Planton Sobre Amor
Enviado por zafirokim • 12 de Mayo de 2013 • 1.745 Palabras (7 Páginas) • 464 Visitas
Platón vivió entre el 428/27 y el 348/347 antes de Cristo. No fechó ningún diálogo por lo que la datación de los diálogos se realiza atendiendo a acontecimientos históricos que se refieren en ellos, por referencias de unos diálogos a otros o por el contenido. La fecha de composición del Fedro suele situarse hacia el año 370 a.C., pero existen opiniones enfrentadas.
Schleiermacher, gran conocedor de Platón, sostuvo en el siglo XIX que Fedro es uno de los primeros diálogos escritos por Platón. Actualmente la opinión mayoritaria es la contraria: hay que situarlo junto a los denominados diálogos dialécticos, de madurez, precedido por la República. Los comentaristas anteriores a Schleiermacher consideraron que el Fedro estaba mal escrito, con tono inmaduro, Platón mismo habla del tono ditirámbico con el que se expresa Sócrates en su primer discurso que, por cierto, pronuncia con la cara cubierta por la vergüenza. Tradicionalmente entonces se ha entendido que el Fedro había sido el primer diálogo escrito por Platón y que su tema son los discursos sobre Eros, eróticos, o bien una especie de programa de las enseñanzas de la Academia. El error estaría en haberle dado demasiado peso al primer discurso de Sócrates, de tono bastante más leve que el que pronuncia con la cara descubierta y que la segunda parte del diálogo.
El Fedro es un diálogo muy complejo. Al igual que la fecha de composición, el tema sobre el que versa también ha sido muy debatido. Suele defenderse que el tema principal es el amor o la retórica. Si se entiende que trata sobre el amor, se le suele situar entre los primeros o el primero incluso, si se entiende que trata sobre la retórica, en la actualidad la opinión casi exclusiva, se le coloca entre los últimos, después de la República casi siempre. En cualquier caso en el “Fedro” se habla del amor y de la retórica, esto es, el Fedro se divide en dos partes, la primera, sobre el amor, contiene un discurso de Lisias y dos discursos de Sócrates al respecto; en la segunda se trata la retórica.
Lisias es presentado como el dirigente de la escuela de retórica más influyente de Atenas; Fedro es un joven ateniense interesado por los discursos y oyente habitual de Sócrates, aparece también en el Banquete y en el Protágoras. Sócrates se encuentra con Fedro, que dice venir de escuchar a Lisias. Lleva el discurso bajo la túnica con la intención de aprendérselo de memoria. El discurso trata sobre el eros, tema favorito de los discursos que se usaban como ejercicios de retórica. Lisias vendría a decir que lo adecuado es no conceder favores físicos al amante, al enamorado, sino a quien no lo está. La razón se encuentra en el hecho de que el amante está poseído por la locura y no es capaz de dominarse, sin embargo, el que no ama es cuerdo y sabe, por tanto, elegir lo mejor. El que ama, desea sobre todo el cuerpo del amado pero una vez que se acabe ese deseo no aparecerá una amistad que antes no existió, en cambio, si hubo amistad antes de la entrega a quien no ama, esa amistad perdurará después. No hay que conceder favores a quienes más los necesita, sino al que puede devolverlos y no “a los que quisieran gozar de tu juventud, sino a los que cuando seas viejo, te hagan partícipe de tus bienes”.
“Pero si te dejas persuadir por mí, no va a ser el gozo momentáneo tras lo primero que voy a ir cuando estemos juntos, sino tras el provecho futuro. No seré dominado por el amor, sino por mí mismo, ni me dejaré llevar por pequeñeces a odios poderosos, sino que sólo en relación con cosas importantes dejaré traslucir mi desagrado”.
Sócrates acepta que el enamorado está más enfermo que el no enamorado y se declara incapaz de decir algo más florido que lo ya dicho por Lisias. Si debe hablar sobre el tema lo hará con la cabeza tapada. Comienza apuntando que la mejor forma de no equivocarse cuando se empieza a deliberar es saber de qué trata la deliberación, como el tema es averiguar si hay que hacerse amigo mejor del que ama o del que no ama, lo primero será saber qué es el amor, una vez sabido lo que es el amor será el momento de indagar si trae provecho o daño. El amor es
“el apetito que, sin control de lo racional, domina ese estado de ánimo que tiende hacia lo recto y es impulsado ciegamente hacia el goce de la belleza y, poderosamente fortalecido por otros apetitos con él emparentados, es arrastrado hacia el esplendor de los cuerpos, y llega a conseguir la victoria en este empeño, tomando el nombre de esa fuerza que le impulsa”.
Todos nosotros, dice Sócrates, nos regimos por dos principios: un deseo natural de gozo y una opinión adquirida que tiende a lo mejor. Si nos dejamos mover por lo segundo somos sensatos, si nos mueve lo primero, el deseo o el apetito, caemos en el desenfreno. El desenfreno es muy variado y lo llamamos de
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