Posmodernidad
Enviado por nancyyger • 11 de Junio de 2013 • 11.998 Palabras (48 Páginas) • 202 Visitas
UNA MIRADA A LA POSMODERNIDAD
El “hombre”, palabra que evoca una realidad plena, de afanes y deseos, de dolor y extrañeza, de honor y decepción. En nuestro recuento como seres racionales hemos tenido épocas de luz y túneles inundados por una oscuridad intraspasable. ¡Ecce Homo!, parafrasea Nietzsche. ¡Ahí está el hombre!, débil, oprimido, abatido por sus dudas e ideales inacabados, arañando su propia vida para poder respirar un poco. ¿Quién lo asfixia? Es él mismo, obsesionado por esta absurda tarea de liberarse enrolándose en las teorías que, lejos de presentarlo con claridad, le impiden respirar aire de su propio ser.
Sin embargo el camino trazado por el propio sujeto no se ha detenido. Basta con volver la mirada hacia la historia para entender que el problema sobre el hombre siempre ha estado presente, como un acompañante a veces mudo de sus avances e infortunios.
En la Antigüedad hombre y sujeto se fundían en un mismo concepto: El substratum (sustancia), lo que subyace bajo los accidentes sustentando la existencia de estos. Esta sustancia no existe sola, está remitida a la totalidad porque forma parte de una sociedad donde hay otras sustancias. Llegado el medioevo la sustancia racional es, además de esencia y naturaleza, participación por analogía de un ser superior: Dios. En esta analogía se explica el fundamento de la existencia humana: El ser superior da origen y fuerza al sujeto.
En la modernidad los papeles se invierten, el sujeto no se encuentra supeditado a Dios sino que se asume como el fundamento de todo lo tocante a su mundo y a su verdad porque las cosas alcanzan objetividad a partir de él. Crea y diseña la ciencia como único criterio de verdad dirigida por la razón instrumental que disuelve los enigmas del mundo y que lo encamina hacia el progreso. Se constituye así el sujeto consciente, poseedor de los ideales de la Revolución Francesa: Igualdad, fraternidad, libertad.
Hasta ese momento el sujeto moderno se distingue del objeto de conocimiento y transformación: El mundo exterior. Para el ser humano la certeza es aquello que se le aparece, el fenómeno diría Kant; pero en el juego entre sujeto y objeto puede darse el error, por eso se busca una unidad de todo lo real. Esa unidad teórica se va a lograr en la medida en que el sujeto no sea humano, aparece entonces el Espíritu Absoluto Hegeliano. El ser humano queda subsumido en la unidad teórica y entonces desaparece la modernidad.
Desde la dialéctica hegeliana puede interpretarse que si la modernidad es la tesis, la antítesis debe oponerse a la primera. Comienza así la Posmodernidad como fragmentación de la unidad teórica hegeliana, es aquí donde el sujeto pierde su identidad porque sólo contempla el despliegue del Espíritu Absoluto como un habitante de un ser que no es suyo. Con Heidegger el hombre es el mensajero del ser puesto que descifra el lenguaje, pero vive su acontecer como un simple espectador.
Sucede entonces la pérdida del sujeto. La posmodernidad se desenvuelve en la retirada del humanismo, en la crisis de la historia como vivencia cotidiana que atañe a un individuo; la crisis de lo social porque resulta que se vive de manera individual, como un simple nudo sofisticado en medio del movimiento general del universo. De nuevo hacen falta los intentos por descifrar a este ser-misterio que es el hombre.
¡Qué afán tan complejo! Es quien interroga por su vida y por aquello que lo circunda, pero del que menos respuestas contundentes se tiene. Es por eso que el tema no acaba, se trae al presente en la primera oportunidad, se escriben y re-escriben posturas, se acierta o vuelve a errarse. El hecho es que ahí está, ¡sabrá la humanidad por cuánto tiempo más!
No importa que tan alejados nos coloquemos de ofrecer una definición certera de lo que es el hombre, pues en ello no radica el mérito de la filosofía; su misión es explicarlo complejo, libre, en expansión, susceptible al tiempo o al espacio, pero siempre siendo. Reflexionar sobre el hombre no obliga a encasillarlo en una teoría, porque en él muchas cosas siguen siendo misterio. Conduce más bien al encuentro con sus formas de vida, con sus acciones individuales o colectivas, con sus opciones históricas, con su existir.
El hombre “es” siempre en un tiempo determinado. Así va configurando su ser con independencia de los juicios de valor, de bondad o maldad, pero sigue siendo él mismo. La historia de nuestro tiempo nos coloca en el punto en que necesitamos recobrar el sentido de lo humano: La sociedad vuelve la mirada hacia dentro de sí misma, recobra la imagen del hombre a partir de su contexto sin sufrir por las pérdidas del pasado sino levantándose de la “caída” heideggeriana.
En palabras de los pensadores actuales, es momento de salvar al hombre de la masificación de la humanidad, ver el rostro al que se refiere Lévinas, caminar al lado de las múltiples representaciones que pretenden ocupar su lugar como centro de lo real.
Este capítulo busca señalar las respuestas posmodernas al problema del hombre como el ser que interroga, que viene de un pasado rico en tradiciones, con un futuro incierto y profundamente cuestionante. La manera de ser hombre hoy, sin dejarnos llevar por la “cosificación”, por el “individualismo” o por el “estado de masa compuesta” , es traer de vuelta al hombre que vive en un tiempo y circunstancia determinada, -por tanto histórico- y no quedarnos con el hombre “desmemoriado” que no valora su legado, básicamente porque no valora a aquellos que conviven en su mismo contexto.
1.1 DEFINICIONES DE POSMODERNIDAD
Decir “posmoderno” es mencionar un adjetivo vasto en interpretaciones, una palabra que puede designar todo un período histórico que abarca la segunda mitad del siglo XX; una moda que como tal ya está en el baúl de los recuerdos, una corriente artística caracterizada por la ausencia de normas estéticas, el llanto por los valores perdidos, y podríamos enumerar más y más interpretaciones donde cualquiera se quedaría sin un concepto preciso.
Esto se debe a que el movimiento posmoderno abrió sus brazos para acoger toda reflexión divorciada del modernismo, o que al menos lo intente. Los autores fluyen por doquier, mezclan estilos tradicionales con vanguardismos, escriben ética con toques matemáticos, renuncian al sistema, se niegan al paradigma.
Se critica el ideal moderno del “progreso ilimitado”, a la razón como único acceso al conocimiento, la visión de la técnica como proceso deshumanizante, al sujeto y al pensamiento “fuerte”, a la metafísica tradicional.
Posmoderno indica según Urdanibia ,
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