Punto ético y moral del feminismo

Angie Manuela Cometta

Artes Culinarias y gastronomía

El feminismo y la ética del cuidado

Hablar de feminismo implica hablar de toda la estructura social en sí, ya que ha sido basada desde hace mucho tiempo por acontecimientos y hechos que marcan la vida masculina y femenina bajo un marco cultural; por otro lado, la ética ha sido una estructura implícita en cada ser humano por la cual se rigen de normas de conducta psicológica.

Y esto ¿En qué puede relacionarse de una conducta feminista a un acto moral? ¿Es totalmente ético o moral un acto netamente feminista frente a una sociedad en la cual, se supone, que tiene mayor libertinaje de expresión y dirección? ¿Tenemos una sociedad totalmente abierta y dispuesta a apoyar y ayudar al género femenino frente a las problemáticas vistas y promovidas por el feminismo moderno? Para esto primero debemos basarnos en la ética y la moral humana, sabiendo que desde hace millones de años, el género masculino y femenino fueron divididos naturalmente con el fin de asegurar la existencia y supervivencia de los mismos, me explico, el género masculino fue el responsable de actuar para asegurar la sustentación de alimentos mediante la caza, cada día se enfrentaba a problemas de vida o muerte que necesitaban una solución urgente, esto hizo que la personalidad masculina fuera formada por tomar actos de supervivencia y agresividad; caso contrario al género femenino, el cual era la encargada de mantener seguro el fuego, los refugios, los niños, la alimentación basada en la agricultura, algo que fue formando un carácter protector y compasivo. Conforme la humanidad avanzaba, los problemas de supervivencia se fueron solucionando hasta modernizarse, ya no necesitamos cazar o recorrer grandes distancias en busca de frutos, ni mucho menos buscar cuevas o formar cabañas para protegernos, el principal problema que vivimos en la sociedad moderna, es la diferencia de género que aún se evidencia desde la época nómada.

La humanidad fue formando imperios, reinos y países, pero siempre fue subordinado el género femenino ya que se creía que existía solo para reproducción y sustentación de hogar, la mujer nunca tuvo voz ni voto hasta hace unos cuántos años atrás. A todo esto entramos a hablar de la parte ética y moral principalmente masculina, ya que el hombre siempre ha regido en temas culturales y sociales, en la época antigua se creía que el pensamiento masculino era totalmente superior al femenino debido a que era difícil que una mujer tomara las riendas de un núcleo familiar o social, siempre se pensaba que una mujer debía ser obediente y sumisa principalmente visto desde su perspectiva corporal, ya que por ser de contextura más sutil, se llegaba a pensar que tenía relación con su forma de pensar. Esto bajo el marco de una sociedad que apenas se estaba descubriendo a sí misma, lo que hizo falta fue la carencia de oportunidad femenina.

Entra en juego aquí la ética y moral, el hombre y la mujer tienen las mismas capacidades psicológicas e intelectuales, son capaces de sacar un núcleo familiar o social adelante, pero aunque el género femenino tiene el día de hoy muchos más privilegios que hace 200 años, se sigue viendo una denigración y rechazo por parte masculina en cualquier campo social, cultural y laboral, la ética masculina va ligada principalmente al sexo, ya que en un campo laboral, donde se busca siempre más clientes y más dinero, es el sexo lo que entra en privilegio y el atractivo físico y social para nuestras principales bazas de la vida.

Bien estudios han confirmado que una mujer atractiva tiene un 25% más de posibilidades de conseguir un buen puesto de trabajo, un ascenso o un buen ingreso que una mujer que sea poco atractiva frente a un consenso masculino. La moral masculina juega aquí y sería un caso casi ejemplar como el “dilema de Heinz” con sus medicamentos, ya que tenemos el siguiente problema: una importante empresa de la industria automotriz de la que es dueño un hombre, debe seleccionar cuidadosamente su personal para el área de ventas, actualmente cuenta con dos ofertas de dos mujeres, una que es poco atractiva visualmente, pero su currículum es totalmente impecable, y la otra dama es totalmente esbelta, hermosa y muy atractiva pero con un bajo nivel educativo. Éste hombre debe decidir, teniendo en cuenta que sus mayores clientes son masculinos, cuál de las dos mujeres es la adecuada para su requerimiento. Por lógica y ética elegiríamos a la mujer poco atractiva y bien preparada profesionalmente para que pueda llevar a cabo ésta tarea sin alguna ayuda, pero como la ética y la moral poco a poco han ido desapareciendo gracias a los intereses personales que son principalmente económicos,  ésta persona elegiría sin dudar a la mujer más atractiva debido a su potencial de llamar la atención visual de los clientes, lo cuál a ello le significaría un gran aumento de ventas.

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