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Reflexiones sobre la PERSONA en Juan Manuel Burgos1


Enviado por   •  22 de Agosto de 2012  •  Ensayo  •  5.198 Palabras (21 Páginas)  •  1.193 Visitas

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Reflexiones sobre la PERSONA en Juan Manuel Burgos1

Karla Mollinéelo de Boy2

La antropología de Juan Manuel Burgos lo¬gra sintetizar, consolidar y desarrollar el cuerpo del personalismo actual. En su obra señala los principios fundamentales de esta pujante corriente filosófica, desarrollando una antropología integral. Con un análisis sistemático del personalismo, Burgos identi¬fica y supera lo que él ha denominado el lastre grie¬go, logrando describir lo específico humano.

En este trabajo presentaré, sucintamente, al¬gunos elementos sobresalientes de su antropología que en mi opinión marcan un camino hacia la defini¬ción de la filosofía personalista. Con la matriz perso¬nalista, la descripción-concepto de persona, la estruc¬tura de persona, el método personalista y el diagrama de la persona, Burgos desarrolla elementos originales haciendo un importante aporte en el desarrollo del personalismo. Las características de este trabajo im¬piden profundizar en el planteamiento de un filósofo de pensamiento lúcido y profundo que además si¬gue desarrollando perspicaces intuiciones; por ello de antemano, pido disculpas al autor, cuya obra es el objeto de este estudio, y animo al lector a consultar las fuentes.

Por el desarrollo de una antropología que in¬tegra libertad, subjetividad y afectividad en una es¬tructura ontológica dimensional del yo personal en el contexto de las relaciones interpersonales, creo que es importante presentar la obra de uno de los principales autores del giro personalista actual. Es por ello que, se¬gún el tema de las recientes Jornadas de la Asociación Española de Personalismo, considero importante ana¬lizar algunas claves de la obra de Burgos para seguir con paso firme en el camino del qué al quién.

1. La matriz personalista de Burgos

Empezaré presentando uno de los grandes trabajos de síntesis que ha realizado Burgos, al cual he denominado la matriz personalista de Bur¬gos con lo cual se recogen los principios funda¬mentales de la filosofía personalista. En 1997 Bur¬gos publica algunos artículos sobre la amplitud de temas que trata de manera particular el persona¬lismo, dentro de los que destaca: "su posición gnoseológica; el papel que juega la metafísica en el interior de su sistema; el papel que debe asignarse a la subjetividad y a la relacionalidad en su articu¬lación antropológica; el modo en que se concibe la relación entre filosofía y praxis, entre fe y razón"3 etc. Desarrollando sobre estas reflexiones, Burgos identifica los autores y los temas propios de la fi¬losofía personalista de allí que en 2000 presenta su obra El Personalismo, Autores y temas de una fi¬losofía nueva4. Aquí Burgos demuestra cuáles son los orígenes, los representantes y las corrientes de pensamiento que conforman el personalismo pre¬sentándolo como un cuerpo capaz de unidad.

Con un brillante análisis y síntesis sobre la conformación histórica del personalismo, entre épocas, personajes e ideas, Burgos logra destacar los ejes principales de la obra de los grandes autores que reconoce como dentro de lo que denomina el personalismo francés, el italiano, el polaco, el alemán, y el personalis¬mo español. Así plasma "un esfuerzo analítico para entresacar los contenidos más esenciales que definen y constituyen esta corriente filosó¬fica"5. Aquí sintetiza y describe lo que recono¬ce como el cuerpo filosófico del personalismo presentándolo así como una filosofía nueva. Bajo el titulo: Definiendo el personalismo6, Bur¬gos puntualiza las características esenciales de esta filosofía con el objetivo de: "enumerar un conjunto de nociones y de planteamientos lo suficientemente extensos y detallados para que sea posible saber qué es el personalismo y qué no lo es"7.

Para describir esta matriz, primero hay que situarla dentro del contexto específico del persona¬lismo, es decir, como una filosofía realista, original, moderna y cristiana8, que se estructura en torno al concepto de persona. En esas circunstancias, La ma¬triz personalista de Burgos comprende los siguientes principios: 1. Categorías filosóficas específicas para tratar a la persona; 2. La afectividad como una di¬mensión autónoma y originaria de la persona; 3. Im-portancia radical de la relación; 4. Primacía absoluta de los valores morales y religiosos; 5. Importancia de la corporeidad y del tratamiento de la persona como varón y mujer; 6. Importancia de la dimensión so¬cial de la persona; 7. La acción como manifestación y realización del sujeto; 8. La filosofía como medio de interacción con la realidad cultural y social; 9. Unión entre fe y cultura, entre filosofía y cristianismo; 10. Valoración no estrictamente negativa de la moderni¬dad. Cada uno de estos puntos ha sido desarrollado por Burgos, pero por cuestiones de espacio, basta para este trabajo con enumerarlos. Como apunta Orellana: "Hay que destacar el formidable trabajo de síntesis en la elaboración de tan importante tema, logrando con ello aglutinar los pilares de este movi¬miento en una visión global del mismo"9.

2. El lastre griego y el oscurecimiento de lo específico humano

Dentro de la reflexión que aporta Burgos, acu¬ña el concepto del lastre griego y desarrolla la noción de lo específico humano al tratar el tema de la na¬turaleza humana. Burgos señala que en la tradición clásica la antropología se ha basado en el concepto de naturaleza que ha sido desarrollado a partir del análisis de las cosas. Pero el personalismo al estruc¬turarse en torno al concepto de persona, se encuen¬tra con una dificultad fundamental pues parte de la distinción radical entre las personas y las cosas. De allí Burgos concluye que el concepto de naturaleza es problemático para la antropología por su origen y por la polisemia que abarca. Esto no implica que Burgos niegue la realidad que el concepto natura¬leza humana encierra, como erróneamente puede parecer. Lo que reconoce es que el concepto de na¬turaleza humana, que propone particularmente la tradición aristotélico-tomista, arrastra importantes restricciones para el desarrollo de la antropología. Por sus raíces griegas, esta concepción hereda las li¬mitaciones que conlleva entender la persona como un tipo especial de objeto. Esta condición es la que Burgos denomina el lastre griego. Para Aristóteles el hombre era el ser más perfecto, un animal racional, pero no persona. Los griegos no conocieron el con¬cepto de persona sino el de naturaleza, que cuando se pensó se tenía en mente el mundo natural y luego de esa reflexión, éste se aplicó al hombre10.

En base a estas reflexiones, considerar que los personalistas niegan la existencia de una naturaleza humana sería un grave error, sin duda provocado por la superficialidad en el análisis de sus postulados.

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