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Pensamiento Filosofico De Comercio


Enviado por   •  12 de Marzo de 2015  •  2.619 Palabras (11 Páginas)  •  480 Visitas

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PENSAMIENTO FILOSOFICO DEL COMERCIO INTERNACIONAL

Kant

Los escritos sobre política internacional de Immanuel Kant (Königsberg, Prusia, 1724-1804), en especial La paz perpetua (1795), clarifican aspectos sobre las relaciones internacionales modernas tan relevantes como la inherente interacción entre los Estados que componen la sociedad internacional (Doyle, 1986: 1157). Además, algunas de sus ideas han sido fundamentales para el forjamiento de las normas de ius cogens, consensuadas por la comunidad internacional en su totalidad, aunque frecuentemente eclipsadas por los intereses políticos de los Estados. No obstante, la federación de Estados que Kant propone con el fin de garantizar la paz perpetua (Kant, 2003: 11-14) transciende en gran medida el poder de maniobra de la actual Organización de las Naciones Unidas. El objetivo de este estudio es, por tanto, aportar una visión general sobre las aportaciones de las ideas kantianas a la teoría de las relaciones internacionales, sus repercusiones en política internacional y su vigencia en nuestros días.

La importancia de Kant como teórico de las relaciones internacionales reside en la preponderancia de la moral en las relaciones entre Estados y su inclinación natural hacia el “deber de la paz perpetua” (ídem, 11). Postula la existencia, por tanto, de un imperativo moral que impulsa a los Estados a relacionarse de manera pacífica. La doctrina de Kant se asienta sobre una base epistemológica, pues la paz perpetua es la condición para la acción ética de los Estados, y desarrolla una concepción teleológica del mundo, ya que el fin de las relaciones interestatales es la instauración última de la paz perpetua (Doyle, 1986: 1159).

Una de las ideas centrales del pensamiento internacionalista de Kant, como ha señalado Habermas (1997: 62), es el carácter transitorio del Derecho internacional, es decir, las regulaciones de la paz y la guerra devendrán en un pacifismo jurídico que establecerá un orden cosmopolita y acabará con el uso de la fuerza como medio de resolución de litigios internacionales. Según lo dispuesto en los artículos definitivos para la paz perpetua (Kant, 2003: 5-10), ese orden cosmopolita se materializará con la formación de una federación de Estados autónomos, no sujetos a una autoridad central. Dichos Estados deberán ser, además, de naturaleza republicana (artículo definitivo primero), pues es más improbable que se declare una guerra si el pueblo está en contra, si su voluntad reside en un poder legislativo independiente del ejecutivo. Por último, el comercio interestatal favorecerá que los Estados accedan a asociarse (Habermas, 1997: 67).

La tradición kantiana en teoría de las relaciones internacionales se opone a la hobbesiana en tanto que rechaza frontalmente la idea de que los Estados se encuentren en un estado de guerra de todos contra todos, la anarquía del sistema internacional y la ausencia de restricciones morales en el comportamiento de los Estados. Los kantianos apuestan por unas relaciones internacionales basadas en la cooperación, en las que los Estados pierden relevancia en favor de una sociedad cosmopolita y transnacional (Barbé, 2008: 47).

Otras teorías de la escuela liberal inspiradas en las ideas de Kant son la tesis de la “paz democrática”, que afirma que las democracias no entran en guerra unas con otras, y la “democracia cosmopolita”, que preconiza la llegada de un mundo regido por la paz, la democracia, la igualdad y la justicia (Solomon, 2003: 103).

El origen de estas teorías radica en la confianza en la seguridad colectiva durante la segunda mitad del siglo XX (Habermas, 1997; Solomon, 2003). La Carta de las Naciones Unidas de 1945 recoge principios estructurales del ordenamiento jurídico internacional cuyo objetivo es velar por la seguridad colectiva, e incluyen la resolución pacífica de controversias internacionales y la prohibición del uso de la fuerza (artículos 2.3. y 2.4., respectivamente), aunque otorga al Consejo de Seguridad el poder de decidir si se emprenden acciones militares en caso de “amenazas”, “quebrantamientos de la paz o actos de agresión”.

Hume

La historia es, junto a la psicología, la estrella que guía las investigaciones económicas de Hume. La historia está repleta de infinitas variedades de la experiencia humana pero contiene también elementos de constancia y regularidad. Las sociedades económicas surgen como resultado de un proceso de evolución, que les da unas características únicas, junto a otras que son comunes a todas las sociedades. El pensamiento económico de Hume, al tener sus raíces en la historia, es esencialmente dinámico y hay cierta afinidad entre su economía política y la importancia que se da hoy en día al desarrollo y al crecimiento económico. La historia es cambio y la observación de éste puede abrir perspectivas que estarían cerradas a el que observara sólo unas condiciones estáticas. No es, según esto, sorprendente que fuera un escritor de mente histórica como Hume uno de los primeros en desarrollar una forma convincente de la teoría de la circulación automática de efectivo. Si el país A gana dinero en efectivo como consecuencia de una balanza comercial favorable, su nivel de precios se elevará, mientras en el país B, que ha perdido numerario debido a su balanza comercial desfavorable, ocurrirá exactamente lo contrario. En A, los precios son ahora demasiado altos para permitir que el país mantenga inalteradas sus exportaciones. El alto nivel de precios de A atraerá las importaciones, al mismo tiempo que reducirá las exportaciones. En B ocurrirá lo contrario y habrá una inversión del movimiento de metal que volverá nuevamente aB.

Hume, a diferencia de los mercantilistas, no consideraba que el comercio exterior fuera una invención estratégica para producir dinero; tampoco estaba de acuerdo con los fisiócratas en qué dicho comercio fuera un mal necesario. En su lugar, resaltó el papel representado por el comercio exterior como promotor del desarrollo económico de un país. Observando más los procesos evolutivos que los equilibrios momentáneos, pone de manifiesto la función educativa del comercio extranjero, que hace que los hombres conozcan «los placeres del lujo y las ganancias del comercio», llevándolos a «posteriores mejoras de todas las ramas del comercio, tanto exterior como interior». Ésta es quizá la principal ventaja del comercio exterior. Saca a los hombres de su indolencia y, al presentarles a esa parte más alegre y opulenta de la población que posee objetos de lujo, en los que ellos no habían podido ni soñar, hace surgir el deseo de una forma de vida más espléndida de

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