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Santos U Homosexuales. Ensayo Para El Curso De Ética Profesional UPC


Enviado por   •  21 de Agosto de 2011  •  2.765 Palabras (12 Páginas)  •  1.082 Visitas

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Homosexuales o santos?

Es interesante como, en algunas ocasiones, simplemente no surgen ideas, la mente se queda en blanco o no se sabe que hacer. Este comportamiento puede tener dos posibles orígenes: simplemente no se sabe nada acerca del tema sobre el que se tiene que escribir o, como diría Kant, por la existencia de una pereza intelectual (típica de los “habitantes del mar del sur”). No podría afirmar cuál de las dos opciones es la que encaja a mi situación, si una falta de conocimiento o la preferencia de la ociosidad, del goce de realizar cosas divertidas exentas de responsabilidad.

Solo se que a, lo largo de la madrugada, me preguntaba a mi misma sin cesar: “¿Por qué no avanzas tu trabajo? ¿Por qué eres así?” y no conseguía respuesta. En esos precisos instantes, hacer cualquier cosa menos el trabajo, parecía la mejor opción. Hasta que, al final, cuando ya me daba cuenta que era imposible presentar el trabajo, la infelicidad y rabia llenaban mi ser. Mi accionar estaba completamente guiado por causas inadecuadas y, lamentablemente, mis experiencias pasadas no fueron suficientes como para aprender y mejorar.

Pero este ensayo poco tiene que ver con Spinoza o Montaigne. Aunque muchas de sus ideas, de alguna u otra forma, están plasmadas en las teorías de los otros autores que analizamos. Hume y Rorty versus Kant, esa es la consigna actual. El problema radicaba en lo siguiente: no encontraba un tema base del cual pueda desligar las ideas y conceptos más importantes de los tres autores (¿falta de conocimiento? ¿Ociosidad por no querer pensar un poco más? ). Lo irónico es que encontré el tema perfecto mientras me dejaba guiar por las causas inadecuadas.

A través de un blog, me enteré que el 17 de este mes (martes) fue el día internacional contra la homofobia. En este año en particular, el tema de la campaña es: “Curas que matan”. En clara alusión a los “tratamientos” que muchas personas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales son sometidos para curar sus “desviaciones”. Por otro lado, también se denuncian las políticas y leyes de algunos países que condenan la homosexualidad y las prácticas homosexuales con pena de cárcel, hasta con la muerte.

Es un tema amplio, rico en dilemas morales, situaciones incómodas, cientos de opiniones distintas. En otras palabras, el tema perfecto. Cabe resaltar, que la elección del tema fue previo a la lectura de “Ética para laicos” de Rorty. Donde me di con la grata sorpresa que, justamente, se habla explícitamente sobre ese tema.

Siendo el tema tan amplio, la pregunta es: ¿Por dónde comienzo? ¿Qué es lo que deseo lograr? ¿Refutar todas las opiniones que se tienen de la homosexualidad como una perversión? ¿Condenar la homofobia como algo desdeñable en todos los rincones del mundo? Tarea imposible. Pues, como dice Rorty, no se puede elegir una posición sobre otra o resolver una situación, a través de solo reflexiones filosóficas. Entonces, los objetivos serán muchos más modestos: simplemente, a la luz de las ideas de estos autores, explicar los efectos de la homofobia en las personas y posibles maneras de mejorar la realidad.

La homosexualidad durante centenares de años ha sido y, lamentablemente, sigue siendo visto como un acto pecaminoso, reprochable y carente de moral. En muchos lugares, es un tema tabú del que se habla poco o casi nada. He ahí un tema importante: la comunicación. Lo menos que se hable sobre el tema, mejor y si se habla, se utilizan eufemismos o hasta susurros sin razón (mi abuela – no la de las pasas - es una de estas personas). Si no se habla, si no es compartido, no es realidad ni verdad.

Sin embargo, en los últimos años, esta situación va cambiando, cada vez en más países. ¿Cuál es el punto en común entre todos ellos? Que el tema ya no era algo de lo que se hablaba poco, todo lo contrario. A la inversa de lo que muchos creen, mientras menos voces de lucha y descontento se escuchan, es cuando la opresión está al máximo. A más protestas, rebeliones existan es porque la opresión está perdiendo poder. Ya no existe el miedo para levantarse y defenderse.

Por ejemplo, en EE.UU. se sigue una ardua batalla por los derechos civiles homosexuales, especialmente el derecho al matrimonio. Poco a poco se consiguen pequeñas victorias mientras más gente se une a la causa. En el Perú estos temas recién entran a debate público, gracias a personajes como Jaime Bayli, pero todavía falta mucho trecho por recorrer.

Ahora, muchos de los países que han aceptado los derechos homosexuales, lo han hecho de una forma muy kantiana. Solo por medio de su legislación. Es una ley universal (dentro de los perímetros del estado) escrita que todos deben cumplir. No se aplican otros métodos de enseñanza (porque es enseñar que una persona homosexual no es diferente a otra heterosexual), simplemente se cree en la noción que con una ley escrita (una ley universal) basta para cambiar actitudes y comportamientos, ya que para eso tenemos la voluntad. Sin embargo, en la práctica, nos damos cuenta y, personalmente me cercioro, que los conceptos de Kant, en casi todas las situaciones, son obsoletos.

Veamos el caso de Sudáfrica, donde desde el 2006 existe una ley de aprobación del matrimonio homosexual. O sea, que existe un reconocimiento legal de los derechos civiles homosexuales. Si seguimos el planteamiento de Kant, con esto sería suficiente para que se considere a una persona homosexual como igual. Nada más alejado de la realidad (como todo lo que escribe Kant – creo que se nota una pequeña animadversión de mi parte hacia él). En todo Sudáfrica, en menos medida en Johannesburgo, la homofobia sigue latente y cada vez más alta. Los homosexuales no son vistos como personas, sino como errores y, en el caso de las lesbianas, estos errores se curan a través de violaciones correctivas. En otras palabras, las leyes no sirvieron para nada. Bravo por Kant y su filosofía fundamentalista.

Pensándolo, ¿Qué se puede esperar de un hombre que lo máximo que se alejó de su ciudad natal fueron 150 km? Que tenía un número de personas determinadas a las cuales invitar a su casa, que tenía cronometrado, minuto a minuto, cada paso de su vida. Aquí radica la gran diferencia de Kant con Hume y Rorty. Mientras que el primero creía firmemente que la moral era una cuestión individual de razonamiento y deber, los segundos creían que la moral estaba íntimamente ligada con la vida en sociedad, la comunicación y los sentimientos.

Entonces, ¿Cuáles serían otros métodos para cambiar actitudes y comportamientos? Pues muy sencillo, lo propuesto por Hume y por Rorty. Como ya se mencionó anteriormente, los dos autores concuerdan que el hombre no es un ser aislado, sino social. Obviamente, si se desea un cambio, este no tiene que comenzar y terminar

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