Por qué preguntar “que hay de malo en la felicidad”

Por qué preguntar “que hay de malo en la felicidad”.

Sociedades movidas por millones de hombres y mujeres que buscan la felicidad, considera a la riqueza el principal vehículo, más no está nada claro que se vuelvan más felices.

Robert Kennedy lanzó un mordaz ataque contra la falsedad en que se basa la idea de que el PIB es una medida de felicidad diciendo: “El PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena”. Los observadores señalarían que aproximadamente la mitad de los bienes cruciales para la felicidad humana no tiene precio de mercado y no se venden en las tienda.

Los vendedores de bienes de consumo no desean que los compradores dediquen demasiado tiempo a disfrutar de lo que han adquirido. El objetivo es que las personas no generen confianza y criterio de compra, sino generen reconocimiento de la sociedad y así creen una identidad momentánea. En una sociedad de compradores somos felices mientras no perdamos la esperanza de llegar a ser felices. Sin embargo en el camino se pierde algo que solía hacer feliz a mucha gente: el orgullo del “trabajo bien hecho” .

Debemos platearnos retos que sean difíciles de conseguir, mucho más allá de nuestro alcance, en todo lo que hacemos o podamos hacer. Esto explica porque la felicidad “genuina, verdadera y completa” siempre parece encontrarse a cierta distancia como un horizonte que sabemos que se aleja cada vez que intentamos acercarnos a él.

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