Según John Stuart Mill, con respecto a los placeres, la calidad es preferible a la cantidad
Enviado por apinal • 17 de Marzo de 2015 • Informe • 367 Palabras (2 Páginas) • 910 Visitas
Por su parte, John Stuart Mill, consideró que no sólo era importante la cantidad, sino más
fundamentalmente la calidad. Así, John Stuart Mill afirmó que, en tanto que los humanos poseemos
otras facultades que nos diferencian de los animales, como la inteligencia y la voluntad libre,
entonces es posible que el ser humano pueda satisfacerse y obtener mayor felicidad con placeres
superiores a los de la mera satisfacción de las necesidades básicas.
En este sentido, Mill afirmaba que una persona cultivada en la música, preferiría asistir a un
concierto de Mozart antes que a un banquete cuyo único objetivo sea llenarse de comida. Por
consiguiente, según John Stuart Mill, con respecto a los placeres, la calidad es preferible a la
cantidad.
También es cierto, y Mill lo reconoce, que cuanto más cultivada sea una persona, si bien puede
tener un disfrute mayor, sus sufrimientos también serán mayores, ya que su sensibilidad será mucho
más fina. Así, por ejemplo, si esta persona causa algún daño o perjuicio a los demás, lo sentirá
mucho más que otros, o sufrirá mucho más al contemplar las desgracias ajenas.
Sin embargo, afirmará Mill, que quien haya desarrollado sus capacidades superiores sabe que:
«Más vale ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho; es mejor ser un Sócrates insatisfecho
que un tonto satisfecho. Y si el tonto o el cerdo son de distinta opinión, es porque sólo conocen su
propio lado de la cuestión».
Con tal sentencia, John Stuart Mill nos muestra la superioridad de los placeres espirituales sobre
los materiales. Y es que, según Mill, cuanto más educada, cultivada y desarrollada esté una persona,
más nobles y elevados serán sus intereses. Y añade que llegará un momento que para tal persona
cultivada su máximo placer lo encontrará en promover el bienestar de los demás.
Por eso, para John Stuart Mill, la máxima virtud de la moral utilitarista es el altruismo, el cual
consiste en sacrificar el propio placer para el bien de los demás. Y es que es en esto en lo que el
altruista, según Mill, encuentra su máximo placer.
Así la sociedad utilitarista será, por tanto, aquella que, mediante la educación, tienda a conseguir
que todos los individuos tengan la necesidad de mejorar el bien general, es decir, que el motivo
habitual de sus acciones sea siempre la utilidad y la felicidad de la humanidad entera.
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