Psicoanalisis De Freud
Enviado por sevia • 22 de Noviembre de 2012 • 1.675 Palabras (7 Páginas) • 549 Visitas
Ensayo sobre el inconsciente de Freud y el inconsciente de Jung y otras ideas que se colaron
A continuación ensayaré sobre las más significativas y fundamentales diferencias que hay entre el inconsciente freudiano y el inconsciente jungiano[1]. A la mente me vienen sobre todo dos supuestos: el papel o la actividad del inconsciente y aquello a lo que pertenece o responde, es decir, a lo individual o personal o a lo colectivo (aquí valdrá la pena abordar el arquetipo). Sin embargo también puedo pensar en diferencias si pienso en los sueños y su interpretación, en el equilibrio de la psique humana y en las estructuras a partir de las cuales se consolida la sociedad. Me parece que sería oportuno no dejar de decir que, sin duda, también encuentro muchísimas similitudes, quizá tantas más de las que los autores mismos desearían que encontrara.
Con certeza puedo partir de que el carácter pesimista de Freud ya deja una notable brecha entre sus propias ideas y las de su pupilo Jung quien es bastante más optimista y esto se identifica claramente desde la concepción de un inconsciente creador con miras al futuro e incluso una capacidad adivinatoria; en contraposición a un inconsciente freudiano que sólo hace las veces de una entidad pesante que colecciona memorias y sensaciones reprimidas. Es justo entonces hablar de los tiempos de sus respectivos inconscientes. Es claro que para Freud se parte de un pasado y para Jung se parte de un presente y en ocasiones varias de un futuro.
Por algún motivo que es aún para mí inexplicable hay algo en Freud que me convence más, puede adjudicarse a que – a diferencia de Jung – carece de espiritismos y corazonadas[2], el hecho es que por más que pienso en el abanico de posibilidades que ofrece Jung, me sigue convenciendo más Freud. Ambos aportan ideas valiosísimas y ambos justifican la existencia de sus teorías y técnicas (autosustentable como lo es cualquier teoría mientras se adopte dicha teoría completa y no en fragmentos) dentro del propio paradigma. No obstante me es evidente aprehender la idea schopenhaueriana o nietzscheana de que la vida como la conocemos, en sí no es más que la búsqueda de un deseo que al ser reprimido se procura sublimar y todo lo que generamos alrededor de esa “vida” es cultura y es precisamente nuestra cultura lo que nos enferma. Dicho sea de paso aquí que ésta es una de esas ideas que ambos autores comparten: “Los terrores que proceden de nuestra complicada civilización pueden ser mucho más amenazadores que los que el hombre primitivo atribuye a los demonios” (Jung, 1995) y es que a pesar de sus diferencias ambos ven en la cultura occidental una suerte de demonio enajenante. Los dos son capaces de señalar que Occidente desarrolló un imperialismo opresor que encierra al pensamiento, a los sentidos, a las emociones y a los deseos limitándolos, de tal forma que se han dejado de lado absolutamente cualesquiera otras manifestaciones, imponiendo sobre ellas juicios de valor muchas veces ajenos a uno y muchas más contrarios u opuestos. El fetiche de nuestra cultura, misma que inventó la imprenta (“La escritura es, originalmente, el lenguaje del ausente” (Freud, 2007) y enalteció la ciencia. Freud lo aborda desde un super-yo, aparato represor, sustentando el porqué de un inconsciente encargado de almacenar momentos reprimidos, por otra parte Jung entiende un lenguaje onírico que devela también manifestaciones sub-liminales pero que además impulsan a la creación.
Otra de las distinciones entre los autores es la forma en que el ser humano consigue un equilibrio. Para Freud la manera de llegar a él es por medio de la economía libidinal, un balance entre cargas eróticas o sexuales – eros: amor – y cargas de autodestrucción – thanatos: muerte – en donde el falo es la figura central que representa poder y a partir de la cual todo el desarrollo freudiano emerge. Para Jung se trata de un lenguaje onírico, los sueños en su papel de compensadores de la organización de la psique; un inconsciente con ¿vida propia? capaz de revelar nociones presentes e incluso del futuro, generando el mismo balance que propone Freud con energía libidinal pero con símbolos propios de los sueños donde se manifiestan ideas, momentos, recuerdos y hasta consejos de qué hacer (o no hacer) y cómo hacerlo. En este sentido, los sueños para Freud son sólo manifestaciones de deseos reprimidos.
Tomaré partido. Hasta ahora mi ensayo en el que aseguro inclinarme más por Freud no parece ser muy fiel a esta idea. Adoro de Freud el postulado que asegura que el sufrimiento se encuentra en tres niveles de lo más general a lo particular: la naturaleza, las relaciones humanas y el propio cuerpo. Creo que son tres cosas de menos a más que queremos controlar y al lograrlo nos encontramos con una enorme fuente de placer, sin embargo difícilmente conseguimos someterlas y al contrario, causan desdicha y dolor. Las drogas o en su defecto la enfermedad mental, los delirios colectivos
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