Reseña creación de las cosas

Creación de las cosas

Los dioses Tezcatlipoca y Quetzalcotl ordenaron bajar a la señora de la tierra la cual era un monstruo con muchos ojos y bocas. El mundo estaba lleno de mucha agua por donde el monstruo iba y venía, los dioses la observaron decidieron darle forma a la tierra, en el intento la partieron en dos, la parte superior la convirtieron en la tierra, mientras que la parte inferior la convirtieron en el cielo. Cuando los dioses la vieron se llenaron de pena y de vergüenza, por lo que para resarcir el daño le dotaron de dones, de sus cabellos le brotaban hierbas, árboles y flores su piel se convirtió en la grama de los prados y en las flores que la embellece, sus ojos eran pequeñas cuevas, pozos y fuentes, su boca cuevas muy grandes, su nariz en montes y valles. La señora de la tierra no quería hacer crecer frutos ella lo que anhelaba era ser regada con sangre y comer corazones de hombres. El príncipe niño y la diosa flor preciosa concibieron al dios del maíz, lo sepultaron en la tierra recién nacido, de su cabello brotó el algodón de una de sus orejas una semilla llamada cabelluda  y de la otra una semilla llamada “huevo de pez”, de su nariz se formó la planta llamada chian, de sus dedos brotó el camote de sus uñas el maíz largo y del resto de su cuerpo otros frutos que se siembran y se cosechan. Esta es la razón por la que este dios se llama “Niño Amado”.

Aún con todo esto pensaban que los hombres necesitaban alegría, por lo que decidieron crear algo que hicieran que los hombres canten, bailen y amen su tierra. El dios del viento escuchó eso y se puso a pensar donde podría encontrar aquello que los dioses pedían, de pronto recordó a una virgen llamada Mayahuel, voló hacia en donde ella se encontraba, la doncella vivía con su abuela Tzitzimitl, cuando el viento llegó ellas dormían, él se dispuso a despertarla  y  le dijo vengo por ti para  llevarte a la tierra, ella accedió a acompañarlo, bajaron a la tierra y en cuanto la tocaron se transformaron en un árbol hermoso que tenía dos grandes ramas, uno era el sauce precioso (dios del viento) y la otra rama era el árbol florecido (la rama de la doncella). Cuando la abuela Tzitzimitl despertó se percató que su nieta no estaba enfureció, convocó a todas las deidades y todos bajaron a la tierra en busca de Meyahuel. Cuando Tzitzimitl  vio aquel árbol florecido inmediatamente reconoció a su nieta, llena de rabia la destrozo y cada trozo se lo dio a cada deidad. Cuando las deidades se fueron de la tierra el dios del viento volvió a su forma normal, vio que quedaron pedazos de Mayahuel los recogió y los enterró en toda la tierra, de ellos nació una planta que produce vino blanco. Una mañana el sol lanzó una flecha la cual callo en la casa de los espejos y del hueco que abrió en la roca nacieron un hombre y una mujer incompletos solo del tórax hacia arriba, de un beso estrecho engendraron un hijo raíz de los hombres. Al final del gobierno de la diosa falda de jade llovió de manera abundante a causa de esto se derrumbaron los cielos, murieron los hombres y se convirtieron en peces. Cuando los dioses vieron que el cielo se había caído decidieron llegar al centro de la tierra e hicieron cuatro caminos subterráneos con el fin de levantar los cielos. Para sostener los cielos los dioses crearon cuatro hombres sus nombres eran: Águila que baja, Serpiente de navajas de obsidiana, resurgimiento y el de las Flores aguzadas. Inmediatamente Tezcatlipoca y Quetzalcoatl se transformaron en dos enormes árboles; Árbol de espejo y Árbol precioso. Estos dos árboles y aquellos cuatro hombres levantaron el cielo y lo sostienen como hoy se ve.  El dios del espejo humeante le pidió al dios del viento que fuera a la casa del sol y le pedirás al sol unos músicos, al llegar allí el sol les dijo a sus músicos que nadie le respondiera de lo contrario se tendrían que ir con él, después de un tiempo uno de ellos le contesto y desde entonces él es quien regocija a los hombres con su música.                    

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