"Postura Dialéctica O Crítica Hermenéutica: T. H. Adorno, J. Habermas, K. O. Apel, Lucien Goldmann".
Enviado por debarillas • 19 de Mayo de 2014 • 2.636 Palabras (11 Páginas) • 6.266 Visitas
“Postura dialéctica o crítica hermenéutica: T. H. Adorno, J. Habermas, K. O. Apel, Lucien Goldmann”.
La teoría crítica de la sociedad tiene sus orígenes en la Escuela de Frankfurt, la cual surge en torno al Instituto de Investigación Social, fundado en la década de 1920 en Main, Alemania. La escuela tuvo varios directores marxistas, hasta que a partir de 1931 fue dirigida por Max Horkheimer. Los principales exponentes de la escuela son, además de Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Erich Fromm. Muchos de sus miembros, por su origen judío, se vieron obligados a emigrar a los Estados Unidos, pero después de la Segunda Guerra Mundial, Horkheimer, Adorno y Pollok volvieron a Frankfurt, Alemania.
La Escuela de Frankfurt estudia a un Marx humanista, que se refleja en sus primeros escritos, para así tomar distancia del experimento totalitarista en la Unión Soviética. Entonces, los representantes de esta escuela no son marxistas ortodoxos, sino que su teoría crítica de la sociedad, lejos de basarse en el dominio de la economía, de los factores económicos, se basa en la crítica de la lógica de ese dominio económico (Fazio y Fernández, 2009).
Theodor Adorno.
Theodor Adorno nació en 1903 en Frankfurt, Alemania, y murió en 1969. Realizó estudios universitarios en filosofía, sociología, psicología y música en la Universidad Goethe de Frankfurt. Compuso diversas obras musicales y llevó a cabo su tesis doctoral de filosofía sobre Sören Kierkergard2. En 1933 se incorpora al Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Frankfurt (Escuela de Frankfurt). Tiene después que emigrar a los Estados Unidos y después de la Segunda Guerra Mundial refunda, junto con Horkeimer, la Escuela de Frankfurt en Alemania, donde continuó investigando sobre su crítica a la sociedad capitalista y a las limitaciones de estas en el pensamiento y la acción del ser humano. En la década de 1960 continúa relacionándose con la literatura, la música y el cine, debido a su interés en la estética (su obra, Teoría estética, se publicó de forma póstuma en 1970).
Theodor Adorno desarrolló, junto con Max Horkheimer, la teoría crítica de la sociedad industrial, en un libro intitulado Dialéctica de la Ilustración, publicado en 1944. Los temas de esta obra van a ser retomados posteriormente por Herbert Marcuse (otro representante de la Escuela de Frankfurt) en su obra El hombre unidimensional publicada en 1964. El pensamiento de Adorno surgió en torno a los problemas de la sociedad y del desarrollo de la tecnología en la primera mitad del siglo XX.
Para Adorno, el aburrimiento de la vida cotidiana en la sociedad industrial es la conciencia de la falta de libertad de la entera existencia. El hombre contemporáneo, pequeño engranaje de la máquina industrial, vive en soledad, porque en los otros encuentra frialdad. Los controles sociales son tan refinados e inexorables que el individuo se identifica con la sociedad que logra integrar en sí misma a la oposición, anulando su capacidad crítica. Se crea de esta manera el hombre unidimensional, plenamente identificado con la cultura oficial.
La causa de todos estos síntomas deshumanizantes es la razón moderna, considerada como mera razón instrumental.
Según estos sociólogos, el proceso que comenzó en 1789 (que es el inicio de la Revolución francesa) pero cuyas raíces son aún más antiguas, llegó a establecer una sociedad totalitaria, que se identificara con el sistema, donde el fin último es el dominio de la naturaleza (este es el fin de la ciencia). La razón moderna tiene miedo de la verdad: lo que importa no es la verdad de las teorías, sino su funcionalidad (es decir, la ciencia al servicio de la tecnología que a su vez aumente este dominio de la naturaleza y que se traduzca en una mayor productividad de bienes y servicios, y este motor es fundamental dentro de una sociedad capitalista o post-capitalista, como es en la que vivimos). La sociedad contemporánea es una sociedad totalmente administrada, donde el progreso tecnológico destruye la individualidad. Detrás del progreso económico capitalista (y el régimen soviético de esa época era también un capitalismo de Estado), se esconde el espectro del fascismo, es decir, de un poder político siempre más amplio que se encuentra en las manos de un pequeño grupo de privilegiados.
Para Horkheimer y Adorno, lo que genera la opresión sobre el hombre no es la propiedad privada, sino la lógica de dominio, que es consustancial a la razón instrumental. Esto se demuestra en los países socialistas (de ese tiempo), donde fue abolida la propiedad privada, pero la lógica de dominio siguió con su política contraria al hombre. En este tema, la Escuela de Frankfurt se separa de la ortodoxia marxista: la relación entre la estructura (de clase socioeconómica: proletarios y burgueses) y la superestructura (quienes detentan el poder) no era tan simple como se proponía de forma oficial en la antigua Unión Soviética. En consecuencia, rechazan el determinismo marxista (que todo está determinado por factores económicos), pues no deja espacio para un pensamiento crítico.
Jünger Habermas.
Nació en 1929 y es un representante de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt. Entre 1956 y 1959 fue asistente en el Instituto de Investigación Social de Frankfurt, en donde colaboró con Adorno y Horkheimer. Desde 1964 hasta 1971 enseñó en la Universidad de Frankfurt. Entre 1971 y 1980 dirigió el Instituto Max Planck para la investigación de las condiciones de vida en el mundo técnico-científico, pasando posteriormente a dirigir el Instituto Max Planck de Ciencias Sociales, hasta 1982 en el que volvió a la Universidad de Frankfurt, en donde continuó su actividad docente y de investigación.
La primera fase del pensamiento de Habermas, que dura hasta 1970, se desarrolla en el seno del proyecto filosófico y social de la teoría crítica de la sociedad. La obra más importante de este primer periodo es Conocimiento e interés (1968), en la que intenta mostrar que no existe un conocimiento completamente desinteresado, sino que este es siempre pragmático, pues la capacidad cognoscitiva se encuentra condicionada por intereses y finalidades. En 1968 también publicó Ciencia y técnica como ideología, y un año después, Lógica de las ciencias sociales.
En acción comunicativa y razón sin trascendencia, Habermas (2002), establece la tesis de que la objetividad tiene su fundamento en la intersubjetividad lingüística de los sujetos en la comunicación. En otras palabras, la noción de realidad objetiva se construye con base en los significados, que se expresan mediante el lenguaje, que dos o más personas le atribuyen a su mundo interno, significados, que, mediante el diálogo, se resignifican,
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