Rene Descartes

René Descartes (1596-1650), considerado el primer hombre moderno por su pensamiento. Pertenecía a la nobleza francesa. Estaba muy interesado en las matemáticas, la ciencia y la filosofía, y decidió combinar sus propósitos intelectuales con los viajes. Pasó varios años viajando por Europa, frecuentemente como caballero voluntario en diversos ejércitos. En 1649 Descartes aceptó una invitación para convertirse en profesor de filosofía en la corte de la Reina Cristina de Suecia. Murió al año siguiente en Estocolmo.

Cogito ergo sum como primer principio de la filosofía cartesiana.

Lo más prudente para Descartes era cuestionar absolutamente todos los conocimientos que había adquirido a lo largo de su vida ya que estos se basaban en los sentidos, y al darse cuenta de que muchas veces lo han engañado no tenía la certeza de que sean fiables y si en algún momento si lo fueran, no tenía la garantía de que todos los razonamientos que se hace el ser humano sean verdaderos. Otra observación que lo llevo a la duda fue el hecho de que no pudiéramos reconocer los pensamientos en estado de vigilia de los de un sueño.

Todo eso llevó a Descartes a pensar si realmente ese Dios que él quiere demostrar, desea que vivamos en un mundo de engaño y mentira. Pero esto no es posible puesto que Dios es bondad

suprema y no sería coherente que quisiera que fuéramos engañados, así pues llega a plantear la hipótesis de la existencia de un genio maligno, que mediante trampas nos lleva al error.

Una vez destruidos todos los conocimientos que había adquirido durante su vida, busca volverlos a reconstruir mediante un patrón fiable y de mucha más solidez. Esa ahí donde encuentra la primera verdad incuestionable que accede a Descartes Pienso luego existo, es decir cuando dudo, estoy pensando, y el hecho de pensar implica necesariamente la existencia de un pensador o un yo pensante como lo denomina Descartes, así que cuando estoy pensando estoy existiendo. Es una visión tan firme y tan segura que absolutamente nada ni nadie es capaz de hacerla oscilar, es evidente, clara y distinta, la podía admitir sin reparo como el primer principio de su filosofía. La existencia como cosa pensante es modelo de verdad y certeza, se percibe con claridad y distinción, y todo lo que se perciba de igual modo es verdadero.

Dios como realidad divina y garantía del conocimiento.

• ¿Si el yo pensante es imperfecto de donde proviene la idea de perfección?

Los seres humanos somos sustancias pensantes, pero no por ser pensantes somos perfectos, ya que, aunque podamos captar las cualidades de los objetos, no sabemos si

realmente estas cualidades son las autenticas o simplemente son aproximaciones nuestras, distintas a las que seguramente son de su naturaleza. El hombre aun consiente el hombre de su condición desea progresar, tratando de alcanzar una perfección. Si tenemos conciencia de nuestra naturaleza imperfecta es porque sabemos en qué consiste una naturaleza perfecta y nos comparamos con ella, así, podemos concluir que esa idea de perfección que el hombre tiene innata es la misma idea de Dios, que no puede provenir de seres imperfectos como nosotros, sino por el contrario, debe provenir de una realidad divina que la haya hecho manifestarse en nosotros.

• Dios garantía del conocimiento

De todas las ideas que contiene el yo pensante resalta una idea que me permite afirmar con certeza la existencia de una realidad extra mental, nuevamente esta idea innata, es la idea de Dios. Al ser cocientes de que existe un Dios que supera nuestro pensamiento subjetivo, Descartes convierte a Dios como garantía de conocimiento afirmando que esa sustancia perfecta no puede permitir que las ideas claras y distintas sean un engaño. En Dios existen todas las grandes verdades eternamente establecidas por Él.

• Incorporación del argumento ontológico de San Anselmo

Podríamos resumir la modificación que Descartes le

hace al argumento ontológico de San Anselmo

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