¿Qué clase de personas fueron nuestros ancestros prehistóricos que adoraban a la diosa?
Enviado por Fernanda Alarcón Bórquez • 13 de Diciembre de 2016 • Ensayo • 2.689 Palabras (11 Páginas) • 275 Visitas
¿Qué clase de personas fueron nuestros ancestros prehistóricos que adoraban a la diosa? Esta pregunta tan básica tiene una reflexión profunda, puesto que la sola pregunta expone un antecedente, ya que al parecer nuestros ancestros en la prehistoria tenían una visión radicalmente distinta al de la historia. Una pregunta que además parece afirmación debido a que plantea que nuestros ancestros prehistóricos adoraban a las diosas. Por lo tanto, una nueva conjetura puede ser ¿qué paso durante el transcurso de la prehistoria a la historia que cambio la visión sobre la mujer en los seres humanos? El texto sobre el cáliz y la espada de Eisler, nos explica algunas cosas.
Tomando toda la historia humana, así como a toda la humanidad –mujeres y hombres- se puede comenzar hablando que este texto demuestra que en la prehistoria eran las mujeres quienes tenían un rol preponderante, ya sea desde la vida diaria hasta la creencia que tenían nuestros ancestros sobre los dioses o mejor dicho diosas. De esta manera, la mujer no tenía un rol secundario sino que existía una combinación de roles en forma de hélice, esto quiere decir que la tanto lo masculino como lo femenino convivían sin que uno de estos dos géneros primara de manera autoritaria por sobre el otro. Caso ejemplares lo explica Eisler de la siguiente manera:
Por todas partes – en murales, estatuas y estatuillas votivas- encontramos imágenes de la Diosa. (p. 21).
Existe dentro del arte neolítico mucha información sobre como era su cultura, sus creencias y quizás sus formas de vida, pero a sí mismo, tampoco habla sobre muchas otras cosas importantes para otras épocas que vinieron después, entre ellas: el poderío armado, la crueldad y la fuerza basada en la violencia. Esto último, cuestión importante que trasciende nuestra historia. Por tanto, Eisler no cuenta sobre la época neolítica lo siguiente:
Una de las cosas más impactantes del arte neolítico es lo que no se representa. Pues lo que un pueblo no ilustra en su arte, puede decirnos tanto sobre ese pueblo como lo que sí muestra. (p. 19).
Todo lo anterior solo demuestra que la vida durante el periodo neolítico las mujeres no tenían un rol de inferioridad, sino que lo contrario, puesto que la mujer era la diosa ya sea del agua, las aves o la madre. En tal caso, no ejercía esa violencia como la ejercieron los hombres en otros periodos.
Eisler también habla que la época paleolítica fue un periodo de mucha paz, siendo la mujer y el hombre géneros que se plantean como iguales. Durante el periodo neolítico la mujer tenía un rol importante, la visión de los neolíticos era de vida y amor, en donde la mujer cumplía esos dos roles y al parecer, la misión de esta cultura era la de dar y/o entregar. En este sentido, es pertinente el siguiente extracto:
El arte centrado en la Diosa, que hemos estado examinando, con su sorprendente carencia de imágenes de dominación masculina o hechos de guerra, parece haber reflejado un orden social en el que las mujeres, primero como jefas de clanes y sacerdotisas, y más tarde en otros roles importantes desempeñaban un papel esencial, y en el cual tanto hombre como mujeres trabajaban juntos para el bien común en una equitativa solidaridad. (p. 23).
Por último, Eisler entra en una discusión importantísima para entender que el hombre no siempre ha sido el dominante de la humanidad, sino que durante el periodo ya descrito la mujer y el hombre solidarizaban para la subsistencia, todo esto bajo la concepción de la igualdad entre estos dos géneros. En este caso la autora expone dos ideas base para entender esta tesis: la primera tiene relación con lo igualitario que eran; y segundo, que a pesar de que existen evidencias sobre el importante rol que cumplía la mujer siendo sacerdota y/o madre, no existía una relación de dominación hacia los hombres. Estas dos tesis nos convoca a reflexionar sobre la historia de la humanidad, debido a que en las escuelas se nos enseña que fueron y han sido los hombres los grandes conquistadores y principales actores de la evolución humana: evolución hasta cierto punto porque con este texto vemos que los periodos venideros al paleolítico, si bien, significaron avances, hubo un retroceso respecto al como mirar y tratar a la mujer.
En otro ámbito, pero no lejano del texto de Eisler, tenemos un profundo análisis sobre el concepto de “género” y sus implicancias tanto a lo largo de la historia como en los años venideros para su reflexión. Es muy interesante como comienza Scott y menester es citar lo siguiente:
Quienes quisieran codificar los significados de las palabras libraría una batalla perdida, porque las palabras, como las ideas y las cosas que están destinadas a significar, tienen historia. (p. 265).
Lo anterior habla sobre un debate a lo largo de la historia, puesto que antes de concepto de “genero” se habla de distintos “sexos” como una manera de distinguir al hombre de la mujer. No obstante, las mujeres llevadas por ideas reivindicativas sobre estos términos o bien, feministas americanas comenzaron a utilizar el término de “género” para resaltar cualidades femeninas. Pero Scott, analiza lo que plantean historiadoras que utilizaron el término “género” para, en un futuro, transformar los paradigmas de sus disciplinas. En tal caso, lo que se proponía era resignificar y/o redefinir y ampliar las nociones tradicionales del significado histórico, pero esto también significaría reescribir la historia. En este punto, la autora escribe lo siguiente:
“Género”, como sustitución de “mujeres” se emplea también para sugerir que la información sobre las mujeres es necesariamente información sobre los hombres, que un estudio implica al otro. Este uso insiste en que el mundo de las mujeres es parte del mundo de los hombres, creado en él y por él. (p. 271).
Así mismo, el termino de sexo se ha utilizado para determinar roles entre mujeres y hombres, pero también para diferencias las prácticas sexuales. En este caso, se le asignan una categoría a la mujer y ejerce también, desde un significado gramatical. Pero también, la autora habla que el interés por estudiar el género desde lo analítico, tiene sus comienzos en el siglo XX. Por último, para Scott, la definición de género se expresa en lo siguiente:
El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder. (p. 289).
En cambio, Fraser, a diferencia de las autoras anteriores escribe sobre la segunda ola feminista evaluándola a lo largo de sus cuarentas años de historia. Esto en función del contexto en el que escribe, es decir dentro de una crisis económica, incertidumbre social y realineamiento. Para explicar bien la segunda ola del feminismo, la autora trabaja sobre tres ejes de análisis: el primero tiene relación con el comienzo de los movimientos feministas bajo el contexto de un capitalismo organizado; el segundo eje, se trabaja en función de de la evolución del feminismo en un contexto cambiante y neoliberalista; en cuanto, al último eje, centra su foco en la reorientación del movimiento feminista bajo un contexto de crisis capitalista.
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