Platón, La República XVI, XVII, resumen
Enviado por Iván Trives Martínez • 16 de Mayo de 2021 • Resumen • 546 Palabras (3 Páginas) • 138 Visitas
Platón, La República XVI, XVII, resumen (505c-511e)
Sócrates, Adimanto y Glaucón están en la tarea de dar con un estado ideal. En concreto discuten sobre el concepto del Bien en sí, ya que este es un conocimiento necesario para el correcto gobierno del estado.
Sócrates remarca la distinción entre el hecho de conocer y el de opinar, y al mismo tiempo crea una diferenciación entre las cosas sensibles, siendo estas múltiples y sujetas al cambio y las propias Ideas, que son únicas e inmutables. Consecuentemente el Bien en sí, afirma Sócrates, es algo demasiado angosto para su capacidad, aunque accede finalmente a tratarlo, por medio de una analogía. El ateniense pasa a comparar la Idea de Bien con el sol:
La idea del Bien, seria según Sócrates como una especie de sol, pero en el mundo inteligible, dado que en el mundo sensible el sol gobierna y rige todo lo demás, en el mundo de las ideas, sería el Bien quien hace ese mismo trabajo. En el mundo sensible existe una relación entre el propio Sol y las cosas visibles y la vista. Del mismo modo en el mundo inteligible hay una relación entre la inteligencia y las demás ideas con la Idea de Bien.
Sócrates estipula crean con esta analogía una escala epistemología por un lado, al comparar el hecho de que el sol ilumina con la luz que irradia a las cosas sensibles y hace con ello a estas accesibles a la vista. Por otro lado la Idea de Bien ilumina de un modo semejante al sol a las otras ideas con la verdad que esta genera, haciendo a las ideas alcanzables por la inteligencia. Además se establece una relación ontológica, al afirmar que el sol es causa de la existencia del resto de entes físicos y así mismo la Idea de Bien es la razón de la esencia y la existencia de las otras ideas.
Estas relaciones, tanto ontológica como epistemológica se explican con mayor claridad al crear Sócrates un esquema segmentado de los grados de realidad de los entes y los de conocimiento que se deben asignar a cada uno, esto es mediante el “símil de la línea”.
Existiría pues, en el mundo sensible dos niveles de realidad, las imágenes (a las que se le asigna la imaginación como conocimiento) y los entes sensibles u objetos físicos (a los que se le asigna la opinión o doxa). Y además el mundo inteligible se podría dividir en dos grados del ser: los objetos geométricos o matemáticos (a los que se les asigna el pensamiento) y finalmente, como entidad superior del ser, las propias ideas, que participan todas ellas de la Idea de Bien (a las que se les asigna la inteligencia, pináculo de la gradación epistemológica)
Sócrates profundiza entonces en la distinción del método de los geómetras de la práctica dialéctica, ocupándose ambas de entidades cognoscibles pero distinguidas por proceder metódico. Este fragmento enfatiza en la jerarquía de aquello que se ha de estudiar en la misión de gobernar justamente un estado que se
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