consecuencia de no asumir alternativas que dan fuerza, valor y sentimiento a nuestra manera de vivir, la maldad es un fenómeno humano, y trágico, que se opone a la moralidad y a la razón; mientras que el bien según la moral, es lo que se debe hacer, o lo que es conforme al deber, nos aproxima a nuestra esencia. El compromiso ético del hombre

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