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Reflexiones En Torno A La Noción De Arte


Enviado por   •  2 de Agosto de 2011  •  2.433 Palabras (10 Páginas)  •  1.143 Visitas

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En este trabajo se busca abordar las nociones de obra de arte y arte “como institución”, partiendo de dos de los pensadores más influyentes del siglo XIX: Hegel y Nietzsche. Se buscará en las obras De lo bello y sus formas. (Estética) y El nacimiento de la tragedia, respectivamente, cuáles son las definiciones de obra de arte y qué nociones del arte en general se expresan. A partir de ello se intentará observar de qué modo influyeron en los devenires de la construcción en torno a las ideas sobre arte. Finalmente, se pretende tratar algunas de las problemáticas actuales

Para comenzar, Hegel a principio del siglo XIX, en su obra De lo bello y sus formas define al arte en los términos de belleza. Respecto a la noción de lo bello se puede decir que se define como la manifestación sensible de la idea. Hace particular hincapié en que la belleza del arte es más elevada que la belleza de la naturaleza puesto que de aquella nace del espíritu.

Entiende el arte como una práctica creativa del hombre, que a través del genio creativo tiene la capacidad de revelar las verdades. Dios obtiene gloria de la actividad de los espíritus y como en el arte se expresa el espíritu mismo, el hombre se convierte en el elemento intermediario entre Dios y la naturaleza.

Dice al respecto de la representación artística:

“El arte […] nos ofrece en una imagen visible la armonía realizada de los dos términos de la existencia, de la ley de los seres y de su manifestación, de la esencia y de la forma, del bien y de la felicidad. Lo bello es la esencia realizada, la actividad conforme a su fin e identificada con él; es la fuerza desplegándose armoniosamente bajo nuestros ojos, en el seno de las existencias, y borrando las contradicciones de su naturaleza: feliz, libre, llena de serenidad, en medio del sufrimiento y del dolor.[…]”

En cuanto a su finalidad dice que:

“[…]La contemplación de lo bello tiene por efecto producir en nosotros una fruición serena y pura, incompatible con los placeres groseros de los sentidos; eleva al alma por encima de la esfera habitual de sus pensamientos, la predispone a nobles resoluciones y acciones generosas por la estrecha afinidad existente entre los tres sentimientos y las tres ideas del bien, lo bello y lo divino.”

Y por último señala que no deben mezclarse los temas de la moral con las aspiraciones del arte.

Por otro lado, Nietzsche en sus comienzos influenciado por la obra de Wagner escribe El nacimiento de la tragedia [1872], obra que fundará las bases de su filosofía posterior.

En esta obra señala que el desarrollo del arte está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y lo dionisiaco. Estas ideas surgen de la relación de los griegos y sus divinidades del arte Apolo como representante del arte escultórico y Dionisos del arte no-escultórico de la música. En relación con las pulsiones y mundos separados del sueño y de la embriaguez, respectivamente. Y dependiendo de cual de las fuerzas predomine será el tipo de arte ante el que nos encontraremos. Pero para él va a ser mediante la magia de lo dionisiaco a través de la cual el hombre renueva su alianza con lo humano y con la naturaleza. De este modo el hombre se convierte en artífice y bajo los escalofríos de la embriaguez se revela la satisfacción deliciosa de lo Uno-universal.

A partir del genio dionisiaco-apolíneo y de su obra de arte dice que: “[…]como artista dionisiaco él se ha identificado plenamente con lo Uno primordial, con su dolor y su contradicción, y produce una réplica de ese Uno primordial en forma de música, aun cuando, por otro lado, ésta ha sido llamada con todo derecho una repetición del mundo y un segundo vaciado del mismo; después esa música se le hace visible de nuevo, bajo el efecto apolíneo del sueño, como en una imagen onírica simbólica.[…]” . Y como una forma de diferenciar lo apolíneo de lo dionisiaco señala que: “[…]El escultor y también el poeta épico, que le es afín, están inmersos en la intuición pura de las imágenes. El músico dionisiaco, sin ninguna imagen, es total y únicamente dolor primordial y eco primordial de tal dolor. El genio lírico siente brotar del estado místico de autoalienación y unidad un mundo de imágenes y símbolos cuyo colorido, causalidad y velocidad son totalmente distintos del mundo del escultor y del poeta épico.[…]”

Y centraliza su objetivo de este modo: “[…] para nosotros la canción popular es ante todo el espejo musical del mundo, la melodía originaria, que ahora anda a la búsqueda de una apariencia onírica paralela y la expresa en la poesía. La melodía es, pues, lo primero y universal, que, por ello, puede padecer en sí también múltiples objetivaciones, en múltiples textos.[…]” . Y asociado a la música presenta a la poesía como una continuidad de este arte, de este modo: “[…] es lícito considerar la poesía lírica como una fulguración imitativa de la música en imágenes y conceptos, podemos ahora preguntar: «¿como qué aparece la música en el espejo de las imágenes y de los conceptos?». Aparece como voluntad, tomada esta palabra en sentido schopenhaueriano, es decir, como antítesis del estado de ánimo estético, puramente contemplativo, exento de voluntad.[…] La poesía del lírico no puede expresar nada que no esté ya, con máxima generalidad y vigencia universal, en la música, la cual es la que ha forzado al lírico a emplear un lenguaje figurado.[…]”

Si bien estas concepciones están ligadas en esta obra a las producciones wagnerianas, de las que después va a ser un duro crítico por representar los principios del arte burgués, estas son las bases críticas con las que se enfrenta al problema del “arte moderno” y la re4lación con lo social, anticipando de este modo las propuestas de las vanguardias que tomarán los principios filosóficos de Nietzsche como “banderas” de su movimiento.

Atendiendo a las propuestas filosóficas y estéticas de los dos autores anteriormente mencionados, se puede pensar que de algún modo estas representan las dos posturas antinómicas que centralizan la discusión entre: el arte clásico y su relación con el burgués y el arte de vanguardia y el “hombre común”.

Y teniendo en cuenta esta tensión hay que señalar que son las vanguardias las que cuestionan el arte burgués, individual y elitista y proponen la incorporación del arte a la praxis social. Teniendo en cuenta el aporte de estos movimientos al desarrollo del arte Peter Bürger explica que el concepto de obra de arte puede pensarse como una unidad de generalidades y particularidades. Unidad que puede estar dada de diversos modos dependiendo de cada época. Están las obras de arte orgánicas (simbólicas) en las que la unidad de lo general y lo particular se da sin mediaciones

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