SOBRE ETICA Y MORAL POR MILLS
Enviado por fioress1804 • 15 de Enero de 2014 • 1.562 Palabras (7 Páginas) • 284 Visitas
El utilitarismo según John Stuart Mill
"I must again repeat what the assailants of utilitarianism seldom have the justice to acknowledge, that the happiness which forms the utilitarian standard of what is right in conduct is not the agent's own happiness but that of all concerned."
Para Mill, la ética es el arte de guiar la conducta a partir de ciertos principios generales de la acción. Esto es algo que, con mayor o menor dificultad, puede hacer toda persona que se halle en el uso pleno de sus facultades racionales. La moral de una persona, en cambio, es la nobleza de su carácter, y eso es algo que muy pocos seres humanos poseen. La nobleza de carácter podría no necesariamente hacer feliz a la persona que la posee, pero sin duda alguna es útil, porque hace felices a las demás personas que se vinculan con ella. En realidad, Mill reconoce que la Regla de Oro del utilitarismo, que podríamos frasear así: 'Trabaja por la felicidad de los demás', se retrotrae hasta las enseñanzas básicas de Jesús de Nazareth: "Haz al otro lo que quieras que te hagan a ti", o "ama a tu prójimo como a ti mismo".
En este contexto aparece el concepto de interés. La racionalidad práctica está gobernada, según Mill, por el principio del interés. Dentro del sistema moral del utilitarismo, este principio manda acercar el interés que todo individuo tiene por la felicidad y el placer propios al interés de la colectividad que se ve afectada por sus acciones. Puesto que la racionalidad práctica ya impone el principio del interés y la colectividad no es otra cosa que la suma de los intereses individuales de alcanzar la felicidad y el placer, la educación moral debe guiarse por la conjunción de ambos términos, es decir, debe asegurar que el principio del interés imponga en la mente de los individuos la asociación indisoluble entre la propia felicidad y el interés general. Si esta asociación se convierte en un hábito, el carácter del individuo se ennoblece en la medida en qe el impulso hacia su felicidad sólo pueda concretarse en la realización del bien común . Sobre la base de la constatación de que todos los seres humanos tienen como interés principal ser felices, cualquier acción emprendida en dirección de frustrar el interés ajeno será necesariamente una acción cuyas consecuencias minen las aspiraciones propias a la felicidad. Mediante una lógica simple se deduce que un agente de infelicidad será detectado por el entorno social como un enemigo detestable y, consecuentemente, se procurará neutralizarlo en sus posibilidades de acción. A partir de esta constatación, la razón práctica empírica descubre que un compromiso con la felicidad de los demás es la mejor garantía d la felicidad propia. Este es el sentido pragmático del principio de la utilidad.
Para Mill es importante destacar aquí la diferencia que existe entre reglas de la acción y motivos de la acción. Al parecer, los objetores del utilitarismo no prestaban suficiente tención a esta diferencia, y en su confusión solían creer que el asunto de la ética es juzgar las motivaciones de la acción. Según Mill, la ética no puede juzgar los motivos subjetivos que llevan a una persona a actuar de una manera u otra. La ética sólo se ocupa de establecer el deber y de señalar a través de qué método es posible saber cuál es el deber en cada caso.
Los motivos son para él los sentimientos de una persona respecto de sus acciones. Mill creía que el 99% de las acciones se llevan a cabo por motivos completamente ajenos al deber, y que no hay razón alguna por la que se deban objetar esos motivos, siempre y cuando no entren en contradicción con el deber de cuidar del interés general.
Como se puede ver, la diferencia entre intención y motivación que plantea Mill es que intención implica lo que uno quiere hacer, mientras que la motivación es el sentimiento que induce a querer hacer tal cosa. Mientras que la intención sí es determinante de la moralidad, la motivación no influye en absoluto. Esta sólo se toma en cuenta para juzgar el carácter del agente. Pero se comprendería mal la propuesta utilitarista si se asumiera que esta distinción entre juicios éticos y juicios morales está orientada a retener los primeros y deshacerse de los segundos. En realidad, a pesar de todas la diferenciaciones conceptuales que hace Mill, en el cuadro final lo que tenemos es un agente moral que debe ‘ser útil’; pero no ser útil al mundo o la sociedad, que son conceptos universales, sino a individuos concretos. La gran mayoría de acciones buenas se hacen con la intención de producir felicidad
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