Reflexion Docente Normativa
Enviado por marielenahag • 13 de Julio de 2012 • 956 Palabras (4 Páginas) • 490 Visitas
Valores
En la década de los noventa, mientras se erguía la globalidad, múltiples sectores
comenzaron a descubrir una fragmentación social decadente, pautada por la violencia y la
intolerancia, factores típicos de una sociedad heterogénea, plural y atomizada; el andamiaje
de sensibilidades sociales, y los lazos de la tradición referentes a: la vecindad, al paseo del
parque, a las fiestas patronales y las expresiones lúdicas más primarias, entre otros factores,
comenzaron a desmoronarse, frente a la vertiginosa fuerza de la tecnología, de la
información y de la competitividad. El marco referencial axiológico ingresaba en un
proceso de entropía; y en este escenario algunos actores reclamaron la Educación en
Valores como táctica y estrategia reactiva.
Las políticas y programas de educación en valores comenzaron a surgir como una respuesta
a la mencionada decadencia social y a la falta de mística magisterial; en efecto, el sector
magisterial y sus centros de formación ingresaron en la supercarretera del deterioro, y con
el réquiem de las Normales, los docentes se transformaron en facilitadores técnicos de
aprendizajes, dejando atrás el soporte místico de una profesión dedicada, en otros tiempos,
a ser artesana de la conciencia ciudadana.
Una valoración muy a priori sobre este tema nos lleva a posibles conclusiones sobre cierta
insuficiencia de estos lineamientos, a partir de los siguientes juicios: en primer lugar, el
mundo de lo ético no puede ser tratado como un contenido curricular más; los valores solo
se asimilan y encarnan con la experiencia; por más que el maestro o la maestra intente un
ejercicio de identificar, jerarquizar y descomponer valores, esta tarea no pasará de un
ejercicio más teórico, lo que se necesita es que el alumno y la alumna participe en
experiencias reales en donde pueda aplicar el juicio ético guiado por el maestro o la
maestra; en segundo lugar, el primer escenario determinante para la configuración ética de
la persona es la familia, y el aula se transforma en un segundo momento de refuerzo; por
sus propios fines y tiempos, la escuela tiene demasiadas limitantes para incidir
significativamente en un carácter ético; en tercer lugar, casi todas los programas de valores
dejan de lado el factor antropológico de las “creencias” que es anterior y sustento del marco
axiológico; en efecto, las creencias son un sustrato más profundo de la personalidad, las
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personas generalmente conocen los valores, pero sus creencias tienen un peso más
determinante en las acciones cotidianas; en cuarto lugar, tendríamos que acuñar la
autoridad ética de los padres y madres de familia y del magisterio, la cual se rige en muchos
casos por el “hagan lo que yo digo, no lo que yo hago”, y esto sí es importante en la
definición de la personalidad debido a factores miméticos de modelos; lamentablemente,
los modelos de nuestros niños, niñas y adolescentes son los pseudo héroes de los efectos
especiales de Hollywood.
Frente a este panorama complejo e intrincado nos preguntamos: ¿es posible educar en
valores?; digamos inicialmente que sí, no obstante habrá que profundizar sobre las tácticas
y estrategias, ya que no es un terreno ligero y fácil; además, no debe ser una tarea aislada o
unilateral del sector educación,
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