Para empezar con esta exposición es fundamental manifestar que el hombre es el reflejo de su sociedad y de su cultura

Para empezar con esta exposición es fundamental manifestar que el hombre es el reflejo de su sociedad y de su cultura. Cada nación –hablando sociológicamente- ha configurado sus propios estereotipos y arquetipos sociales, los cuales han ido cambiando con el pasar del tiempo y  por el desarrollo intelectual y racional del hombre. La cultura, como lo manifiesta el autor, es el “patrimonio real y efectivo de un grupo” que se configura de manera absoluta por la conducta humana. La “Conducta Humana” de ningún modo debe ser entendida como una verdad absoluta e inmutable, al contrario, constituye una realidad dinámica y de constante evolución.

Dentro del ámbito jurídico, la vida y la conducta humana se convierte en la base y en la pauta de la norma jurídica. La norma debe plasmar el accionar y la estructura de la sociedad, es decir, buscar el contenido partiendo de la realidad. El derecho es “una forma objetiva de vida humana” que está configurado por un conjunto de ideas que se convierten en reglas sociales, cuya finalidad es reglamentar la convivencia.

Sin embargo, debemos señalar que este conjunto de ideas (significaciones) son creadas tanto por la convivencia social -costumbres jurídicas- o por el hombre que ha adquirido el estatus de legislador y de este proceso creativo o de construcción se obtienen “objetos ideales” que son preceptos con identidad propia, objetiva y autónoma. Si bien es cierto todo pensamiento tiene una dimensión ideal,  el DEBER SER, esta dimensión no puede ser asemejada a los objetos ideales matemáticos y de los valores puros, ya que son de naturaleza distinta.

Por un lado se encuentran las ciencias puras, también llamadas ciencias exactas y las ciencias de la naturaleza que se encuentran conformados por conceptos independientes al proceso intelectual humano. En cualquier parte del mundo, las leyes físicas tendrán la misma aplicación, validez y consistencia. Lo que hace el hombre es únicamente descubrir y observar su entorno pero jamán tendrá la calidad de creador. En cambio, las disposiciones legales no se encuentran establecidas por las leyes de la naturaleza o se encuentran independientemente del ser humano. La norma surge de un proceso racional del legislador o de la sociedad, y obtiene autonomía y validez una vez que nace al mundo jurídico. Todas las ciencias sociales, especialmente el derecho, no tienen un ideal absoluto y eterno, necesitan para su elaboración plasmar la configuración de un determinado lugar y espacio, por lo que podemos concluir que se tratan de ciencias de constante mutación. El hombre cambia, la sociedad igual y lo único que hace el derecho es recoger la realidad.

En varias ocasiones los hechos humanos que han sido consolidados en una norma se vuelven inoperantes o se vuelven reglas ineficaces. Sin embargo, puede suceder que dichas conductas sean revividas o reactualizadas por nuevos sujetos. El hombre está en un constante cambio y lo que pudo haber tenido un interés en el pasado, en el presente podría ser innecesario. A pesar de quedar en el olvido, la norma pertenece y puede ser aplicada a hechos modernos. Una persona al cumplir la ley o ya en el ámbito jurisdiccional, una sentencia, reviven los pensamientos que fueron la base para crear la norma. El hombre revive el sistema jurídico no solo con el pensamiento sino también llevando la conducta a la vida práctica, es decir, “las normas jurídicas cobran vida efectiva”. Cuando se aplica la norma, las personas de manera espontánea pueden cumplir la disposición legal o puede ser que su eficacia dependa de un órgano administrador de justicia. En cualquiera de los dos casos, los nuevos hechos y acontecimientos se adaptan a los presupuestos legales, es decir, la aplicación se lo realiza de manera concreta e individualizada, por lo que las consecuencias serán distintas.

Al igual que cualquier producto humano, el derecho tiene un sentido y sobre todo una vinculación circunstancial (responde a un motivo y busca un fin).  Sin embargo, el derecho se ve sumergido en un problema cuando se le intenta asimilar a una ciencia exacta o de la naturaleza, como lo hizo Hegel. La jurisprudencia de ningún modo puede ser concebida como un sistema de ideas puras que encaje en un sistema lógico y preestablecido, al contrario, tiene un sentido referido a las realidades inspiradas en determinados valores.

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