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Resumen Cartas Del Diablo A Su Sobrino


Enviado por   •  29 de Abril de 2014  •  1.865 Palabras (8 Páginas)  •  1.443 Visitas

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TEMA PRINCIPAL:

Las 31 misivas que forman la obra, no responden a una cronología, se conoce el final y éste es cuando el sobrino, diablo aprendiz falla con el encargo. Cada una de las epístolas puede contener temas específicos, aquí enumero algunos: la vida superficial (en la carta IV), el terror (VII), la sexualidad, vicios y enamoramiento (IX), problemas ontológicos (X), sobre el tiempo (XV), el tema de la mujer se hace presente (XX), la propiedad (XXI), sobre el tema del amor (XXVI), etcétera.

Sin embargo, podemos afirmar que el tema principal de la obra es el mal, y cómo éste por medio de diversos instrumentos o personajes se propaga, hasta conseguir el objetivo buscado por los ángeles malos. Es importante señalar cual es la relación existente entre Escrutopo y Orugario. En la obra se hace evidente que entre ellos no existe ningún tipo de afecto, ya que la afectividad brilla por su ausencia en el infierno. La relación entre ellos es de un "odio vinculante": "el reglamento establece que si Orugario no consigue su presa, será devorado por su cariñoso tío."[7] En estas cartas el tío exterioriza la pasión y el hambre que tiene, así como la necesidad de devorar un alma humana.

Esta imagen de tragarse unos a otros, figura lo que "Lewis concibe como el sumo mal la voluntad de un ser de absorber al más débil, privándolo de su identidad."[8] Para Lewis el infierno “sería una continua lucha por la absorción mutua, un deseo nunca saciado de causarse el mayor daño posible."[9]

Según Elena Vial, la intención de Lewis fue inventar nombres feos que sugirieran asociaciones desagradables. Por tanto, su intención es relatar desde un punto de vista infernal la historia del mundo, en otras palabras Lewis se pone en "los zapatos del diablo".[10] Mientras tanto, el paciente viene a ser el representante de la humanidad que es víctima de los diversos ataques del maligno. Lewis se expresa a través de Escrutopo, filosofando acerca del mundo. Pero también se refleja en el personaje sin nombre, víctima de las tentaciones de Orugario.[11] Lewis entiende que el ser humano representa lo no conocible a partir de lo que él conoce, por tanto pasa a representarlos simbólicamente.

La elección de los símbolos depende del temperamento y de la época, afirma él mismo. Dice vivir en la Era del Dirigismo, en un mundo dominado por la Administración. En los campos se observa el resultado, de lo que es concebido y ordenado, ejecutado, y controlado en oficinas limpias y alfombradas.[12] El símbolo de Infierno que él utiliza, representa la burocracia de un Estado-policía, o a las oficinas de una empresa dedicada a los negocios sucios.[13] Lewis describe el contexto al cual pertenece cuando afirma: "Todos desean el descrédito, la degradación y la ruina de los demás: todos son expertos en el arte del informe confidencial, la alianza fingida, la puñalada a traición." Por tanto, diablo con diablo no puede existir una concordia.[14]

Cabe resaltar que el interés del diablo de Lewis no es buscar el mal. Es un diablo práctico así como los seres humanos. Según el autor tienen dos motivaciones: "La primera es el temor al castigo: al igual que los países totalitarios tienen sus campos de tortura, mi Infierno contiene Infiernos más profundos, que son sus 'correccionales'. Su segunda motivación es una especie de hambre."[15] Los diablos espiritualmente se devoran mutuamente y al ser humano, así como en el ser humano que casi digiere al prójimo, esto para satisfacer su propio egoísmo. Hay una lucha entre el fuerte y el débil, pasa a afirmar "[...] mis diablos serán símbolos de una realidad concreta; [...] Pero importa poco de cómo se lea, ya que si intención [...], es la de iluminar, desde un ángulo nuevo, la vida de los hombres."[16]

Una propuesta de lectura

Al conocer el trasfondo biográfico de C. S. Lewis, estas cartas se podrían leer a partir de unos lentes mediados por la teología o la fe cristiana. Diversos lectores a primera vista pueden encontrar en esta obra un tratado sobre la religión y la ética, donde Lewis ofrece un perfil ilustrado acerca del llamado “Príncipe de las Tinieblas”. Tener un trasfondo protestante, no necesariamente va a hacer referencia en todo momento sobre temas religiosos.

Unos podrán decir que las misivas están llenas de consejos que ilustran todo el proceso de cómo el mal o Satanás tiende a obstaculizar la fe, consejos que alientan a las amistades “de mala influencia” según término ocupado por algunos cristianos, otros pueden encontrar en estas cartas consejos que fomentan a una falsa espiritualidad, la falsa religiosidad, o consejos que invitan a una vida llena de engaños.

Sin embargo, considero que este autor protestante se le puede leer de distintas formas. El autor es consciente de las múltiples lecturas a la que su obra se puede prestar, así como ya se mencionó en la última parte de la sección anterior. Cuando el autor menciona personajes, temas, credos, éticas, morales religiosos, no significa que literalmente se refieran a ellos. Algunos preferirán leer las cartas con el fin de disfrutar la estética que la compone, sin pretender encontrar alguna ideología por detrás.

En este caso, se pretende dar una lectura según las directrices que marca Lewis. Es decir, partiendo con la idea de que “los diablos” son figuras o personajes literarios únicamente, y que viene a simbolizar una realidad concreta, el contexto del autor. El infierno que viene a representar la burocracia-policía, el negocio sucio, en donde la lógica y método del sistema dominante es el descrédito, la degradación,

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