Paradigmas Sociologos Clasicos
Enviado por camgar • 1 de Mayo de 2014 • 5.081 Palabras (21 Páginas) • 342 Visitas
TRES PARADIGMAS METODOLÓGICOS DE LA SOCIOLOGÍA:
MARX
DURKHEIM
WEBER
RAFAEL ESTEO PORRAS
PRIMERO PSICOPEDAGOGÍA
INDICE
0. INTRODUCCIÓN
I. EL PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA MARXISTA
II. EL PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA DURKHEINIANA
III. EL PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA WEBERIANA
A) Weber y la investigación empírica.
B) La Metodología weberiana y la disputa alemana del método.
C) La Metodología weberiana y la lógica de la prueba empírica.
TRES PARADIGMAS METODOLÓGICOS DE LA SOCIOLOGÍA:
MARX, DURKHEIM Y WEBER
El consenso parece casi universal entre la comunidad de científicos sociales de que la obra intelectual de Marx, Durkheim y Weber representa los fundamentos más firmes de la moderna fase de investigación empírica sociológica. Consideramos que las obras teóricas y empíricas de estos tres autores representan los paradigmas más importantes de la sociología actual.
No cabe en la actualidad referirse a los problemas metodológicos de la sociología sin estudiar la obra de estos tres grandes autores. Y ello es así porque sus trabajos intelectuales siguen suministrando en buena medida “modelos de problemas” y “modelos de soluciones” a la comunidad de sociólogos contemporáneos.
1. PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA MARXISTA.
Karl Marx (1818-1883) antecede en varias décadas a la de Durkheim y Weber, lo cierto es que la influencia de la sociología marxista ha comenzado a ser decisiva prácticamente en las dos últimas décadas. Así destacamos algunas opiniones como por ejemplo Sorokin que escribe lo siguiente: “Karl Marx y Friedrich Engels, con su división de las relaciones socioculturales en dos clases principales, las relaciones de producción que constituyen la estructura económica de la sociedad y la superestructura económica, le comunicaron una nueva vida y un gran desarrollo a la variación económica de las teorías. Casi todas las teorías recientes representan variaciones o elaboraciones de la división de Marx y Engels”.
Por otra parte Parsons considera que la obra marxiana representa uno de los tres puentes más importantes entre las tradiciones idealista y utilitarista del pensamiento social del siglo XIX.
Una vez aceptado el reconocimiento de la importancia de la obra de Marx, hay que preguntarse qué vamos a estudiar. Aquí nos vamos a ocupar del tratamiento de los datos sociales y de la lógica de la prueba científica que se dan en la obra marxiana. La mayor aportación científica de Marx fue el análisis de la estructura y desarrollo del capitalismo, y este análisis se encuentra fundamentalmente en El Capital.
El consenso mínimo que pueda existir actualmente sobra la importancia de la obra marxiana en el desarrollo contemporáneo de las ciencias sociales, no significa, sin embargo, consenso en el orden de importancia que Marx ocupa entre las figuras clásicas de las ciencias sociales.
Wright Mills, por ejemplo, considera que existe solamente la “ciencia social” y que sin la obra de Marx y otros marxistas esta ciencia social no sería lo que es hoy.
Bottamore, por su parte, reconoce que Marx introdujo en las ciencias sociales en su día un método nuevo de investigación, nuevos conceptos, y un cierto número de hipótesis audaces para la explicación del cambio social, pero destaca que en ningún momento Marx se consideró a si mismo un marxista en el sentido de creerse poseedor de una teoría de la sociedad completa y terminada.
Desde una posición más cercana a la de estos últimos autores, vamos a ocuparnos en primer lugar del papel que concedió a la investigación empírica el propio Marx. La preocupación de Marx por la dimensión empírica de la investigación social aparece ya claramente explicitada en una de sus obras, La Ideología Alemana, lo cual representa el primer intento importante de Marx de superar “la concepción ideológica de la filosofía alemana”, y de conceder a los fenómenos económicos un papel dominante en el cambio histórico.
Al referirse a que la organización social y el Estado brotan constantemente de la actividad de determinados individuos, Marx pone especial cuidado en destacar que hay que observar la actividad de estos individuos, “no como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, sino tal y como realmente son; es decir, tal y como actúan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales, independientes de su voluntad”.
La insistencia con que Marx incide en la necesidad de partir de lo real, de la forma en que el hombre actúa y no “del hombre pensado, representado o imaginado” es una constante en toda su obra. El propio interés de Marx por los fenómenos sociales no tuvo su origen en remotas abstracciones intelectuales sino en problemas muy concretos.
El compromiso de Marx con la investigación de hechos sociales resulta incuestionable y siempre mantuvo la idea de que las reformas sociales debían ir acompañadas de un “conocimiento exacto y positivo de las condiciones en que la clase obrera... vive y trabaja”. La idea de que en el pensamiento marxiano estaban subordinadas las ideas teóricas y las investigaciones sociales a un ideal social preconcebido y a unos medios previamente determinados para lograrlos, es claramente insostenible.
En el Prólogo a la Contribución, es donde mejor se sintetizan las ideas marxianas en breves frases. La concepción materialista de la historia la resume Marx del siguiente modo: “Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican en las condiciones materiales de vida”.
Marx señala la dirección de la relación entre el modo de producción y proceso de la vida social, política y espiritual en general. “No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”.
Los cambios en los factores materiales determinan la dirección del cambio histórico, aunque bien es verdad que Marx reconoció que los motivos económicos no eran los motivos decisivos de la acción social. Los intereses de la clase y los imperativos de la ideología, insertados en el marco de los determinantes económicos,
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