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POSTURAS FILOSOFICAS DE LA MORAL


Enviado por   •  17 de Febrero de 2015  •  2.046 Palabras (9 Páginas)  •  1.463 Visitas

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POSTURAS FILOSOFICAS DE LA MORAL

SÓCRATES.

La tesis de la imposibilidad de reconstruir la figura histórica y el auténtico pensamiento Socrático è crisis. SE constata: a partir del momento en que Sócrates actúa en Atenas, la literatura y la filosofía particularmente experimentan una serie de novedades de alcance considerable, que más tarde figurarían como adquisiciones irreversibles y puntos de referencia constantes.

El descubrimiento de la esencia del hombre ( el hombre es su “psyche”)

Es sabio quien tiene la sabiduría humana: aquella que puede tener el hombre sobre el hombre.

El hombre es su alma, puesto que su alma es precisamente aquello que lo distingue de manera específica de cualquier otra cosa. Entiende por alma nuestra razón y la sede de nuestra actividad pensante y ética.

El alma de Sócrates es el yo consciente, la conciencia y la personalidad intelectual y moral.

El nuevo significado de “virtud”

Virtud: areté, aquella actividad y modo de ser que perfecciona a cada cosa, haciéndola ser aquello que debe ser. La virtud del hombre es lo que hace que el alma sea como debe ser, de acuerdo con su naturaleza, buena y perfecta.

Las paradojas de la ética socrática.

Dos consecuencias:

Ø La virtud es ciencia (conocimiento) y el vicio, ignorancia.

o Carga sintética. Sócrates trata de someter la vida humana y sus valores al dominio de la razón.

o Puesto que la naturaleza misma del hombre es su alma y las virtudes son aquello que perfecciona y actualiza plenamente la naturaleza del hombre è las virtudes resultan ser una forma de ciencia y del conocimiento, dado que ambas son lo que perfecciona el alma y la razón.

Ø Nadie peca voluntariamente y quien hace el mal lo hace por ignorancia del bien. Las motivaciones que se hallan aquí son más complejas. El hombre por su propia naturaleza busca siempre su propio bien y cuando hace el mal lo hace en realidad por obtener beneficio de ello.

Estas dos proposiciones resumen el “intelectualismo socrático”: el bien moral se encuentra reducido a un hecho de conocimiento.

Porque para hacer el bien se requiere también el concurso de la voluntad, potencia poco estudiada por los griegos. El pecado se reducirá en Sócrates a un error de cálculo, ignorancia del verdadero bien.

Los fines del método socrático son básicamente de naturaleza ética y educativa, y solo secundaria y mediatamente de naturaleza lógica y gnoseológica.

El diálogo con Sócrates llevaba a un examen del alma y a un dar cuenta de la propia vida, a un examen moral. Precisamente en este tener que dar cuenta de la vida propia, que era el objetivo específico del método dialéctico, haya la razón que le costó la vida.

Definida la finalidad del método socrático, pasa Real ahora a describir su estructura. La dialéctica de Sócrates coincide con el dialogar mismo (diálogos) de Sócrates.

El “no saber” socrático

Se ha llegado a ver en él el comienzo del escepticismo. Es en realidad un planteamiento de ruptura

Ø Con respecto al saber de lo naturalistas è vacío.

Ø Con respecto al saber de los sofistas è simple sabihondez.

Ø Con respecto al saber de los políticos y de los cultivadores de las diversas artes è casi siempre se revelaba como algo inconsistente y acrítico.

Ø Más todavía: si se pone la actitud del no saber del hombre con respecto al saber de Dios.

Cuando se lo compara con la magnitud de este saber divino, el saber humano aparece en toda su fragilidad y toda su pequeñez. Desde esta perspectiva, la propia sabiduría humana socrática resulta un “no saber”. La contraposición entre el saber divino y el saber humano è antítesis predilecta de la sabiduría griega de la época anterior a Sócrates y este vuelve a reafirmarla.

ARISTOTELES.

Parte de que el conocimiento humano encuentra su objeto, no en una realidad trascendente, sino en la propia naturaleza como conjunto de fenómenos cualitativamente diversos. El conocimiento no implica una búsqueda introspectiva a la manera socrática, ni un proceso de anámnesis o reminiscencia al estilo platónico, sino todo lo contrario, ha de dirigirse al mundo natural que rodea al hombre.

El alma humana, al nacer el hombre es como una tabula rasa o tabla lisa que, paulatinamente se va llenando de imágenes de la realidad, que quedan registradas o grabadas en nuestra mente. Estas imágenes, según Aristóteles, se asemejan a la huella que deja un anillo de oro al ser presionado contra un trozo de cera; queda la huella del anillo, más no el oro mismo.

Para Aristóteles, la verdad tiene un carácter objetivo, en tanto reproduce la realidad objetiva; pero esta verdad no es captada por el filósofo en toda su multilateralidad, debido a que ella de manera absoluta es o no es; es decir, no admite contradicción. La realidad es tomada, de este modo, de manera estática en su reproducción conceptual.

Respecto a la Ética de Aristóteles, existen cuatro tratados que abordan esta ciencia práctica, clasificada dentro de las ciencias de lo posible. Ellos son: Ética a Nicómaco; Ética a Eudemo; Gran Ética y De las virtudes y los vicios . A pesar de sus diferencias, ellos en su conjunto representan la concepción aristotélica sobre la ciencia que regula la conducta humana y parten, en lo esencial de presupuestos teóricos comunes.

En primer lugar, encontramos que para Aristóteles la moral es, una técnica, un arte, un quehacer práctico. Y de hecho, constituye una parte integrante de la política, por cuanto es base y principio de la política. Como ciencia de las acciones humanas del individuo, la ética estará orientada a la felicidad , como el bien supremo de la vida humana y se presenta en tres niveles: 1) ciencia que orienta las acciones humanas individuales al bien (Ética); 2) ciencia que orienta la organización familiar al bien (Economía) y 3) ciencia que orienta la organización estatal al bien (Política). Estos tres niveles se complementan como un todo orgánico, por cuanto para Aristóteles

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