Que Hacer ético
Enviado por AlexAO • 4 de Febrero de 2015 • 2.568 Palabras (11 Páginas) • 234 Visitas
EL QUEHACER ÉTICO
UNA GUÍA PARA LA EDUCACIÓN MORAL (RESUMEN)
La función del documento, es la de servir de orientación a quienes por virtud o necesidad se interesan por la ética en general o la educación moral en particular.
La idea de moral que se analiza está indisolu¬blemente conectada con el modelo de educación moral. En ocasiones parece estúpido o a veces perjudicial la educación moral, porque tenemos una idea bastante peregrina de este concepto, nos parece tan próximo como lejano el mundo moral. Lejano porque ha sido desvirtuado en multitud de ocasiones. Cercano, porque ser moral es una de las caracte¬rísticas que acompaña de forma inevitable a cualquier persona. Porque la ética, como filosofía moral que es, trata de lo moral con un lenguaje filosófico que las más de las veces parece una "jerga de rufia¬nes".
La ética es una parte de la filosofía que reflexiona sobre la moral y por eso recibe también el nombre de "filosofía moral".
Ética y moral se distinguen simplemen¬te en que, mientras la moral forma parte de la vida cotidiana de las sociedades y de los individuos y no la han inventado los filóso¬fos, la ética es un saber filosófico; mientras la moral tiene "apellidos" de la vida social, como "moral cristiana", "moral islámica" o "moral socialista", la ética los tiene filosóficos, como "aristoté¬lica", "estoica" o "kantiana".
La verdad es que las palabras "ética" y "moral", en sus respectivos orígenes griegos (êthos) y latino (mos), significan prácticamente lo mismo: carácter, costumbres. De ahí que ética y moral nos ayuden a labrarnos un buen carácter para ser humana¬mente íntegros.
Precisamente por moverse en dos niveles de reflexión distintos (el cotidiano y el filosófi¬co) José Luis Aranguren ha llamado a la moral "moral vivida", y a la ética, "moral pensada".
Parecía que la moral debería de consistir en mandatos, encargos de amargar la existencia al personal prohibiéndoles cuanto pudiera apetecerles: cuanto más a contrapelo el mandato, más mérito al cumplirlo.
Naturalmente, no era esto la moral, ni lo es tampoco actualmente, pero así lo entendía la gente por razones sociales de peso, entre otras, porque así se lo habían enseñado.
Entonces se advierte que la moral no es una performance suplemen¬taria y lujosa que el hombre añade a su ser para obtener un premio, sino que es el ser mismo del hombre cuando está en su propio quicio y vital eficacia.
Aunque la ética está de moda y todo mundo habla de ella nadie acaba de creer que es importante, incluso indispensable para vivir.
La moral es un tipo de saber que pretende orientar la acción humana en un sentido racional. La moral es, en este sentido, un tipo de saber racional.
Ahora bien, las sencillas expresiones "racional" y "obrar racionalmente" son más complejas de lo que parece, porque a lo largo de la historia han ido ganando diversos significados, que han obligado a entender el saber moral también de diferente manera.
El placer es el fin natural y moral de los seres humanos.
Es evidente que, por naturaleza, todos los seres vivos tienden al placer y que todos los seres humanos queremos ser felices. Pero precisamente los fines que queremos por naturaleza no pueden ser morales, porque no podemos elegirlos. Y un ser capaz de darse leyes a sí mismo desde su propia razón es, como su nombre indica, un ser autónomo.
Por eso las normas morales mandan sin condicio¬nes y no prometen la felicidad a cambio; sólo prometen realizar la propia humanidad. La razón que proporciona esas leyes morales no es la razón prudencial ni la razón calculadora, sino la razón práctica, que orienta la acción de forma incondicionada.
La razón moral no es una razón práctica monológi¬ca, sino una razón práctica dialógica: una racionalidad comunica¬tiva.
Esta posición recibe indistintamente los nombres de "ética dialógica", "ética comunica¬tiva" o "ética discursiva", y tiene hoy en día seguidores en un buen número de países.
Moral, derecho y religión tratan de dar orientaciones para las acciones humanas y, en este sentido, se les considera como saberes prácticos. Sin embargo, no es así: moral, derecho y religión son necesarios para la vida humana, aunque es verdad que están estrecha¬mente relacio¬na¬dos entre sí y que se complemen¬tan.
En principio, si estar alto de moral es estar en el quicio humano, también las religiones buscan llevar a las personas a su plenitud vital.
Este proceso de independización de la moral con respecto a la religión ha culminado en una "ética cívica" o "ética civil". En primer lugar, moral y derecho se asemejan, no sólo porque ambos son saberes prácticos que intentan orientar la conducta individual e institucional, sino también porque los dos se sirven de normas para orientar la acción. Las normas morales nacen en los distintos campos de la vida cotidiana y la ética debería mostrarnos cuáles son los procedimientos racionales para decidir que una norma es correcta.
Las normas jurídicas son promulgadas por los órganos competentes del Estado, mientras que las morales proceden del propio sujeto autónomo.
En el mundo moral, no hay más sanción que el remordimiento que experimenta quien ha violado su propia ley.
Por eso puede decirse que para obedecer normas jurídicas podemos tener razones estratégicas, mientras que para obedecer normas morales no puede existir ninguna razón estratégica: atenerse a los mandatos morales interesa por sí mismo o no interesa en absoluto.
Para que una sociedad sea justa no bastan las leyes jurídi¬cas. Por lo que sin atender a la dimensión moral de las personas, es imposible que una sociedad sea justa.
Si tenemos que cumplir unos deberes o practicar unas virtudes es por razones como las siguientes:
• Los seres humanos queremos ser felices, es decir, realizar nuestro modo de ser más propio, y para eso cumplir algunos deberes resulta ineludible (eudaimonismo).
• Los hombres queremos tener todo el placer posible y a veces es necesaria la obediencia de esos deberes para conseguirlo (hedonismo)
• Los seres humanos tenemos conciencia de que debemos cumplir unos determinados deberes, aunque con ellos no obtengamos bienestar, sencillamente porque actuar según ellos forma parte de nuestro ideal de humildad (kantismo)
• Captamos intuiti¬vamente unos valores que nos exigen ser realizados (ética de los valores).
• Somos seres dotados de competencia comunicativa y al
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