Seminario Kierkegaard de Pensamiento Contemporáneo

Comentario de texto: Temor y Temblor (Sören Kierkegaard)

“Pero una vez que han regresado todas [las palomas, que equivalen a los pensamientos], y todas resultan ser mensajeros del dolor, y le advierten de la imposibilidad, permanece tranquilo, las despide de nuevo, y, ya una vez solo, emprende su movimiento.

Pero debo aclarar que únicamente cuando se realiza con normalidad el movimiento puede tener sentido ese acto.”

En este fragmento de la obra podemos observar una metáfora en la que el filósofo pretende explicar la psicología de la fe (que desarrolla también en otras de sus obras) hacia Dios a través de la experiencia de un amor más físico. Si bien este fragmento no muestra literalmente lo que está intentando explicar Kierkegaard, sí que simboliza el “salto hacia la fe” mediante un ejemplo que creo que es mucho más fácil de entender que cualquier otra explicación más filosófica.

Personalmente, creo que utilizar como ejemplo una experiencia amorosa es muy efectivo ya que la mayoría de personas han debido pasar por algo parecido. Además, también es cierto que muchas personas o muchas novelas han llegado a idealizar a la persona amada hasta el punto de asemejarla a una divinidad. Por una parte, es posible que parezca un tanto injusto comparar la elevada filosofía del autor con un ejemplo tan llano, pero a veces se debe empezar por lo más simple para ir profundizando en el tema.

Esta cita en concreto muestra el paso del primer movimiento al segundo (del finito al infinito, de lo general a lo individual, de lo moral a la fe) dentro de la evolución del creyente: se enamora hasta las trancas, pero encuentra trabas en su amor (dolor y angustia) y cuando las acepta consigue avanzar él solo en su camino hacia el segundo movimiento.

Como se observa en el fragmento que estamos analizando, el dolor siempre llega y es tarea del enamorado aceptarlo y creer en él (tanto en el ejemplo del caballero que se enamora de la princesa como en cuánto al amor y la fe hacia Dios se refiere). Es decir, tal y como afirma el propio autor: “más allá de los límites de la fe se encuentra el temor”. Cuando el sujeto, como explica Kierkegaar, se despide y emprende solo el movimiento, es cuando surgen el temor y la angustia; y a la vez este es el momento en el que se resigna y acaba demotrando su verdadera fe.

Abraham alcanza a ser “caballero de la fe”. Este es el estadio definitivo en el que el individuo no sólo renuncia a todo porque cree en ello, sino que además cree que Dios acabará devolviéndoselo (no por ningún motivo concreto, sino por una fe ciega e irracional a la que el filósofo llamará “la fuerza de lo absurdo”), ya que confía en que para Dios todo es posible. Es decir, este movimiento final se basa en la entrega confiada a lo absurdo. Esto lo demuestra el autor de nuevo mediante el ejemplo de Abraham, que tenía absoluta fe en que Dios no le arrebataría a Isaac para siempre (esta fe es lo que le diferenció de ser un asesino y matar a su propio hijo).

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