PAZ Y BIEN
Enviado por • 16 de Enero de 2013 • 1.058 Palabras (5 Páginas) • 329 Visitas
Para: La Hermana Gabriela del Amor.
Mi nombRE soy un joven adulto de 30 años, desde muy pequeño, estuve vinculado a la iglesia, ayudaba en ancianatos, dirigía novenarios siendo aun un niño, casi todos los días iba a misa.
Fueron pasando los años y culmine la etapa del bachillerato y estuve dispuesto a entrar a algún convento o comunidad religiosa , pero a la final después de realizar varios retiros vocacionales, no tome la decisión final de dejarlo todo por seguir al Señor. En ese proceso conocí a los Salesianos, a los Carmelitas, a los Diocesanos.
Así pasaron los días, los meses, los años y se fue apagando el llamado que sentía que me hacia el Señor y en su lugar me fue seduciendo el mundo y pensé en ser profesional y comencé a estudiar comunicación social, y se puede decir que al entrar a la Universidad, me paso como San Agustín de Hipona cuando comenzó sus estudios de abogado, caí en un mundo de letrados, intelectuales y demás pero a la vez comencé a dejarme seducir por la otra cara de la moneda, la lujuria, el alcohol, las malas amistades.
Por fin llego el día que me gradué como comunicador social en el 2007, durante todo el periodo de estudiante universitario, estuve sumergido en un mundo gris, frio , nada cristiano, me aparte de la iglesia no iba a misa no me confesaba, mucho menos comulgaba. Sin embargo seguía en medio de este terreno pecaminoso sintiendo que Dios me llamaba solo que yo ahogaba su voz con las seducciones del mundo.
Hoy en día tengo 31 años no he podido ejercer mi carrera en forma y siento que mi vida solo puede cobrar sentido y santificarse a través del ingreso a un convento o monasterio, quiero salvarme, quiero dejar mi vida de pecado y siento que solo lo puedo lograr consagrándome al Señor.
Quiero tener la valentía de San Francisco que dejo todo por seguir al Señor, sin importar lo que opinaran sus padres y amigos, yo quiero dejar también todo con la gracia del Señor , para así consagrarme y santificarme en el.
Yo soy un miserable pecador pero quiero ser instrumento del Señor, quiero ser sus manos, sus oídos, su lengua, su corazón, no sé si la voluntad de él es que sea sacerdote, pero por lo menos un fraile creo que sí, ya que la vida contemplativa, de oración, de ayunos, propia de los frailes se que puede liberar a mi alma de las cadenas que la atan a este cuerpo corrupto. Pero ahora bien si estudie comunicación social fue por la gracia y ayuda de Dios y quiero aprovechar este don que El Señor me dio, para ponerlo a su servicio y que mejor manera
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