Pantera En Jazz
Enviado por fdemontiel • 28 de Mayo de 2013 • 2.861 Palabras (12 Páginas) • 830 Visitas
Carlos Fuentes Cuentos sobrenaturales
When Joshua fit the battle of Jericho
El hombre tiene que apresurarse si quiere checar al filo de las nueve. Este día, en especial, despierta amodorrado,se baña y ya ha resuelto su desayuno. Hay tres piezas en su apartamento: la estancia con un sofá color limón donde duerme, un anaquel repleto de novelas a la rústica (lujo de collegeboy norteamericano), la alfombra de hebras arrastrándose inerte hasta el otro extremo, donde está la puerta, junto a un pequeñoescritorio hosco, y dos o tres sillas chippendeleznables. Reproducciones nítidas y policromas se ahorcan en la pared: cuadritos de marcos losados con hojas de indian summer y frutas acogolladas. El otro cuarto es la cocina,pulida y reluciente, blanca de porcelana y aluminio, con platos holandeses suspensos al mosaico blanco. La estufay la nevera. Y la última pieza es el baño, herméticamente cerrado por una puerta verde con la manija de cobre.
Hoy, el hombre lee el diario al mismo tiempo que escucha un gruñido tras la puerta del baño. Los encabezados anuncian atrevidamente, con tintas oscuras: una pantera negra se ha escapado del zoológico;todos los ciudadanos, según parece (y se recomienda), deben ponerse en guardia contra esta salvaje pantera; puedeestar en cualquier parte: sí, allí, junto a usted.
El rugir en el baño se repite. Pero el hombre ya se ha lavado los dientes y son las ocho y media. Todo lo quepuede hacer es correr fuera del local.
Bingo bango bongo I don’t want to leave the Congo
(La oficina pedaleaba un fandango espontáneo y crujiente de apuntadores Remington y escenario de cemento y vidrio. Tronaban puertas y abofeteaban máquinas, mascaban chicle y bebían agua en endebles copitasde papel y daban órdenes y las recibían y estornudaban y pedían permiso y bajaban las persianas y las volvían asubir y leían novelas de crimen (¿quién lo hizo?) escondidas tras de un parapeto de papel amarillo e importante ysuspiraban y cuchicheaban y comían sandwiches de jamón y pieles y gorgoteaban botellas efervescentes y
bajaban las persianas otra vez y tictaqueaban un poco y siesteaban otro y se arreglaban las medias y regían las corbatas y salían a la avenida zumbante llenos de espíritu y felices de estar ocupados, de trabajar, deposeer escritorio propio.)
For sentimental reasons.
El hombre tiene cierta aversión hacia «casa» esta noche. Entra a un bar y ahí encuentra a una divorciada eufórica y cuarentona que conoce: una estola de mink colgándole de un hombro, olor a jacinto bravo y laexpresión nerviosa de tic en su boca violeta. Ella le cuenta la saga heroica del número tres y cómo dormía con una tabla entre los dos en el lecho tibio y cómo lo divorció (a quicky, too) por crueldad mental y,claro, la crueldad no fue mental sino glútea cuando una noche se rasgó (ella, claro) el negligeé y el cutis con un clavo al estar soñando en este o aquel astro de cine e indemnización y alimentos y habeas corpus tuabuela, iiiiiiii, y qué iba a hacer todo solito esta noche, y otra vuelta, Gus, y iiiiiiiii.
Entonces llegan al apartamento y la mujer se derrumba de golpe sobre el sofá cama, y empieza a cantar villancicos mientras él mezcla un coctel y las luces de la calle se filtran de cebra al cielo raso. Entonces ella escucha un gruñido.
Lookie lookie lookie here comes cookie
Se levanta y dice que ya está oyendo cosas y más le valdría irse a casita. Pero él no la deja, después de venir todo elcamino hasta acá, y ella fue la de la idea, además. Pero la mujer dice que siente el rugir otra vez y su maquillaje se empieza a arrugar; él le dice que está borracha, y ella lo vuelve a escuchar como una clarinada ydecide abrir la puerta y ver con sus propios ojos. El hombre se abalanza frente a ella, la cachetea y la empuja a lapuerta de salida. Tira detrás de la mujer el mink viejo y avienta la puerta a su marco. Piensa: qué limpio y brillosoestaba el lugar (el desenfado de los ingleses) y cómo esta mujer lo ha rociado de colillas agonizantes embarradas de morado. Aquí sintió el padpad de unas patas acojinadas en la puerta del baño y empezó a discurrir en torno ala posibilidad: algo o alguien está en mi baño. ¿Cómo puede algo o alguien introducirse en mi baño? Estelugar era tan seguro, pagaba un poco más de lo normal por él, y estaba situado en el barrio más selecto: por lomenos eso era lo que él pensaba y lo que el anuncio —el anuncio— decía. De manera que si algo, o alguien, estabaen su cuarto de baño —destruyendo sus lociones, babeando su pasta dental - no habia seguridad; el aviso del
periódico mentía; no hay, seguridad, y lo único que él anhelaba después de un día de trabajo era confort, confort y seguridad, y no un baño lleno de bichos molestos y ruidosos y sin respeto alguno hacia la vida privada delos ciudadanos.
Pero antes de arriesgarse con el dueño, tiene que pensar un poco: el ruido en el baño. No hay manera deentrar ahí, como no sea llegando por la puerta principal. No hay ventanas en el baño. La cosa necesita haber entrado por la planta baja, subido las escaleras, abierto la puerta del apartamento. Debe haberse arrastrado por la sala hasta llegar a la puerta del baño; la abrió, se introdujo en el cuartito y cerró la puerta. Peroentonces él estaba en su regadera alrededor de las siete cuarenta y cinco, lo cual significaba que la cosa no sehabía colado durante la noche, lo natural; en consecuencia, debe suponerse que entró mientras el hombre preparabael desayuno, en la cocina. Ésta era la única explicación posible, la única explicación posible, la única explicaciónposible.
Se embute hipnotizado entre las sábanas frías y trata de olvidar el asunto. No osa imaginarse a la pantera.En el curso de la noche, sin embargo, escucha una garra de terciopelo arañar la puerta pintada —¡recién pintada!— y siente horrible imaginándose a un ser desconocido
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