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Platon.


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  Práctica o problema  •  839 Palabras (4 Páginas)  •  345 Visitas

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El "Fedón" relata la conversación que mantuvo Sócrates en la prisión con sus amigos, el día de su muerte, sobre la inmortalidad del alma y el significado de la filosofía y la vida del filósofo. Dos de los argumentos utilizados para demostrar la inmortalidad del alma, el de la reminiscencia y el de la simplicidad, se basan en la teoría de las Ideas. Los otros dos, el de los contrarios y el del principio vital, en creencias propias de la época.

1) La prueba de los contrarios (71c-73a)

2) La prueba de la reminiscenciaa (73a-78b)

3) La prueba de la simplicidad (78d-81e)

4) La prueba del principio vital (104e- 105d)

1) La prueba de los contrarios (Fedón, 71c-73a)

— ¡Y qué!, repuso Sócrates: ¿la vida no tiene también su contraria, como la vigilia tiene el sueño?

— Sin duda, dijo Cebes.

— ¿Cuál es esta contraria?

— La muerte.

— Estas dos cosas, si son contrarias, ¿no nacen la una de la otra, y no hay entre ellas dos generaciones o una operación intermedia que hace posible el paso de una a otra?

— ¿Cómo no?

— Yo, dijo Sócrates, te explicaré la combinación de las dos contrarias de que acabo de hablar, y el paso recíproco de la una a la otra; tú me explicarás la otra combinación. Digo, pues, con motivo del sueño y de la vigilia, que del sueño nace la vigilia y de la vigilia el sueño; que el paso de la vigilia al sueño es el adormecimiento, y el paso del sueño a la vigilia es el acto de despertar. ¿No es esto muy claro?

— Sí, muy claro.

— Dinos a tu vez la combinación de la vida y de la muerte. ¿No dices que la muerte es lo contrario de la vida?

— Sí.

— ¿Y que la una nace de la otra?

— Sí.

— ¿Qué nace entonces de la vida?

— La muerte.

— ¿Qué nace de la muerte?

— Es preciso confesar que es la vida.

— De lo que muere, replicó Sócrates, nace por consiguiente todo lo que vive y tiene vida.

— Así me parece.

— Y por lo tanto, repuso Sócrates, nuestras almas están en los infiernos después de la muerte.

— Así parece.

— Pero de los medios en que se realizan estas dos contrarias, ¿uno de ellos no es la muerte sensible? ¿No sabemos lo que es morir?

— Seguramente.

— ¿Cómo nos arreglaremos entonces? ¿Reconoceremos igualmente a la muerte la virtud de producir su contraria, o diremos que por este lado la naturaleza es coja? ¿No es toda necesidad que el morir tenga su contrario?

— Es necesario.

— ¿Y cuál es este contrario?

— Revivir.

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